Viajar por España es, en muchas ocasiones, sinónimo de retroceder en el tiempo y de sumergirse por completo en la magia de la cultura e historia de antaño. Trasladarse a una época pasada es posible, por ejemplo, en un pequeño pueblo de Cáceres, que se enclava en un entorno privilegiado del Valle del Ambroz. Sus orígenes se remontan al siglo XII y la famosa Vía de la Plata atraviesa el municipio, lo que ha favorecido el contacto con otras gentes y costumbres, tal y como sucede en otras localidades de la provincia. Pero su seña de identidad es que alberga una de las juderías más bonitas del país.
Si hay algo por lo que destaca este precioso rincón de Cáceres es por su barrio judío: la comunidad judía residió allí antes de la orden de expulsión de los Reyes Católicos en 1492. En total, se estima que había cerca de unas 45 familias. A ello se une la magnificencia de los paisajes con los que cuenta el pueblo, que se encuentra a medio camino entre las cumbres de Béjar y las dehesas cacereñas. Además, hay quienes dicen que en su casco antiguo está la calle más estrecha de España.
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Se trata de Hervás, que tiene poco más de 4.000 habitantes. Su pasado hebreo hace que sea un sitio de visita obligada para los turistas y, en especial, para los amantes de la historia que deseen conocer de primera mano los vestigios de una de las juderías más maravillosas del país. Todo ello sin olvidar las construcciones que se pueden disfrutar y que dan forma a un municipio cuyo motor económico fue, durante muchos años, la industria textil.
Hervás, el bonito pueblo donde pervive la huella judía
Hervás conmemora su legado judío cada año con el Festival Los Conversos. Este evento, que se celebra a principios de verano, incluye representaciones teatrales, conciertos, exposiciones y degustaciones para rescatar la herencia sefardí del municipio.
La historia de la comunidad judía en Hervás remonta al siglo XV, cuando muchos hebreos se establecieron en la región huyendo de los pogromos de 1391. Según un dicho popular, en ese tiempo había más judíos que cristianos en el área. Estos migrantes desarrollaron una próspera industria textil, que se convirtió en el motor económico local durante los siglos siguientes. Sin embargo, la paz terminó con el decreto de expulsión de 1492, lo que afectó significativamente a la comunidad.
De acuerdo con lo publicado por En Hervás, judíos los más, el barrio judío, parte de la Red de Juderías de España, muestra una mezcla armoniosa de credos en su diseño y arquitectura. En 1969, este conjunto urbano fue declarado Conjunto Histórico Artístico. Paseando por la Calle de la Amistad Judeo Cristiana, uno puede apreciar callejones retorcidos con casas construidas en piedra, madera y adobe.
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Uno de los puntos de interés es la Casa de la Cofradía, antigua cooperativa de vino judía que, tras la expulsión, se transformó en la Cofradía de San Gervasio. Se cree que era una fachada para que los conversos pudieran seguir practicando sus tradiciones en secreto.
Actualmente, aunque la presencia tangible del legado hebreo en Hervás es limitada, la localidad se esfuerza por mantener viva su memoria histórica. Desde 1997, el Festival Los Conversos ofrece una oportunidad para revivir el impacto del decreto de expulsión a través del teatro y otras actividades culturales que celebran el pasado sefardí de la región.
Una iglesia que alberga el origen de la localidad
En el centro histórico de Hervás se encuentra la iglesia de Santa María de Aguas Vivas, una construcción que podría albergar el origen del pueblo. Según investigadores locales, está edificada sobre las ruinas de un antiguo castillo templario, el cual desempeñó un papel crucial en la repoblación cristiana de estas tierras tras la Reconquista.
La repoblación, sin embargo, no fue completamente exitosa hasta la llegada de la comunidad judía a la zona, lo cual consolidó el establecimiento de nuevas poblaciones. La iglesia de Santa María de Aguas Vivas destaca no solo por su importancia histórica, sino también por su ubicación privilegiada, ofreciendo una vista panorámica de la antigua judería de Hervás.
En el ámbito arquitectónico y artístico, otra construcción relevante es la iglesia de San Juan Bautista. Este templo, conocido por su espectacular fachada rosada inspirada en la iglesia de San Nicolás de Valladolid, y su altar mayor decorativo, perteneció en el pasado a un convento trinitario del siglo XVII. En la actualidad, dicho convento ha sido transformado en la Hospedería Valle del Ambroz, un alojamiento que rinde homenaje a la historia de los conversos.
Otro punto de interés es el Museo Pérez Comendador-Leroux, situado en el Palacio Barroco de los Dávila. Este museo no solo alberga obras de arte significativas, sino que también permite apreciar la elegante arquitectura del siglo XVIII con influencia salmantina del palacio. La institución exhibe el trabajo del escultor Enrique Pérez Comendador y su esposa, la pintora parisina Magdalena Leroux, ofreciendo una visión del recorrido artístico de este matrimonio hispano-francés.
En las afueras del pueblo, se encuentra un complejo que, debido a su singular diseño, evoca tanto a los palacios modernistas como a los templos japoneses. Este recinto, que recuerda a una fábrica de fantasía, alberga el Museo de la Moto y el Coche Clásico, el cual destaca por ser el más grande de Europa en su categoría. La colección del museo incluye una gran variedad de vehículos, como bicicletas con sidecar, carritos de bebé y hasta un clásico autobús escolar amarillo de Estados Unidos. El mirador ubicado en el complejo ofrece una vista inigualable del Valle del Ambroz.
El río Ambroz, un imprescindible del viaje a Hervás
Hervás es reconocida por sus aguas cristalinas, una característica natural que ha resaltado recientemente con el descubrimiento de la presencia del desmán ibérico en su cuenca. Este mamífero, que se creía extinto desde los años 80, habita en ecosistemas fluviales de alta calidad, con aguas limpias y oxigenadas.
El puente de la Fuente Chiquita, el monumento más antiguo de Hervás, es un lugar idóneo para iniciar el recorrido por el valle del Ambroz. Las rutas turísticas pueden finalizar en la cascada de la Chorrera, las piscinas naturales de Abadía, o en los frondosos bosques del Castañar Gallego de Hervás. Estos puntos turísticos reciben a numerosos visitantes cada año, atraídos por la rica biodiversidad y el paisaje natural del área.
En cuanto al desarrollo histórico, Hervás alcanzó un hito con la llegada de la luz eléctrica antes que Cáceres, coincidiendo con la llegada del ferrocarril que conectaba Plasencia y Astorga. Hoy, la antigua estación de tren alberga el Centro de Interpretación del Ferrocarril de Extremadura, que presenta una exposición sobre la historia de la Vía de la Plata, camino que sigue la trayectoria de la antigua calzada romana.
La Vía de la Plata se ha convertido en una parte esencial de la red de Caminos Naturales, fomentando la industria del alquiler de bicicletas eléctricas en la región. Un recorrido popular entre los ciclistas es hacia el puente de hierro de 1917, que ofrece vistas panorámicas del pueblo de Hervás y del pico Pinajarro.