Cuando se viaja son muchos los factores que se nos escapan de las manos y que pueden transformar el viaje en una pesadilla. La comodidad y el confort es algo necesario para que todo salga a pedir de boca, sobre todo durante los vuelos de larga duración. A esto hay que sumar también el comportamiento de los pasajeros, que en ocasiones no son los adecuados y pueden incomodar o entorpecer el trabajo de las auxiliares de vuelo.
El cambio de asiento también puede ser algo que provoque cierta confusión o incluso enfado en los pasajeros. La controversia sobre si los pasajeros deben ceder sus asientos reservados en transportes públicos a otros viajeros en situaciones particulares divide opiniones. Por un lado, hay quienes defienden la premisa de que, una vez adquirido un asiento, especialmente si se trata de una ubicación preferencial como junto a la ventana, el derecho sobre este es absoluto, sin que nadie más pueda reclamar su uso.
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Por otro lado, existe un sector que argumenta que, en ciertas circunstancias específicas, debería prevalecer la cortesía y la empatía hacia personas que puedan tener una mayor necesidad del asiento, como pueden ser individuos con discapacidad, ancianos o mujeres embarazadas. Ante esta circunstancia, una azafata “ha revelado su método probado y confiable para lograr que los pasajeros más obstinados intercambien sus asientos con padres que viajan con niños pequeños”, tal y como recoge el medio británico The Mirror.
Los asientos preferentes
La auxiliar de vuelo contó en una entrevista con The Wall Street Journal, que si un niño se ve envuelto en el dilema de cambiar el asiento con calefacción, ella intervendrá para tratar de suavizar las cosas. Normalmente, son muchas las aerolíneas que cobran por elegir un asiento preferente, por lo que si el pasajero no ha elegido expresamente ese sitio, no tiene por qué negarse a cambiarlo. En el caso de los niños, si se tiene que cambiar el asiento y dejar al padre o a la madre al lado para que cuide de él, la azafata indica que en ese caso sí que interviene.
“Cómo he dicho antes: está bien, ¿entonces vas a cuidar al niño? ‘Querrás sus bocadillos y sus libros para colorear entonces, porque los van a necesitar’”, explica en el medio. La auxiliar de vuelo explica que esto suele tener bastante efecto en los pasajeros, los cuales abandonan su asiento para cederlo a la familia. “La próxima vez que sienta que se enoja o se frustra por no conseguir el asiento que desea, tienes que recordarte que no pagaste para elegir tu asiento. De lo contrario, estarías en él”, concluye la trabajadora aérea.
La importancia del embarque
Otro de los aspectos a tener en cuenta para que no haya contratiempos en el vuelo es la importancia de embarcar de los primeros. Sin embargo, esto en ocasiones es inviable, pues algunas aerolíneas como Iberia han implementado una división por grupos que ordena el embarque por orden de preferencia. “Avisaremos a los clientes que necesitan asistencia especial y a las familias con niños menores de 2 años para que puedan acceder con antelación. Inmediatamente después, llamaremos por grupos. Cada grupo tiene un número que establece el orden de preferencia de entrada al avión”, explican desde su página web.
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De este modo, ser de los primeros en subir al avión permite múltiples ventajas, pues asegura un mejor acceso al espacio en los compartimentos superiores para el equipaje de mano. Esto es especialmente útil en vuelos con alta ocupación, donde el espacio se vuelve limitado y las maletas sobrantes son trasladadas a la bodega del avión con el resto del equipaje facturado.