El puente más alto de Europa y el segundo del mundo está en España

Esta construcción es una de las obras de ingeniería más impresionantes del mundo y solo está superada por el Puente de Verrazano Narrows de Nueva York

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Puente de la Constitución de 1812, en Cádiz (Shutterstock).

Los puentes son una de las obras ingeniería más impresionantes del planeta. Desde pasarelas colgantes en mitad de la naturaleza hasta majestuosas construcciones que unen ciudades, estos elementos se han convertido en parte del día a día de muchas personas. Sus dimensiones descomunales son sorprendentes, pues solo hay que acercarse a algunos como el Puente 516 Arouca, en Portugal, el Gran Puente de Danyang – Kunshan, en China, o el Puente del Estrecho de Mackinac, en Michigan.

Sin embargo, nuestro país atesora obras de tal magnitud, pues en Cádiz, se ubica el puente más alto de Europa y el segundo del mundo. Se trata del Puente de la Constitución de 1812, más conocido popularmente como el Puente de la Pepa, una impresionante construcción que constituye una conexión crucial entre la ciudad de Cádiz y Puerto Real. Recorriendo toda su bahía, cuenta con una longitud de más de tres kilómetros, siendo también uno de los puentes más largos de todo el planeta.

El Puente de la Constitución de 1812

Inaugurado el 24 de septiembre de 2015, el Puente de la Constitución de 1812 es el segundo puente carretero sobre la bahía de Cádiz, complementando al Puente José León de Carranza, el cual había sido la única vía de acceso directo desde 1969. La construcción de este nuevo puente se planteó debido al incremento del tráfico y la necesidad de una vía alternativa que ofreciera mayor capacidad y seguridad.

El diseño del puente estuvo a cargo del ingeniero Javier Manterola, y su estructura se caracteriza por tener un vano principal atirantado de 540 metros, que se eleva a 69 metros sobre el nivel del mar, lo que permite el paso de grandes embarcaciones y facilita la navegabilidad en la zona. No obstante, su proceso de construcción supuso un desafío técnico y logístico. Iniciado en 2007, el proyecto sufrió varios retrasos y complicaciones, tanto por su complejidad como por factores económicos.

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Puente de la Constitución de 1812, en Cádiz (Shutterstock).

Aun así, la obra consiguió finalizarse más de una década después, convirtiéndose en todo un icono de la ciudad de Cádiz. Cuenta con un total de 34 pilares, de los cuales, nueve se encuentran sobre el mar, a lo que se le suman sus dos torres gigantes, convirtiéndolo en uno de los puentes atirantados más grandes del mundo. De este modo, sus pilones cuentan con una altura de 185 metros, siendo el más alto de Europa y el segundo del mundo solo por detrás del Puente de Verrazano Narrows de Nueva York.

Una gran importancia

Una de las características más destacadas del puente es su capacidad para soportar condiciones climáticas adversas y su resistencia a la corrosión, considerando la influencia del ambiente marino. Además de su importancia funcional, el puente se ha convertido en un símbolo de modernidad e ingenio arquitectónico. Igualmente, la construcción del puente supuso un avance significativo para Cádiz, aliviando la congestión del tráfico y potenciando el desarrollo económico y social de las áreas conectadas.

La obra no solo facilita el tráfico vehicular, sino que también incluye un carril reversible que se adapta a las necesidades del flujo diario de vehículos, y un carril exclusivo para emergencias. La infraestructura cuenta con dos torres de anclaje y cables de acero de alta resistencia, elementos que le confieren estabilidad y durabilidad a la estructura completa.

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