El pueblo abandonado hace 62 años con un bonito castillo que triunfa entre los peregrinos

Una aldea que ha renacido gracias a la implicación de la Confederación General del Trabajo

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Ruesta (Shutterstock)
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Ruesta es una pequeña localidad en la provincia de Zaragoza, a caballo entre las comarcas de las Cinco Villas y la Jacetanía, corredor natural por el que discurre el río Aragón y el Camino de Santiago en la variante del camino francés.

Este municipio forma parte de la llamada España Vaciada. Se calcula que en nuestro país hay alrededor de 3.000 pueblos abandonados, casi 2.000 a las puertas de la despoblación. Podríamos decir que Ruesta es un pueblo más víctima de este éxodo. Sin embargo, ha conseguido recuperarse. Esta aldea murió por un embalse y renació gracias a la Confederación General del Trabajo.

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En 1962, el Camino de Santiago se declaró Conjunto Histórico Artístico, incluyendo también “los lugares, edificios y parajes conocidos, como los que se determinasen en el futuro”. 30 años más tarde, en diciembre de 1993, la UNESCO lo inscribió en su lista de Bienes Culturales de Interés Mundial y, por tanto, Patrimonio de la Humanidad. Esta inscripción conlleva que el camino físico se proteja, además de las aldeas, villas y ciudades por la que atraviesa.

En 1965, se construyó en Ruesta el embalse de Yesa, más tarde se inundaron la mayor parte de los terrenos de la huerta. Esto supuso el desmantelamiento de la red urbana y el despoblamiento masivo, como explica la Confederación General de Trabajadores de Alicante en su web. Como consecuencia, desaparecieron tanto Ruesta como otras dos poblaciones, Esco y Tiermas. La red viaria fue modificada y nadie ayudó a estos municipios, que pasaron a estar totalmente abandonados, a pesar de formar parte del Camino y de esos cuidados que se prometían.

¡Ruesta vive!

Ruesta (Shutterstock)
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Veinte años después de la desaparición del término municipal de Ruesta, se inició una política de cesión de pueblos abandonados a diferentes organizaciones sindicales con el objetivo de llevar a cabo una actividad social, mientras se trabajaba en su rehabilitación. Por ello, en 1988 la Confederación General del Trabajo se quedó a cargo de esta localidad.

Pronto se pusieron manos a la obra y se comenzó habilitando un camping como lugar de asentamiento base. Durante esta época se promovieron ayudas económicas desde distintas instituciones para recuperar el Camino de Santiago y los núcleos por los que se deslizaba.

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Gracias a esta asistencia, se pudieron crear los albergues de Casa Valentín y Casa Alifonso. En el año 2000 se terminó la Casa de Cultura de Ramón Acín donde se celebran conferencias, reuniones y encuentros.

El castillo de Ruesta, un ‘must’ entre los peregrinos

Entre las múltiples paradas del Camino de Santiago, quizás Ruesta sea la que posee una historia más larga y, desde luego, peculiar. Este municipio sobresale por contar con vestigios de gran valor histórico como una iglesia, varias ermitas de la era medieval y los fragmentos de un castillo de origen musulmán, de los cuales todavía se mantienen en pie dos torres enlazadas por una sección de muralla.

La fortificación está compuesta por dos torres unidas por un alto lienzo de muralla, más otra torre ya muy derruida y todas protegidas por un cerco amurallado del que sólo uno de los lados queda en pie, según explica el Gobierno de Aragón en su web. El torreón principal es de planta casi cuadrada, de ocho metros de lado y 24 de altura. La segunda es de cinco metros de lado y de la úlima, no quedan más que vestigios.

El pueblo español abandonado al que solo se puede llegar a pie y tiene un balneario natural.
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