El norte de la Comunidad de Madrid se convierte, durante el verano, en uno de los destinos favoritos por los madrileños y los vecinos de los alrededores. Esto es gracias a sus parajes de cuento que permiten descubrir cascadas, río y numerosas piscinas naturales. Estas últimas son uno de los espacios más visitados en esta época del año, además, muchos de ellos se localizan en enclaves privilegiados que permiten conectar con la naturaleza más íntima o cerca de pintorescos pueblos que permiten descubrir secretos ocultos.
En este sentido, en la sierra de Guadarrama, en el corazón del valle del Lozoya, se localiza el pueblo de Rascafría, un pequeño municipio que parece detenido en el tiempo. Este pintoresco pueblo ofrece a los visitantes un refugio de tranquilidad y belleza natural, junto con una rica historia y un patrimonio cultural impresionante. Tanto es así, que es una ventana a la historia de la región gracias a monumentos tan emblemáticos como el monasterio de El Paular.
El monasterio de El Paular
Rascafría fue fundada en la Edad Media por pobladores provenientes de Segovia y permaneció unida a esta ciudad hasta 1833, integrando el sexmo de Lozoya. Su economía tuvo una estrecha dependencia de la cartuja de Nuestra Señora de El Paular desde la fundación de esta en 1390 hasta el siglo XIX. Durante todo este tiempo, el monasterio contó con el respaldo y la protección de los reyes castellanos. De este modo, el monasterio de Santa María de El Paular es, sin duda, el monumento más emblemático de Rascafría.
Su iglesia, claustro y hospedería son solo algunas de las áreas que los visitantes pueden explorar, además de deleitarse con los paisajes que rodean este histórico edificio, enclavado a orillas del río Lozoya. Asimismo, a pesar de tener casi más de seis siglos de historia, todavía permanece habitado por los benedictinos. Cabe destacar también el puente del Perdón, qué situado junto al monasterio y sobre el cauce del río, tiene su origen en el siglo XVIII.
Además, es conocido por las leyendas que lo rodean, relacionadas con la antigua figura del Tribunal de la Santa Inquisición. Cruzar este puente es como retroceder en el tiempo y ofrece una vista espectacular del río y las montañas circundantes. Otro de los puntos imperdibles es el Antiguo Molino de papel de los Batanes, de donde salió el papel en el que se imprimió la primera edición de Don Quijote de La Mancha.
Igualmente, las calles del casco histórico de la localidad invitan a perderse y descubrir otro de sus atractivos: la parroquia de San Andrés Apóstol. Este templo data del siglo XV y presenta una mezcla de trazados góticos, renacentistas, barrocos y contemporáneos, lo que le ha valido para ser calificado como Bien de Interés Cultural. Está dividida en tres naves, y en su interior alberga piezas artísticas de interés, procedentes de la cartuja de El Paular, como una estatua del arcángel San Miguel, del siglo XVIII, realizada por Luis Salvador Carmona.
Las piscinas naturales de las Presillas
Más allá de su patrimonio histórico y cultural, Rascafría destaca, sobre todo en verano, por las impresionantes piscinas naturales que atesora. Las Presillas constituyen uno de los principales atractivos turísticos de la zona gracias a sus tres pozas naturales formadas por el agua del río Lozoya, Estas ofrecen un lugar ideal para refrescarse rodeado de naturaleza, perfectas para disfrutar de un día de pícnic en familia o con amigos. Su acceso a pie es libre y gratuito, mientras que si se entra en coche se tiene que pagar una tasa de 9 €.
Así, uno de sus principales atractivos es su accesibilidad, pues se encuentran muy cerca de Rascafría y se puede llegar fácilmente en coche o en transporte público desde Madrid. Las instalaciones alrededor de las piscinas naturales han sido diseñadas para garantizar la comodidad de los visitantes sin alterar la armonía del paisaje. Hay amplias zonas verdes con césped, ideales para tumbarse al sol o disfrutar de un picnic. También se han habilitado áreas con mesas, bancos y sombrillas para aquellos que prefieren un poco de sombra.
Cómo llegar
Desde Madrid, el viaje es de alrededor de 1 hora y 20 minutos por la carretera A-1. Por su parte, desde Segovia el trayecto tiene una duración estimada de 55 minutos por las vías CL-601 y M-604.