El impresionante lago situado sobre un cráter volcánico en las Azores: calderas humeantes, una ermita y rutas de senderismo

Este enclave es uno de los más bonitos de la isla de San Miguel y un destino imperdible para los amantes de la naturaleza. Además, permite descubrir y conocer la geología de la isla

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Lago das Furnas, en la isla de San Miguel, Azores (Shutterstock).
Lago das Furnas, en la isla de San Miguel, Azores (Shutterstock).

Con paisajes de ensueño, playas exóticas y monumentos naturales que dejan con la boca abierta, las islas Azores emergen como un destino que se debe visitar una vez en la vida. Esto es gracias a sus características únicas, pues gracias a su orografía singular marcada por la roca volcánica, transportan al viajero al auténtico paraíso. En este sentido, en la isla de San Miguel se ubica uno de los puntos turísticos más destacados de las Azores, un impresionante lago que es único en el mundo.

Estamos hablando del lago das Furnas, una joya natural rodeada por un paisaje exuberante y verdoso que es conocida tanto por su riqueza ecológica como por sus manifestaciones volcánicas. De hecho, se trata de una laguna situada dentro del cráter del antiguo volcán das Furnas, el cual tuvo su última erupción hace unos 1.100 años. El cráter, ahora inactivo, ha dado lugar a un ecosistema diverso y a una serie de actividades geotérmicas que aún se pueden observar y atraen a infinidad de curiosos y turistas.

Las Calderas das Furnas

Caldeiras das Furnas, en la isla de San Miguel, Azores (Shutterstock).
Caldeiras das Furnas, en la isla de San Miguel, Azores (Shutterstock).

El lago das Furnas tiene aproximadamente dos kilómetros de largo, 1,5 kilómetros de ancho, y una profundidad que varía entre 10 y 12 metros. Sin embargo, más allá de sus notables dimensiones, uno de sus principales atractivos son la presencia de fumarolas y fuentes termales. En las cercanías del lago, especialmente en el área conocida como “Caldeiras das Furnas”, los visitantes pueden ver y oler las emanaciones de vapor y gases sulfúricos. De hecho, existe un sendero que recorre todas estas formaciones, siendo uno de los mayores encantos gracias, además, a que en estas caldeiras es donde se hace el famoso ‘Cozido das Furnas’.

Este recorrido a través de pasarelas de madera discurre por estas calderas de agua y fumarolas, permitiendo disfrutar y conocer la actividad geológica de la isla. Estos fenómenos se originaron tras la erupción del volcán de Furnas, cuando la parte superior del cono entró en colapso y con el paso del tiempo, las lluvias fueron llenando el espacio. Sus altas temperaturas se deben a la intensa actividad volcánica del interior del cráter.

Desde el portal web de Turismo de las Azores aconsejan seguir en todo momento las recomendaciones de seguridad del camino, ya que las temperaturas son extremas. Además, indican que la mejor hora para visitar este paisaje es a mediodía, pues es cuando los restaurantes de los pueblos de alrededor sacan los tradicionales cocidos. Cabe destacar también que esta visita es de pago, pues tiene un precio de 3 € para acceder al parking y a las calderas.

Un jardín, una ermita y una frondosa vegetación

Ermita de Nossa Senhora das Vitórias, en las Azores (Shutterstock).
Ermita de Nossa Senhora das Vitórias, en las Azores (Shutterstock).

Más allá de las calderas, el lago das Furnas destaca por estar rodeado de una riqueza natural incalculable donde se pueden encontrar múltiples secretos. Para descubrir algunos de ellos tan solo hay que recorrer la senda que rodea el lago, un camino de tierra de apenas tres kilómetros que muestra en todo su esplendor la belleza del paisaje y de la laguna. A su vez, uno de sus puntos más destacados es la ermita de Nossa Senhora das Vitórias, un templo de estilo neogótico situado en la orilla.

Este edificio fue construido entre 1877 y 1888 y se inspira en la arquitectura contemporánea de las grandes capitales europeas. Además, está rodeado por la Mata-Jardim José do Canto, unos jardines botánicos perfectos para pasear y donde se puede encontrar un conjunto de estatuas delicadamente talladas en los troncos de los árboles y algunos paneles informativos sobre la flora de la zona. Tampoco hay que olvidarse de la Casa dos Barcos y la Casa da Lagoa, dos alojamientos perfectos para disfrutar de un día en mitad de la naturaleza.

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