Los amantes de los lugares singulares que buscan destinos en la costa mediterránea libres del feroz urbanismo y la masificación turística, encontrarán en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar el paraje ideal para relajarse y disfrutar de la costa lejos del bullicio.
Este entorno es una de las áreas naturales más destacadas de Andalucía, con una extensión de 38.000 hectáreas terrestres y 12.000 hectáreas marinas, es el mayor espacio protegido marítimo-terrestre de la Península Ibérica. El parque, ubicado en una de las franjas costeras del Mediterráneo occidental, se caracteriza por tener un ecosistema semidesértico y un pasado volcánico.
Dentro de sus límites, sobresale una biodiversidad que incluye flora y fauna endémicas, presentes en diversos biotopos naturales. Pero, quizás, lo que más llame la atención de esta maravilloso enclave son su más de 30 calas y playas que se extienden a lo largo de más de 70 kilómetros de línea de costa.
Una playa de azul intenso escondida entre montañas
Agazapada entre montañas, lo primero que llama la atención de la playa de los Muertos es el increíble acantilado que la abraza. Después, tras deshacernos del hechizo de este precipicio, posamos la mirada en las enormes rocas desprendidas del mismo, ancladas en la orilla con curiosas formas.
El color al fondo ocre y oxidado de las paredes volcánicas contrasta con el blanco de las olas y el azul del mar, que muchos aseguran que es el azul más intenso del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.
La playa de los Muertos tiene más de un kilómetro de longitud y aparece en casi todas las listas de los mejores arenales del país. Su orilla tiene bastante desnivel y enseguida cubre, por lo que habrá que prestar atención a los más pequeños. Esta entrada al agua es abrupta porque las olas rompen con fuerza en la orilla y arrastran el sedimento marino.
Encandila por sus aguas cristalinas
El disfrute de este paraíso requiere conocer sus desafíos, como recuerdan José Alejandro y Adamuz Hortelano en su libro Playas de España que no te puedes perder. El primero es que el acceso es algo complicado. Hay que deslizarse por sendas de tierra y piedra suelta con mucha inclinación. El segundo, esa ruda entrada al agua. Por ello, los locales aconsejan ir con calzado cómodo con la idea de pasar todo el día en esta playa después del esfuerzo.
Las olas que tanto la llaman la atención por su fuerza son bastante peligrosas cuando la marea está picada. Sin embargo, con el viento de poniente la playa regala su mejor cara y permite un baño más relajado en sus aguas cristalinas.
Por qué se llama la playa de los Muertos
Este singular topónimo, según cuenta la tradición, viene de la antigua frecuencia con la que iban llegando a su orilla los cadáveres de náufragos arrastrados por las fuertes corrientes. Afortunadamente, nada de ello tiene vigencia en la actualidad.
Cómo llegar
Este arenal se encuentra a 78 kilómetros de la ciudad de Almería, un trayecto de unos 57 minutos circulando por la N-341.