Uno de los monumentos más bonitos de Madrid: la noria del siglo XVIII pegada a un acueducto que se puede visitar

Aranjuez es una tierra de reyes. Felipe II, su fundador, lo nombró en 1560 uno de los Reales Sitios de la monarquía española, sin embargo, su gran apogeo como Sitio Real llegó en el siglo XVIII bajo la dinastía de los Borbones. Poco a poco su fisionomía se fue transformando hasta convertirse en algo totalmente distinto a lo que un día proyectó su creador. A él se le deben los desmontes, los trazados de avenidas y plazas ajardinadas, y sobre todo, las canalizaciones para el regadío que convirtieron el lugar en el vergel que es hoy el Sitio de Aranjuez.

Esta ciudad, declarada por la UNESCO Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad, tiene una estrecha relación con el agua. El gran artífice de su paisaje es el caudal de los ríos. El Tajo y su afluente, Jarama, han tallado el valle de Aranjuez. La historia de esta localidad está ligada a la presencia constante y viva del agua, en la tradición de su uso inteligente, perfeccionado y enriquecido durante generaciones. Una lucha constante por dominar, contener, cruzar y navegar sus ríos. En sus huertas y jardines todavía podemos encontrar diques y malecones contra las avenidas, huellas de antiguos recorridos fluviales.

A sólo cuatro kilómetros de esta ciudad, con una relación tan especial con el agua, se encuentra una espectacular obra de ingeniería hidrológica: la Azuda de La Montaña. Una impresionante planta hidráulica de madera cuya construcción data del siglo XVI. Aunque sólo se cuenta con documentación de este ingenio desde finales del siglo XVIII, cuando fue reformada y sustituida por una de hierro. Esta noria se utilizaba para regar las huertas de la finca de La Montaña con agua del canal Caz del Embocador por medio de un acueducto de impresionantes dimensiones (87 metros de longitud) construido en ladrillo y sujetado por doce arcos de medio punto.

La noria se componía de una gran rueda de madera, de casi 15 metros de diámetro, montada en una estructura metálica de 12 radios y 48 cangilones, con una capacidad de 44,2 litros cada uno en estático y 55 en movimiento. La velocidad de la azuda es de una vuelta completa cada minuto.

Estuvo en servicio hasta 1927, pero con la introducción del riego a motor perdió su utilidad y, lamentablemente, fue abandonada, llegando incluso a un gran estado de deterioro. En el año 2013, el Ayuntamiento de Aranjuez y la Confederación Hidrográfica del Tajo llegaron a un acuerdo y fue rehabilitada tanto a nivel monumental, como recuperando su función tradicional de regadío. Con ella, el entorno también se rescató gracias a la construcción de un parque-jardín con juegos hidráulicos.

Para llegar a Aranjuez desde Madrid en coche, tendremos que coger la A-4 y recorrerla durante 49,3 kilómetros, unos 47 minutos. En el caso de que no dispongamos de vehículo, podemos coger la línea de tren C3, que tiene paradas en Atocha, Sol, Nuevos Ministerios y Chamartín. La línea 1 de la compañía de autobuses SAMAR también nos llevará a este municipio.