Cuenca no es solo las Casas Colgadas. Esta provincia de Castilla-La Mancha tiene un rico patrimonio que ofrecer. Su cultura y, por supuesto, naturaleza, hacen que sea un destino turístico ideal para disfrutar de unos días de desconexión. Y es que los ríos Júcar y Huécar que atraviesan el territorio dibujan un paisaje de lo más bello. Este lugar gozó de gran esplendor durante la Edad Media, algo que reflejan los distintos castillos que se construyeron. A ello se une la historia que esconden los pueblos que componen la región y que son de lo más sorprendentes.
La belleza de Cuenca queda en ocasiones relegada a un segundo plano por el abandono en el que han caído buena parte de sus localidades. Sin embargo, pese a formar parte de la conocida como España vaciada, son muchos los pueblos que merece la pena descubrir, ya que algunos de ellos forman parte de la lista de los más bonitos de España que elabora National Geographic. En 2023, en ella se coló Alarcón, un municipio de poco más de 100 habitantes que alberga un increíble castillo cristiano.
Pero, más allá de su atractivo turístico, su arquitectura o vínculo con la naturaleza, hay rincones que destacan por sus curiosidades, secretos e historias. Uno de esos pueblos es Olmeda de la Cuesta, que solo tiene 19 personas empadronadas y, en 2010, fue declarada la localidad más envejecida del país. De ahí que sea probable que haya caído en el olvido su historia ancestral, que ha recopilado en un libro Antonio Checa Sainz, licenciado en Derecho y Graduado en Historia, originario de una localidad próxima, Buciegas.
La publicidad como motor para revivir Olmeda de la Cuesta
Olmeda de la Cuesta ha introducido un importante cambio en su imagen urbana con un proyecto que ha implicado la instalación de más de 70 carteles publicitarios en los azulejos de las fachadas de la mayoría de las casas. Esta iniciativa, promovida por el exalcalde, pretende revitalizar esta pequeña localidad situada en la provincia de Cuenca.
Las personas con discapacidad de Aspadec fueron las encargadas de fabricar los azulejos. El proceso de colocación de los carteles fue gestionado con cuidado, ya que el exalcalde solicitó permiso tanto a las empresas anunciantes como a los propietarios de las viviendas. Los residentes participaron activamente en la elección de los anuncios que querían ver en sus casas, logrando así una integración armoniosa de estos elementos en el entorno del pueblo.
Entre los anuncios seleccionados se encuentran marcas significativas para ellos. Por ejemplo, un residente eligió un cartel de Mahou, su cerveza favorita; otro, conocido como Pepe, optó por un cartel luminoso de Tío Pepe; y una vecina segoviana prefirió un anuncio de Anís La Castellana. Además, se pueden encontrar otras marcas reconocidas como Pipas Facundo, Cola Cao, Pepsi, Nitrato de Chile, Pikolin, Antiu Xixona y Kas en las calles del pueblo.
Los azulejos no son los únicos formatos utilizados en este proyecto. También se han incorporado figuras representativas como el muñeco de Michelin, el toro de Veterano Osborne de los años 50 y una réplica de la placa luminosa de Schweppes de la Gran Vía de Madrid. Como resultado de esta iniciativa, las calles de Olmeda de la Cuesta han adquirido una estética singular, comparada con un museo al aire libre.
Una bruja y un cura que remodeló su propia Iglesia
El investigador Antonio Checa Sainz ha analizado los pleitos inquisitoriales conservados en el Archivo Diocesano. Uno de los casos más llamativos es el de una mujer acusada de brujería, cuyo comportamiento aterrorizó a los habitantes de su pueblo. Según los documentos hallados, dicha mujer tenía una notable influencia sobre los vecinos, hasta el punto de que las parejas que planeaban casarse le entregaban regalos para evitar posibles maleficios que pudieran impedir la consumación de sus matrimonios.
Además de estos encuentros históricos, Checa subraya la relevancia de Bartolomé Ferrer, un sacerdote nacido en Salinas del Manzano en 1695, que destacó en la provincia de Cuenca. Este fue cura en Olmeda de la Cuesta, donde dedicó gran parte de su vida a diversas actividades intelectuales y artísticas. Entre sus logros se encuentra la autoría de un tratado de arquitectura, la pintura de la iglesia local y la creación de uno de los mapas más antiguos de la provincia y su Obispado.
Según detalla Checa, Ferrer es una figura clave en el estudio de la arquitectura del siglo XVIII, siendo reconocido por expertos en la materia debido a su amplio y variado trabajo. Esta información aporta una nueva perspectiva sobre las figuras intelectuales que emergieron en pequeños pueblos españoles durante ese periodo histórico.
Buciegas, el pueblo que estuvo a punto de desaparecer en el siglo XV
Buciegas, un pequeño pueblo de Cuenca, vivió un renacer en el siglo XV al ser repoblado con éxito. Este proceso fue crucial para evitar su desaparición, puesto que había estado al borde de la extinción tras haber sido abandonado en siglos anteriores.
Durante los siglos XII y XIII, varios pueblos desaparecieron debido a la despoblación en diversas regiones de España. Buciegas, sin embargo, logró resurgir en una época posterior, gracias a un esfuerzo concertado que permitió su estabilización y crecimiento. Esto es un ejemplo de cómo un territorio puede superar aparentes condenas al olvido.