La sencilla ruta que recorre uno de los valles más desconocidos del Pirineo: cascadas, pozas y unas impresionantes vistas

El sendero descubre rincones maravillosos en el corazón de uno de los parajes más espectaculares de España

Guardar
Valle de Aísa, en Huesca
Valle de Aísa, en Huesca (Shutterstock).

Los Pirineos, reconocidos por sus majestuosas montañas y amplios valles, destacan como uno de los entornos naturales más notables de España. Este enclave se ha consolidado como un destino rural que atrae anualmente a numerosos viajeros gracias a su extensa red de senderos, donde los visitantes más aventureros pueden explorar diversos rincones y paisajes de gran belleza. Así, recorriendo los valles más famosos del Pirineo como es del Tena, el de Ordesa o Benasque se descubren algunos de los parajes y rincones más singulares de España.

Sin embargo, otros menos conocidos también cuenta con atractivos naturales únicos que merecen una visita. Este el caso del valle de Aísa, ubicado en la comarca de La Jacetania, y el cual se puede recorrer a través de una sencilla ruta. El Valle de Aísa, situado entre los valles de Hecho y Canfranc, se encuentra casi oculto en el paisaje, a los pies del Pico Aspe, nace el río Estarrún, que atraviesa el valle de norte a sur. A su vez, engloba las localidades de Esposa, Sinués y el pintoresco pueblo de Aísa, donde se han unificado los ayuntamientos de estas localidades.

Barrancos, cascadas y praderas

El sendero que recorre el valle de Aísa tiene una longitud de alrededor de 6,5 kilómetros y discurre a lo largo de cascadas, praderas y barrancos, en el corazón del Parque Natural de los Valles Occidentales. Es un itinerario bastante sencillo que se completa en apenas dos horas. Así, su punto de partida se encuentra en el aparcamiento de Rigüelo, desde donde se asciende por una pista hasta llegar al río Estarrón.

También puedes seguirnos en nuestro canal de WhatsApp y en Facebook

Llano de Napazal, en el
Llano de Napazal, en el Valle de Aisa, Huesca (Shutterstock).

En el refugio de Saleras, donde confluyen los barrancos de Igüer y Estarrón, el valle se abre ofreciendo una vista impresionante de los Mallos de Lecherín. Durante el recorrido por el barranco de Igüer, los visitantes pueden disfrutar de una serie de pequeñas cascadas y pozas ideales para refrescarse en verano. Desde este punto se avanza en dirección noreste hacia los Mallos de Lecherín, donde la ruta asciende hasta la divisoria de aguas entre las cuencas de los barrancos de Igüer y Estarrón, desde donde un sendero recorre la cuenca del barranco de Estarrón a media ladera.

Este camino conduce a las cascadas del Manantial de Rigüelo, las cuales se dejan atrás para continuar hacia las faldas de los Mallos de Lecherín y alcanzar el sendero GR-11.1 con destino al refugio de Lizara. El sendero GR-11.1 asciende hacia la cuenca del barranco de Igüer, pasando por las fuentes de Rigüelo.

La ruta sigue subiendo hasta la divisoria de aguas entre los barrancos de Estarrón e Igüer, para luego descender por las praderas de los Llanos de Napazal. Finalmente, en la carretera entre Aísa y el parking de Rigüelo, se recomienda una parada en la cascada del Sibiscal para completar el recorrido con una vista más.

Cómo llegar

Desde Huesca, el viaje hasta Aísa es de alrededor de 1 hora y 20 minutos por la carretera A-23. Por su parte, desde Pamplona el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 50 minutos por la vía A-21.

La ruta familiar de solo 30 minutos que lleva a una cascada con dos saltos de agua de 50 metros.
Guardar