En la provincia de Guadalajara se ubica una de las arquitecturas más peculiares de nuestro país. Es conocida como arquitectura negra y se caracteriza por el uso de la pizarra negra como principal elemento de construcción, tanto en tejados como en paredes. Este fenómeno se desarrolló en la sierra de Ayllón (Guadalajara, Madrid y Segovia) y en la sierra del Alto Rey, en Guadalajara. Así, son numerosos los pueblos que cuentan con esta peculiaridad y que se pueden disfrutar a través de la ruta de los pueblos negros.
Una de estas villas es Umbralejo, que encaramada en la sierra de Ayllón, es uno de los mejores destinos rurales de Guadalajara. Este enclave, perteneciente al municipio de Tamajón, ha experimentado un notable proceso de recuperación desde los años 80, cuando iniciativas educativas y de turismo rural comenzaron a inyectar nueva vida en sus calles. Todo ello tras un periodo de abandono consecuente del éxodo rural a las grandes ciudades durante la segunda mitad del siglo XX.
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De pueblo abandonado a aula joven
En las décadas de 1960 y 1970, en sintonía con una tendencia generalizada en España, Umbralejo experimentó un éxodo rural masivo. La búsqueda de mejores oportunidades en las ciudades dejó este y muchos otros pueblos a merced del olvido. Casas deshabitadas y campos sin cultivar empezaron a definir el paisaje de la localidad, preparando el escenario para su eventual desaparición, quedando totalmente deshabitado en el año 1971.
El paso de los años deterioro la imagen de la villa, con casas en manos del tiempo y la naturaleza, hasta que en el año 1980, surgió un proyecto pionero destinado a revertir esta tendencia. El Ministerio de Medio Ambiente, junto con diversas organizaciones, impulsó un plan para rehabilitar Umbralejo, no solamente con el objetivo de preservar su patrimonio arquitectónico único, sino también para convertirlo en un centro de educación y conservación ambiental. Todo ello dentro del Programa Experimental de Recuperación de Pueblos Abandonados.
La estrategia fundamental detrás de este renacimiento fue involucrar a jóvenes y grupos escolares en programas de educación ambiental y reconstrucción rural. Actividades como la reforestación, talleres de construcción tradicional utilizando la pizarra, y cursos sobre sostenibilidad y conservación de la naturaleza, se convirtieron en habituales. Este enfoque pedagógico ha permitido que Umbralejo trascienda su condición de pueblo abandonado para convertirse en un aula viva donde se imparten lecciones sobre el medio ambiente, la sostenibilidad y el valor de las tradiciones rurales.
La restauración de la aldea también ha seguido principios de conservación y sostenibilidad, empleando técnicas y materiales tradicionales. Las casas de pizarra, con su característico color oscuro, han sido cuidadosamente reconstruidas, preservando la estética única que define a los pueblos negros de la región. Esto no solo ha permitido que Umbralejo mantenga su encanto histórico, sino que también ha subrayado la importancia de las técnicas de construcción ecológica y sustentable.
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Qué ver en Umbralejo
Pasear por las calles empedradas de esta villa es una de las experiencias más enriquecedoras de la sierra de Ayllón. Durante el recorrido el viajero puede apreciar hasta 70 casas totalmente restauradas manteniendo la arquitectura tradicional. Una de las paradas obligatorias es el museo etnográfico del pueblo, el cual se encuentra en el interior de una casa tradicional. La visita a la localidad está abierta al público en general casi todo el año, pero, aunque la visita es libre, el horario es restringido. Así, los horarios de visita son de lunes a domingos de 11:00 h a 13:00 h y de 16:00 h a 18:00 h.
Cómo llegar
Desde Guadalajara, el viaje es de alrededor de 1 hora por las carreteras CM-101 y CM-1006. Por su parte, desde Soria el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 50 minutos por la vía CM-1001.