La villa de Moya (Cuenca) es una ciudad medieval en ruinas, declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1982, que se erige en un lugar estratégico privilegiado. Se eleva sobre un cerro a 1.155 metros de altitud con una extensión de 140.000 m², dominando un amplio territorio de las provincias de Teruel y Valencia. Esta posición y la gran visibilidad que le confiere convirtió este municipio en objeto de disputas por hacerse con su control. Algunos historiadores le llegaron a nombrar “Moya, llave de Reinos” (Castilla, Aragón y Valencia).
Su época de esplendor, tal y como apunta el portal Viajes por Castilla La Mancha, fue cabeza del Marquesado de Moya, que comprendía 36 pueblos de la provincia de Cuenca y en la que llegaron a vivir 1.200 personas. Testigos de estos tiempos son sus murallas y puertas, su castillo con la torre del homenaje, sus siete iglesias (sólo una de ellas permanece en pie y celebra misa), su ayuntamiento o sus dos conventos.
Está claro que para Moya cualquier tiempo pasado fue mejor, ya que, entre finales de los años 50 y principios de los 60, los habitantes fueron desapareciendo hasta quedarse totalmente deshabitada. Ahora, como destaca la página Tierras de Moya, parece que está “en tierra de nadie” sin habitantes y olvidada por la Administración desde hace unos años.
Primeros restos de la Edad de Bronce
Pese a que los restos más antiguos encontrados en torno al castillo corresponden a la Edad de Bronce y la Edad de Hierro, la primera aparición en la historia de Moya no se produce hasta la conquista del territorio del pre-rincón de Aldemuz a principios del siglo XIII. Sin embargo, la época en la que más brilló fue durante el siglo XVI, cuando se construyeron nuevos inmuebles y templos, además de reforzarse otros como la muralla y el castillo.
Una guerra de reyes
En el siglo XIII tras la conquista de Cuenca por Alfonso VIII, la posterior repoblación de los pueblos del Obispado, dio lugar a enfrentamientos entre los descendientes reales y aspirantes a las coronas de Aragón y Castilla. Estos conflictos surgieron al intentar imponer su hegemonía mientras ampliaban los territorios de sus reinos.
Abu Zeit, gobernador almohade de Valencia, prometió en mayo de 1225 vasallaje al rey Fernando III de Castilla en el castillo de Moya. Este hecho representó un importante movimiento político durante la Reconquista en la Península Ibérica.
El marquesado de Moya
El 4 de agosto de 1511 moya obtuvo la categoría de Mayorazgo. Durante estos tiempos los marqueses y sus descendientes hicieron de ley, autoridad política, económica y moral de las 36 aldeas que componían el marquesado. Pese a que se dice que fue su época de mayor esplendor, no lo fue así para sus vecinos que tuvieron que vivir bajo la pobreza, la impotencia moral, la falta de cultura, el aislamiento y la marginación.
El castillo de Moya
Esta fortaleza del siglo XIII se encuentra en la punta meridional de la Peña y está protegida por una muralla con foso y por la propia escarpadura de la inaccesible montaña. Aún conserva los lienzos de sus cercados, la techumbre, la torre del Homenaje y varios torreones, algunas de las puertas de acceso y hasta el pórtico y espadaña de la iglesia.
Dos torres cilíndricas se erigen imponentes a cada extremo, otras dos torres flanquean la puerta de entrada y en su interior se alza la torre del homenaje. Fue una de las fortalezas que Alfonso VIII les arrebató a los árabes. Pasó por varios propietarios hasta convertirse en propiedad del marquesado de Moya. El castillo se convirtió en un punto estratégico y administrativo vital debido a su ubicación fronteriza entre Aragón y Valencia.