La joya natural escondida de Francia: una bonita cala incrustada entre acantilados y a la que solo se llega a pie o en barco

Esta cala se incrusta en mitad de un parque natural, conformando uno de los mayores destinos naturales del país galo

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Calanque d'En Vau, en Francia (Shutterstock).
Calanque d'En Vau, en Francia (Shutterstock).

El Parque Nacional de las Calanques, entre Marsella y Cassis, es uno de los mayores tesoros naturales del sur de Francia. Este enclave, cuenta con rincones mágicos que transportan al viajero al mismísimo paraíso, convirtiéndose en lugares imperdibles si se visita la región. Así, el calanque d’En Vau emerge como una joya natural gracias a su estrecho fiordo mediterráneo, caracterizado por sus imponentes acantilados y aguas cristalinas, ofreciendo un espectáculo visual que combina la majestuosidad de la naturaleza con la tranquilidad de un entorno aislado.

En este sentido, el calanque d’En Vau forma parte de una serie de calas, conocidas como calanques, que se extienden a lo largo de la costa sur de Francia. Estas formaciones geológicas, creadas por la erosión del agua en la roca caliza, crean paisajes de una belleza incomparable, que en el caso de este arenal, se caracterizan por sus altos acantilados que alcanzan hasta 300 metros de altura y su estrecha playa de guijarros.

El acceso a pie o en barco

Lo que hace de este lugar un rincón único es su paisaje virgen y salvaje. Así, acceder él requiere recorrer un camino de más de una hora, cubriendo aproximadamente tres kilómetros y medio en un sendero que serpentea a través de paisajes naturales exuberantes, ofreciendo vistas panorámicas del Mediterráneo y de las otras calanques que salpican la costa. Este recorrido, que parte desde la calanque de Port-Miou, es algo exigente, aunque recompensa a los excursionistas con la primera vista de las aguas cristalinas y la imponente estructura geológica de la cala, enmarcada por escarpadas paredes rocosas.

Calanque d'En Vau, en Francia (Shutterstock).
Calanque d'En Vau, en Francia (Shutterstock).

Así, la playa está encajonada entre dos enormes acantilados de caliza que se alzan majestuosamente, creando un escenario de postal. Estas formaciones rocosas han sido esculpidas por siglos de erosión, dando lugar a uno de los paisajes más impresionantes del sur de Francia. La cala, con su estrecha franja de playa de guijarros y su mar de un azul profundo, ofrece un contraste visual que maravilla a todos los visitantes.

Otra alternativa es seguir la senda que parte desde el parking de La Gardiole y que se extiende a lo largo de más de cuatro kilómetros. Este recorrido es mucho más sencillo que el anterior, pero no ofrece las magníficas vistas del entorno, ya que es menos empinado. A su vez, cabe destacar que esta zona de aparcamiento permanece cerrada durante el verano para evitar los incendios. Por otro lado, el acceso en barco permite disfrutar de otra perspectiva de la cala, pues se puede navegar a través de los diferentes acantilados en una experiencia única para los sentidos.

Por su parte, la biodiversidad de Calanque d’En Vau es notable. La vegetación que se encuentra aquí es típica de la región mediterránea, con especies como el pino carrasco, el romero y la lavanda. En cuanto a la fauna, las calanques albergan una variedad de especies animales. Entre las aves, destacan el halcón peregrino y el águila pescadora, que encuentran en los altos acantilados un hábitat ideal para anidar. Aunque si por algo destaca este enclave es por su fondo marino, pues es un espacio ideal para bucear.

Cómo llegar

Desde Marsella, el viaje es de alrededor de 1 hora y 25 minutos por la carretera Tun. Prado-Carénage. Por su parte, desde Tolon el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 50 minutos por la vía A50.

La impresionante playa de Francia a 30 minutos de España en la que veraneaba una emperatriz y es perfecta para el surf.
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