El pueblo de Villarroya cuenta con tan solo 3 habitantes, según datos del INE de 2023, por lo que es el pueblo más pequeño de La Rioja y uno de los más deshabitados de España. Sin embargo, esta villa no ha sido siempre así, pues durante el siglo XX contaba con alrededor de 300 vecinos.
A pesar de su poco censo, la localidad mantiene un encanto único que hace ella un destino muy pintoresco. De hecho, cuenta con un rico patrimonio histórico que, en su día, la puso en el foco de muchos países gracias a los restos arqueológicos que allí se encontraron. Igualmente, el entorno natural que rodea a esta localidad es otro de los atractivos, pues gracias a la poca contaminación lumínica es un destino perfecto para contemplar las estrellas.
Ladillo
El hallazgo de un yacimiento paleontológico en 1920 puso a Villarroya en el mapa de la ciencia mundial. Dicho yacimiento, uno de los más importantes del mundo, ha proporcionado fósiles de gran valor que han sido estudiados y exhibidos en reconocidos museos, como el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y el Museo Nacional de Historia Natural de Francia. Este descubrimiento no solo revela la rica historia natural de la región, sino que también enfatiza la importancia de Villarroya como un sitio de interés científico.
Igualmente, esta pequeña aldea permite descubrir la arquitectura típica de la zona, pues en sus orígenes Villarroya fue fundado por pastores de la comarca. Además, caminando por sus calles, los visitantes notarán una característica distintiva: cada casa está adornada con placas de cerámica, creadas por un único artesano local. Estas placas, inspiradas en antiguos escritos del pueblo, son únicas y reflejan el nombre de la calle en la que se encuentra cada vivienda.
Estas piezas de cerámica no solo sirven como señalización, sino que también aportan un toque de historia y arte a la localidad, destacando la dedicación de sus habitantes por preservar su patrimonio cultural. Por su parte, la iglesia parroquial de San Juan Bautista es sin lugar a dudas el principal edificio de la villa. Se enclava en el centro de la localidad y fue construido en varios periodos históricos. A su vez, destaca por su integración de diferentes estilos arquitectónicos y por albergar artefactos religiosos de gran valor.
Un destino ‘starlight’
Además de su riqueza histórica y cultural, Villarroya es un punto de partida ideal para los amantes de la naturaleza. La región circundante, con sus hermosos paisajes y rutas de senderismo, invita a los visitantes a explorar y disfrutar del entorno natural. Las caminatas por los campos y bosques permiten apreciar la flora y fauna autóctonas, así como las vistas panorámicas de la comarca de Arnedo. Además, durante la noche, el visitante puede disfrutar de un cielo estrellado maravilloso gracias a la escasa, por no decir nula, contaminación lumínica. Tanto es así, que fue declarado como reserva de starlight.
Cómo llegar
Desde Logroño, el viaje es de alrededor de 55 minutos por las vías N-232 y LR-123. Por su parte, desde Zaragoza el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 25 minutos por la carretera AP-68 (hay peajes).