En toda la península se pueden descubrir pueblos que son auténticos tesoros. Y a tan solo una hora y media de la capital española se encuentra la villa medieval mejor conservada del país, que desde 2014 forma parte de de la Asociación de Los Pueblos Más Bonitos de España y desde 2019 es el Pueblo Más Bello de Castilla y León. Se trata de la Villa de Pedraza, un municipio de la provincia de Segovia con apenas 358 habitantes (según datos de 2023).
Pedraza es una encantadora villa medieval con calles empedradas que guarda numerosos secretos históricos. Declarada Conjunto Monumental en 1951, destaca por su imponente castillo y la Plaza Mayor, una de las más hermosas de Segovia. La Calle Real, principal arteria del pueblo, conecta el castillo con la plaza y está flanqueada por casas blasonadas como la Casa de Pilatos, un caserón del siglo XVI que perteneció a la familia Ladrón de Guevara.
La iglesia de San Juan Bautista, con elementos románicos y barrocos, y la Cárcel de la Villa, un edificio medieval que muestra la vida carcelaria de la época, son otros puntos de interés. Además, el castillo, restaurado por el pintor Ignacio Zuloaga, alberga hoy un museo dedicado a su obra. Otros sitios notables incluyen el arco de entrada a la villa, la ermita de San Pedro y la Casa de la Inquisición.
Entre las actividades del pueblo, además de sus fiestas patronales en honor a la Virgen de Carrascal, que tienen lugar del 6 al 12 de Septiembre, se encuentran sus excepcionales rutas para hacer senderismo o paseos en bicicleta, como la de El Chorro de Navafría (que parte del área recreativa El Chorro, en el que hay unas piscinas naturales que son alimentadas por el agua del Río Cega) o la Ruta Dehesilla Vieja y de la Tierra de Pedraza, de unos 25 kilómetros, entre otras.
Sus inicios prehistóricos
La historia de Pedraza se remonta hasta la prehistoria, ya que cuenta con signos de asentamientos tempranos en los valles del río Cega, y evidencia de población celtibérica desde el siglo IV a.C. Durante la Edad Media, tras la Reconquista en el siglo XI, Pedraza se consolidó como una comunidad autogobernada dentro de Castilla.
En el siglo XV, la villa pasó a manos de la poderosa Casa de Velasco, marcando su época de mayor esplendor en los siglos XVI y XVII, gracias a la prosperidad de la ganadería ovina. Sin embargo, en el siglo XVIII, comenzó un declive que se agravó en el XIX, con la crisis ganadera y la abolición de los señoríos.
La despoblación rural del siglo XX dejó muchas casas en ruinas, pero a partir de los años sesenta, la compra y restauración de estas propiedades por parte de urbanitas impulsó la revitalización de la villa. Este renacimiento fue reconocido en 1996 por la Fundación Europa Nostra, que destacó la rehabilitación respetuosa de sus antiguos edificios.
Su gastronomía: especial atención al cochinillo
Pedraza se enorgullece de su cocina tradicional, donde el cordero lechal y el cochinillo asados en horno de leña son los protagonistas, normalmente acompañados de frescas ensaladas de la huerta.
Aunque la oferta es variada, siempre se priorizan los productos locales, como los sabrosos judiones de La Granja y carnes de primera calidad. Los restaurantes de la villa destacan por ofrecer materias primas excepcionales, garantizando alimentos de origen local de los mejores productores.
Además, Pedraza deleita con una rica selección de dulces artesanales, como el ponche segoviano, soplillos, mantecados y tejas de almendra.