El pequeño pueblo de Soria que es uno de los más bonitos de España y tiene un castillo del siglo XIV

Lindando con La Rioja, en la comarca de las Tierras Altas, se ubica uno de los rincones más mágicos de Soria. Se trata de un pequeño pueblo donde el tiempo parece detenerse y poder disfrutar de la tranquilidad más absoluta. Así, con 113 habitantes (INE 2023), Yanguas se ha convertido en todo un destino rural dentro de la región gracias a todos los encantos te atesora.

A pesar de ello, el éxodo a las grandes ciudades lo ha convertido en un ejemplo vivo de la España vaciada, una realidad que afecta a muchas áreas rurales del país. Sin embargo, Yanguas cuenta con una rica historia y un patrimonio cultural significativo que atrae a visitantes interesados en descubrir los tesoros escondidos de la región.

El origen de Yanguas se remonta a tiempos prerromanos, con vestigios que sugieren una ocupación continua a lo largo de los siglos. Sin embargo, durante la Edad Media es cuando adquirió importancia estratégica debido a su ubicación en la frontera entre los reinos de Castilla y Navarra. “Dos reyes contribuyeron a la época de mayor esplendor de Yanguas y la sierra soriana: Alfonso X el Sabio, quien creó en 1273 el Honrado Concejo de la Mesta de los Pastores de Castilla, y Alfonso XI, quien recompensó a los yangüeses por sus buenos servicios, liberándolos del pago de portazgos y almojarifazgos, dos impuestos aduaneros de la época”, detalla Francesc Ribes en el libro Los pueblos más bonitos de la España vacía.

Durante siglos, el Concejo de la Mesta jugó un papel crucial en la protección de la ganadería y la trashumancia, salvaguardando especialmente la producción de lana merina, de la cual Yanguas y su comarca fueron uno de los principales centros de producción. La exención de pagar portazgos incentivó a muchos habitantes de Yanguas a dedicarse a las actividades de arrieros y trajinantes, los transportistas de la época.

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Este oficio se arraigó profundamente en la identidad de los yangüeses, al punto de ser inmortalizado en la literatura. En el capítulo XV de la primera parte de Don Quijote de la Mancha, el célebre hidalgo y su escudero, Sancho Panza, son golpeados por unos “desalmados” arrieros yangüeses después de que Rocinante intentara propasarse con las yeguas de estos últimos. Esta referencia literaria subraya la importancia y la notoriedad de los arrieros de Yanguas en la sociedad de aquel entonces.

A día de hoy, el viajero se encuentra en esta localidad un rico patrimonio que le ha valido para ser considerado como uno de los pueblos más bonitos de España, de hecho, pertenece a la lista que así lo atribuye. Sus calles empedradas y su conjunto monumental invitan a perderse por él y descubrir la arquitectura típica castellana en sus edificios blasonados, soportales y plazas. De todo este periodo de esplendor destaca su castillo, que construido en tapial en el siglo XIV, es uno de los principales atractivos del municipio. Además, sus torres y muros reconstruidos ofrecen impresionantes vistas panorámicas del valle del río Cidacos.

Sin embargo, de la antigua muralla apenas quedan vestigios, pero sí se conservan sus dos puertas de acceso. La puerta del Río, situada en la calle Mayor, está muy bien preservada. En contraste, la puerta de la Villa, al norte, muestra un estado de conservación menos favorable. Junto a esta se encuentra el mirador de El Paredón, que ofrece excelentes vistas.

Desde allí se puede apreciar en primer plano la iglesia gótica de Santa María y, en segundo plano, la esbelta y enigmática torre de San Miguel, de estilo románico lombardo, la cual es el único vestigio de un templo que desapareció en el siglo XIX. A los pies de la iglesia, junto al puente medieval, comienza un bucólico paseo a lo largo de la orilla del río Cidacos, proporcionando a los visitantes un tranquilo recorrido por la naturaleza y el patrimonio histórico de Yanguas.

Igualmente, las casas de mampostería se suceden a lo largo de las calles hasta llegar a la plaza de la Constitución, donde se encuentran el ayuntamiento, la iglesia de San Lorenzo, del siglo XVI, y también la casona barroca con el blasón de los Río-Rodrigo de Velasco. Este es un “ejemplo del poderío de las familias dueñas de grandes rebaños de ovejas, al igual que la casona de los Gaspares o el abandonado palacio de los Cereceda, que fue convento y cuartel de la Guardia Civil y conserva su escudo del siglo XVIII”, explica Ribes.

Pero esto no se queda aquí, pues el valle de Cidacos que rodea a la localidad permite disfrutar de un entorno natural de gran valor. Las rutas de senderismo en los alrededores permiten explorar la belleza natural de este paraje y las montañas circundantes. Además, los amantes de la historia pueden disfrutar de visitas guiadas que recorren los puntos de interés del pueblo. Tampoco hay que olvidarse del Aula Paleontológica, un museo que explica la importancia de los diversos yacimientos de icnitas, las huellas de dinosaurios.

Desde Soria, el viaje es de alrededor de 40 minutos por la carretera SO-615. Por su parte, desde Logroño el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 20 minutos por las vías N-232 y LR-115.