Con sus playas doradas y de aguas cristalinas, bellos pueblos y una gran riqueza natural, Cádiz es uno de los destinos más visitados de nuestro país. Esta región no deja indiferente a nadie, pues gracias a todos sus encantos es lo más parecido al paraíso, sobre todo en verano, cuando sus extensos arenales enamoran a cualquier viajero que se acerque. Su litoral, conocido como la Costa de la Luz, es un referente turístico gracias a su amplia variedad, donde destaca la gran oferta hotelera, su rica gastronomía y sus chiringuitos a pie de playa.
De este modo, en la visita a Cádiz no pueden faltar sus impresionantes playas, las cuales algunas están consideradas de las mejores de España. De todas ellos, hoy queremos destacar unas en especial, ya que cuentan con una belleza única y difícil de olvidar. Este es el caso de las calas de Roche, las cuales se sitúan en la zona norte de Conil, entre el puerto pesquero y el faro, y la exclusiva urbanización de Roche.
Se trata de un paraje natural increíble enclavado entre imponentes acantilados de color rojizo que se extiende desde la Playa de la Fuente del Gallo hasta la Torre del Puerco, a lo largo de unos cuatro kilómetros de litoral. Cada cala tiene su propio nombre y particularidades y son un total de siete las que conforman este conjunto: Cala del Faro, Cala Tío Juan Medina, Cala del Pato, Cala Enebro, Cala del Frailecillo, Cala del Aspero y Cala Encendida. Aunque todas comparten la misma esencia, cada una ofrece una experiencia diferente en términos de tamaño, acceso y nivel de privacidad.
Un paraíso entre acantilados
Las calas de Roche, también conocidas como las de Poniente, son una opción ideal cuando se levanta el viento de Levante. Gracias a su naturaleza y paisaje acantilado, se encuentran cobijadas bajo las paredes rocosas, permitiendo el baño durante esta época. A su vez, todas ellas se encuentran comunicadas entre sí cuando baja la marea, ofreciendo un paraje virgen que atrae a infinidad de viajeros. Su acceso se debe hacer a pie a través de un camino preparado con barandillas y escaleras, facilitando así el camino.
Así, para llegar a ellas se debe seguir la carretera CA-4202, en la que desde la zona del Faro hasta la urbanización hay habilitados en total cuatro parkings. Desde ellos, el paseo a través de los acantilados es una experiencia única, sobre todo si se hace a primera hora de la mañana o durante el atardecer. El terreno permite conectar con la naturaleza de una forma excepcional, donde el agua turquesa combina a la perfección con los tonos rojizos de la roca.
Así, uno de los aspectos que más atrae a los visitantes de las Calas de Roche es su estado de conservación. Gracias a su ubicación algo apartada y la falta de grandes desarrollos turísticos en la zona, las calas han logrado mantener un entorno natural relativamente intacto. Igualmente, los acantilados que rodean las calas no solo brindan protección contra el viento, sino que también son hogar de una rica biodiversidad.
Cómo llegar
Desde Cádiz, el viaje es de alrededor de 45 minutos por las carreteras CA-33 y A-48. Por su parte, desde Jerez de la Frontera el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora por las vías A-4 y A-48.