El Parador de Galicia que fue el primero de la comunidad y se ubica en un palacio renacentista del siglo XVI

Esta construcción perteneció a los Condes de Maceda y se edificó sobre una antigua villa romana

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Esta construcción fue propiedad de los Condes de Maceda y se construyó sobre una antigua villa romana

La red de Paradores en la Península Ibérica cuenta con 98 establecimientos, de los cuales 97 se encuentran en España y uno en Portugal. Estos hoteles se caracterizan por estar ubicados en edificaciones de alto valor histórico y cultural, como castillos, antiguos conventos o parajes naturales de gran belleza. La combinación de su singularidad arquitectónica y su compromiso con la calidad y el confort los posiciona como una opción atractiva para los viajeros que buscan experiencias únicas.

Así, entre todos los monumentos y encantos que atesora la ciudad de Pontevedra, el Palacio de los Condes de Maceda destaca por albergar entre sus muros el Parador de turismo de la localidad. Esta construcción es un palacio renacentista que data del siglo XVI y en el que se alojaba esta familia nobiliaria. A día de hoy, permite disfrutar de uno de los mejores alojamientos de la región gracias a la combinación de modernidad y la elegancia propia de la época.

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Una antigua villa romana y un palacio señorial

Parador de Pontevedra. (Paradores.es)
Parador de Pontevedra. (Paradores.es)

El Palacio de los Condes de Maceda fue construido sobre los restos de una antigua villa, la cual se mantuvo oculta tras la construcción de este edificio en el siglo XVI, No obstante, no fue hasta el siglo XVIII, tras una profunda reforma, cuando pasó a ser la residencia de los Condes de Maceda. Aunque vivió un periodo de esplendor, a partir del siglo XX el palacio comenzó a decaer. Dejó de ser residencia noble y se convirtió en almacén de sal, colegio para niños sin recursos y sede de una logia masónica. Posteriormente, pasó a ser un edificio de viviendas. Finalmente, un barón de la Casa Goda adquirió el palacio y lo restauró, devolviéndole su esplendor original.

Sin embargo, en el siglo XX lo adquirió el Ayuntamiento de Pontevedra y lo convirtió en Parador. Fue el primero de toda Galicia. Con el paso de los años no ha perdido su carácter señorial, pues nada más llegar, en la entrada “encontrarás una señorial escalinata de piedra labrada que te conducirá a las acogedoras habitaciones. El edificio, decorado con antigüedades y muebles clásicos de gran valor, tiene un precioso jardín donde puedes pasear o sentarte a disfrutar de los excelentes vinos de la zona”, explican desde la web.

Así, el viajero puede disfrutar de un alojamiento ideal, en el que sus habitaciones combinan los trazados propios del Renacimiento con toques más vanguardistas que permiten pasar unos días de ensueño. Además, el complejo alberga todo tipo de servicios y comodidades, aunque carece de parking privado.

Asimismo, el hotel brinda también una oferta culinaria única gracias a su restaurante, el cual ofrece la posibilidad de “degustar la auténtica cocina tradicional gallega, con especial influencia de las Rías Baixas. Una carta donde reinan pescados y mariscos, el pulpo a feira, las empanadas artesanas o los quesos autóctonos”, detallan. Entre las especialidades que se pueden disfrutar, se encuentran la empanada artesana de bonito, zamburiñas con aceite de cebollino y carrilleras con salsa de Cebreiro.

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Qué ver en Pontevedra

Parador de Pontevedra. (Paradores.es)
Parador de Pontevedra. (Paradores.es)

Las calles de Pontevedra invitan al viajero a perderse. Así, su casco histórico cuenta con un maravilloso conjunto monumental en el que destacan la basílica de Santa María La Mayor, una joya de la arquitectura gótica, y la Iglesia de la Virgen Peregrina, con su planta en forma de vieira e iluminación nocturna. La ciudad también alberga numerosos pazos, palacios gallegos que combinan naturaleza y piedra, como el Pazo de Lourizán, que cuenta con jardines, pequeñas fuentes y estanques.

Para los amantes de la naturaleza, Pontevedra ofrece 20 kilómetros de rutas costeras y de montaña. A pocos kilómetros, las Rías Baixas se abren al Atlántico, ofreciendo vistas espectaculares de atardeceres en lugares como la Isla de A Toxa, la playa urbana de Silgar en Sanxenxo y los arenales dorados de A Lanzada. En Combarro, con la mayor concentración de hórreos de Galicia, se puede tomar un barco hacia la Isla de Tambo.

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