El increíble lago verde dentro del cráter de un volcán

Pensar en Lanzarote es imaginarse volcanes, campos de lava, tierras negras y rojizas que contrastan con las típicas viviendas blancas, el azul del mar y el celeste del cielo. El paisaje de la más oriental de las Islas Canarias alterna austeras montañas con increíbles playas de arena blanca y dorada coronadas por frondosos palmerales. Un lugar donde se combina lo mejor de los dos mundos (como cantaría Hannah Montana): lujosos hoteles y bungalows con casas rurales y villas costeras.

Esta isla Reserva de la Biosfera ofrece un clima cálido durante todo el año, por lo que cualquier estación es idónea para visitarla. Lanzarote ha conseguido un desarrollo turístico sostenible, en gran medida, gracias al trabajo del artista César Manrique, quien supo transmitir el amor y el respeto por la isla. Una tierra que sirve como ejemplo de equilibrio entre turismo, arte y naturaleza.

Los paisajes volcánicos se extienden a lo largo de todo el territorio, pero también hay cabida para las playas paradisíacas de arenas doradas y aguas cristalinas turquesas. En definitiva, Lanzarote cuenta con opciones de baño para todos los gustos: arenales refugiados del oleaje y las corrientes, piscinas naturales formadas al abrigo de las lenguas de lava que llegaron al mar tras las erupciones, playas con potentes olas, pequeñas calas escondidas para los amantes de la tranquilidad o animados puertos deportivos con servicios de ocio.

Si hay algo que marca la identidad de la isla, al igual que la de sus seis hermanas, son los paisajes volcánicos. Una imagen áspera, contundente, salvaje, cambiante entre las tonalidades rojizas y naranjas y los ocres, pardos y negros. El volcanismo se manifiesta en cualquier rincón, en la costa, en los campos de cultivo o en los pueblos del interior. Aunque puede que uno de los más especiales sea el Charco de los Clicos.

En la costa oeste de Lanzarote, cerca de Yaiza, encontramos otro escenario de contrastes donde el cráter de un antiguo volcán se sumerge en el océano Atlántico, creando un lago, El Charco de los Clicos o Laguna de los Clicos, conocido por los ‘El Lago Verde’ por el color de su agua. Un verde que se combina con la arena negra de playa de ‘El Golfo’ situada apenas a 100 metros del lago. Ese tono tan peculiar de la laguna se lo dotan las algas que alberga en su interior que producen clorofila.

Las mejores vistas de este enclave se obtienen desde el mirador de El Golfo, sobre todo, durante las últimas horas del día, cuando la calma y el silencio reinan en el ambiente. Un camino que desciende del aparcamiento y el mirador hasta la playa permite disfrutar del espectáculo visual que el Charco de los Clicos ofrece. Fue declarado reserva natural, por lo que el baño está prohibido al encontrarse dentro del Parque Natural de los Volcanes. Tuvo que ser rehabilitado para recuperar su tamaño original porque una berma de arena lo estaba amenazando.

Para acceder al Mirador de la Laguna de los Clicos hay que dejar el vehículo en un aparcamiento en la carretera LZ-703, justo a la entrada del pueblo de El Golfo. Después, hay que recorrer un sendero fácil de unos 50 metros.