El pueblo medieval de Navarra que es uno de los más bonitos de España: una iglesia-fortaleza a más de 800 metros de altura

Esta villa es una de las joyas de la región gracias a su arquitectura y sus bellos monumentos. Además, su rica gastronomía y entorno natural terminan por completar un destino imperdible en la región

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Ujué, en Navarra (Shutterstock).
Ujué, en Navarra (Shutterstock).

Bajo el abrigo de la sierra que lleva su nombre, Ujué se alza como un rincón mágico en el corazón de Navarra. Esta villa medieval descubre a través de sus calles un conjunto monumental que transporta a épocas pasadas, donde los caballeros y la piedra eran los principales protagonistas. A su vez, su enclave privilegiado le ha otorgado una importancia histórica gracias a que, desde sus más de 800 metros de altura, domina toda la sierra y el entorno circundante.

Gracias a todos estos encantos, Ujué se convierte en un destino imperdible dentro de la comarca de Tafalla. Tanto es así, que es considerado como uno de los pueblos más bonitos de España, de hecho, forma parte de la prestigiosa lista que así lo atestigua. De todo su conjunto monumental destaca la iglesia-fortaleza de Santa María, la cual se incrusta en la parte más alta de la villa, y su laberíntico casco antiguo, el cual sorprende en cada rincón gracias a su arquitectura tradicional.

La leyenda de Ujué

El origen de Ujué se puede situar en tiempos prerromanos, pues las primeras evidencias de asentamientos en la zona sugieren que fue un lugar de residencia para los vascones, antiguos habitantes de esta región. Sin embargo, como todo pueblo histórico, Ujué cuenta con una leyenda en torno a su creación. Esta cuenta como un pastor, mientras recorría los montes de Ujué, observó a una paloma que entraba y salía de un agujero en la roca. Intrigado, decidió acercarse para investigar y, al asomarse al interior del hueco, descubrió una imagen de Santa María.

Iglesia-fortaleza de Santa María en Ujué, Navarra (Shutterstock).
Iglesia-fortaleza de Santa María en Ujué, Navarra (Shutterstock).

Este acontecimiento atrajo rápidamente la atención de los lugareños, quienes empezaron a congregarse en el lugar, aumentando así la devoción popular en torno a la figura de la Virgen. Sin embargo, más allá de la leyenda, las primeras crónicas que mencionan este enclave destacan su importancia como fortaleza defensiva durante las incursiones árabes.

La estratégica ubicación de Ujué, en lo alto de una colina, proporcionaba una vista expansiva del terreno circundante, convirtiéndolo en un punto clave para el control y la defensa del territorio. No sería hasta el siglo XII cuando comienza a mencionarse de manera formal a Santa María de Uxua, y más tarde Ujué, el cual comenzó a consolidarse como un pueblo bajo la protección del primer rey de Navarra.

La iglesia-fortaleza de Santa María

Este templo es sin duda el principal atractivo de Ujué. Declarado Monumento Nacional, se incrusta en lo alto del pueblo y fue construida en el siglo XI sobre los restos de una iglesia románica por petición de Sancho Ramírez (1076- 1094). Sin embargo, años después, durante los reinados de Carlos II el Malo y su hijo, Carlos III el Noble, la iglesia sufrió diversas ampliaciones, como fue una amplia nave central proyectada en estilo gótico. A esto se le sumó un sistema de fortificación para proteger el santuario y sus reliquias, manteniendo de la parte románica la cabecera en tres tramos con triple ábside semicircular, así como una torre adosada al muro sur.

De este modo, siguiendo el camino de ronda, se pueden contemplar la iglesia y sus torres almenadas y una galería abierta en la fachada sur. Igualmente, otro de los elementos destacadas son sus tres ábsides románicos, donde el central conserva interesantes arcos románicos. Por si fuera poco, su portada gótica es una de las mejores decoradas de Navarra, por no hablar de su interior, donde se puede apreciar una notable separación de estilos.

Iglesia-fortaleza de Santa María en Ujué, Navarra (Shutterstock).
Iglesia-fortaleza de Santa María en Ujué, Navarra (Shutterstock).

Cabe destacar también su ábside central, donde se encuentra “la imagen de Santa Maria de Ujué, un bello ejemplo de la imaginería del románico, datada en el año 1190 y que en el siglo XIV, Carlos II ordenó forrar de plata. A su lado reposa el corazón de este monarca navarro por orden expresa que dejó escrita en su último testamento de 1385″, detallan desde el portal web de turismo de la villa.

Un paseo por Ujué

Más allá de la iglesia, caminar por las empedradas y serpenteantes calles de Ujué es una experiencia única. Las casas medievales, muchas de ellas construidas en piedra y conservadas de manera impecable, ofrecen una visión auténtica de la arquitectura tradicional de la región. Estos callejones, además de ser una delicia para los amantes de la historia, ofrecen sorprendentes vistas sobre los valles y montañas circundantes. A través de ellos, el viajero puede descubrir puntos tan singulares como la plaza de la Pilarraña, la cual se enclava en la parte baja del pueblo.

Igualmente, otros de los puntos imperdibles son la Plaza Mayor y la Plaza Municipal, donde se puede contemplar el Portal, un pasadizo que comunica una con otra y que se dice que era parte de la muralla original del pueblo. Otro de los atractivos de Ujué es su gastronomía. El municipio es famoso por las migas de pastor, un plato tradicional que se elabora con pan, ajo, pimientos y diversos aderezos. Este manjar se sirve en muchos de los pequeños restaurantes y tabernas del lugar, donde se puede degustar también el vino local, producto de los viñedos de la zona.

Ujué, Navarra (Shutterstock).
Ujué, Navarra (Shutterstock).

Cada primavera, Ujué celebra la Fiesta de las Migas, un evento que congrega a visitantes de toda Navarra y de otras partes de España. Pero esto no se queda aquí, pues Ujué también es un destino maravilloso para los amantes de la naturaleza. El entono que lo rodea cuenta con diversas rutas y caminos que permiten explorar los alrededores, ofreciendo un contacto directo con la flora y fauna de la región. El paisaje, marcado por extensas áreas de cultivo, viñedos y montes bajos, cambia de color con las estaciones, ofreciendo siempre una postal distinta y espectacular.

Cómo llegar

Desde Pamplona, el viaje es de alrededor de 50 minutos por la carretera AP-15 (hay peajes). Por su parte, desde Zaragoza el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 45 minutos por las vías AP-68 y AP-15 (hay peajes).

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