El ‘Palacio Sumergido’: el tesoro oculto de Estambul que se ubica en sus profundidades y está lleno de leyendas y misterios

Este monumento cuenta con más de mil años de historia y constituye uno de los espacios más singulares del país

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Cisterna Basílica de Estambul, en
Cisterna Basílica de Estambul, en Turquía (Shutterstock España).

Estambul es una ciudad que despierta todos los sentidos. Antiguamente conocida como Bizancio y Constantinopla, esta metrópoli turca es un crisol de civilizaciones que han dejado huellas imborrables en su arquitectura y tradiciones. Uno de los principales atractivos es su monumental mezquita de Santa Sofía, una estructura que ha sido basílica, mezquita y ahora museo, emblemática por su deslumbrante cúpula y mosaicos dorados. Además, El Cuerno de Oro y el Bósforo dividen la ciudad entre sus partes europea y asiática, proporcionándole un carácter cosmopolita único.

Los paseos en cruceros por el Bósforo permiten admirar las mansiones otomanas y los palacetes modernos que se alinean en las orillas. Pero entre todos sus encantos destaca también uno muy especial y que, quizá, es menos conocido. Este se encuentra en las profundidades de la ciudad y se le conoce como la Cisterna Basílica, qué es popularmente llamada el ‘Palacio Sumergido’. Se trata de la cisterna más grande de las 60 construidas bajo la ciudad durante la época bizantina.

Una joya subterránea

La Cisterna Basílica, situada a apenas 100 metros al sudoeste de la icónica iglesia de Santa Sofía, se encuentra en la histórica península de Sarayburnu en Estambul. Este impresionante depósito subterráneo recibe su nombre de una basílica que antaño se erigía en ese lugar, pero que hoy ha desaparecido sin dejar rastro. Además, es una de las muchas cisternas construidas en la ciudad que actuaban como depósitos de agua, fundamentales para la supervivencia en tiempos de asedio.

Su construcción data del periodo del emperador Justiniano I (527-565) y su propósito principal era abastecer de agua al Palacio Bizantino. Para lograrlo, se utilizaron los acueductos de Valente y Adriano, que canalizaban el agua desde los Bosques de Belgrado, situados a unos 20 kilómetros de la ciudad. Estos acueductos eran una hazaña de la ingeniería romana y bizantina, capaces de transportar grandes volúmenes de agua necesarias para una metrópoli en expansión.

Cisterna Basílica de Estambul, en
Cisterna Basílica de Estambul, en Turquía (Getty).

En cuanto a su tamaño, la cisterna mide 140 metros de largo por 70 metros de ancho y, según datos de Civitatis, tenía la capacidad de albergar hasta 100.000 metros cúbicos de agua. La superficie total de la cisterna es de 9.800 metros cuadrados, sostenida por un bosque de 336 columnas, cada una de las cuales mide nueve metros de altura. Las columnas presentan una mezcla de estilos arquitectónicos: 98 de ellas están adornadas con cabezas corintias, mientras que otras siguen el estilo dórico.

Aunque si por algo destaca este monumento es por su atmósfera casi mágica, creada por la iluminación tenue y el reflejo del agua en las robustas columnas. Entre sus tesoros ocultos se encuentran también dos bases de columnas con las cabezas de Medusa, cuyo origen y propósito siguen siendo un enigma histórico. Estas cabezas han capturado la imaginación de visitantes y estudiosos a lo largo de los siglos, añadiendo un aura de misterio a este antiguo depósito de agua.

Las cabezas de Medusa

A pesar de que no se sabe el origen de estos elementos, existen varias teorías. La más aceptada es que se pusieron ahí por fines prácticos, para ser usadas como base de las columnas, sin embargo, existen otras que dejan volar un poco la imaginación. En la mitología griega, Medusa es una de las tres gorgonas, criaturas dotadas de poderes aterradores y un origen divino que las convierte en figuras tanto de terror como de protección. Medusa, en particular, era conocida por su capacidad de transformar en piedra a quienes se atrevieran a mirarla directamente a los ojos.

Este poder petrificante ha dado lugar a numerosas leyendas, incluyendo la creencia de que las cabezas de Medusa fueron usadas con fines protectores, como es el caso en la Cisterna Basílica de Estambul, tal y como explican desde el portal web de este monumento. Dos de estas enigmáticas cabezas de Medusa se encuentran allí, agregando un aura de misterio y misticismo al lugar.

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Cisterna Basílica de Estambul, en Turquía (Getty).

Entre las 336 columnas que sostienen este impresionante espacio subterráneo, una en particular ha capturado la atención de lugareños y turistas: la llamada columna de las lágrimas. Este nombre se debe a las marcas de humedad que parecen lágrimas deslizándose por su superficie. La columna no solo es famosa por su singular apariencia, sino también por la creencia de que puede atraer buena fortuna.

Se cuenta que aquellos que deseen ver cumplidos sus deseos deben superar una peculiar prueba de habilidad. Esta consiste en introducir el dedo pulgar en el agujero de la columna y realizar un giro completo de 360 grados con la mano sin sacarla. Si se logra esta hazaña, se dice que el deseo formulado será concedido, convirtiendo la columna de las lágrimas en un punto de atracción para visitantes esperanzados.

El castillo de Madrid que está en plena ciudad y en mitad de un parque: se puede visitar y es gratuito.

Cómo visitarla: horario y precios

Para aquellos interesados en explorar el “Palacio Sumergido” de Estambul, la visita a la Cisterna Basílica ofrece una experiencia única e inolvidable. El precio de la entrada para visitantes extranjeros es de 16 euros, una tarifa que permite acceder a este magnífico sitio histórico y sumergirse en su atmósfera mística.

El horario de apertura de la cisterna es de 09:00 a 19:00 horas, todos los días de la semana, lo que brinda a los turistas la flexibilidad de planificar su visita según sus preferencias y horarios. Para garantizar una entrada fluida y sin contratiempos, es necesario realizar una reserva online a través de la página web oficial de la cisterna (yerebatansarnici.com).

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