La joya del mudéjar madrileño: una iglesia a 40 minutos de la ciudad que destaca por su impresionante ábside

Madrid está plagado de atractivos y monumentos que conforman un valioso patrimonio artístico y cultural que hacen de la capital un centro turístico y de ocio sin igual. A esto se le suma un gran conjunto eclesiástico, que en ocasiones pasa desapercibido para el púbico en general, pero que alberga considerables obras arquitectónicas y de arte. Una de las construcciones más emblemáticas de la capital que refleja el arte sacro es la impresionante catedral de La Almudena, pero fuera de la ciudad, en los pueblos de alrededor, también se localizan auténticas joyas.

En este sentido, en la localidad de Cubas de la Sagra, se ubica un tesoro arquitectónico y religioso de gran relevancia: la iglesia de San Andrés Apóstol. Este templo no solo es un importante lugar de culto, sino también un destacado ejemplo de la arquitectura mudéjar en la Comunidad de Madrid, que refleja la fusión de estilos cristianos e islámicos que caracterizó a esta corriente artística.

El origen de la iglesia de San Andrés Apostol de Cubas de la Sagra es incierto, aunque podría situarse a finales del siglo XV o principios del XVI. Su ábside es uno de los elementos más destacados y se edificó en dos etapas bien diferenciadas. La estructura original tiene una base poligonal y se asienta sobre un sólido basamento de mampostería. Sobre esta base, se alzan dos bandas de arcos ciegos, realizados al estilo toledano, que aportan una riqueza visual notable. La primera de estas bandas presenta arcos de medio punto doblados, mientras que la superior se caracteriza por arcos de herradura y polilobulados, típicos del arte mudéjar.

Igualmente, el interior del templo alberga un soberbio alfarje de madera, decorado con intrincados motivos de lacería. Este elemento arquitectónico no solo es una muestra de la destreza de los artesanos que lo construyeron, sino también un testimonio de la influencia andalusí en la península ibérica. La lacería, con sus complejos patrones geométricos, añade un toque de elegancia y refinamiento al espacio sagrado.

Por otro lado, la preservación y restauración de la Iglesia de San Andrés Apóstol se deben, en gran parte, al empeño de un párroco visionario en los años sesenta del siglo XX. Este párroco, cuyo nombre ha quedado en la memoria colectiva de la comunidad, se dedicó a la ardua tarea de salvar el templo del deterioro y la posible desaparición. Su labor fue complementada por el prestigioso arquitecto Fernando Chueca Goitia, conocido por sus contribuciones a la restauración del patrimonio histórico español.

Chueca Goitia, con su profundo conocimiento de la arquitectura histórica, llevó a cabo una meticulosa restauración de la iglesia, respetando y realzando sus características originales. Gracias a sus esfuerzos, elementos como el alfarje de madera y las bandas de arcos ciegos han sido conservados en su esplendor original, permitiendo a los visitantes apreciar la belleza y el valor histórico del templo.

La iglesia de Cubas de la Sagra no es la única de estilo mudéjar que se puede encontrar en la Comunidad de Madrid. Según Pepo Paz en el libro 101 lugares de Madrid sorprendentes (Anaya Touring) la “huella mudéjar en la se extiende al sur de la capital ajustando sus hechuras a los patrones del mudéjar toledano en decoraciones pictóricas y reglas arquitectónicas”. Así, la ermita de Santa María la Antigua en Carabanchel se erige como una de las más antiguas de la región, con una posible construcción que data del siglo XII.

Además, este templo comparte estilo con los campanarios de las iglesias de San Nicolás y San Pedro en Madrid, edificadas entre los siglos XIII y XIV. Por su parte, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Móstoles alberga un ábside construido con mampostería y ladrillo que incorpora arcos de herradura típicos del mudéjar toledano. Por último, en Valdilecha, la parroquia de San Martín Obispo es notable por su ábside semicircular de mampostería de ladrillo.

En el interior de su bóveda, se conservan restos de un mural románico, considerado único en la Comunidad de Madrid. Este mural muestra similitudes con el famoso Pantocrátor del ábside de la Mezquita del Cristo de la Luz en Toledo, evidenciando nuevamente la conexión artística entre ambas regiones.

Desde Madrid, el trayecto tiene una duración estimada de 40 minutos por las carreteras A-42 y M-419. Por su parte, desde Toledo la duración es la misma, aunque en este caso se debe circular solo por la A-42.