El pueblo con un castillo sobre una ladera y una de las rutas de senderismo más bonitas de España

Encaramado a una roca y dominado por la silueta de su castillo árabe, declarado Monumento Nacional, nace Moclín, una de las localidades más especiales de Granada. Se encuentra al Noroeste de la provincia, a caballo entre la Andalucía Oriental y Occidental.

Con uno de los patrimonios históricos y artísticos más ricos de la provincia, ha sido testigo del paso de diferentes culturas, que han dejado su marca en los numerosos yacimientos arqueológicos que pueblan su geografía.

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A la riqueza monumental de su núcleo urbano hay que sumarle la calidad paisajística de su entorno: pasillos montañosos, pequeños valles, campos de olivos y bosques de pinos recorren su orografía.

Moclín es hogar de un impresionante legado que abarca desde la prehistoria hasta la época romana y árabe. Los hallazgos en este lugar incluyen pinturas rupestres en varias cuevas, destacando el Abrigo de Concuela, la cueva de las Vereas y la cueva de la Araña, junto con vestigios romanos y árabes dispersos en la zona.

Su nombre, tal y como explica la web de Andalucía viene del árabe Hisn Moclín (castillo del Distrito) y los nazaríes lo denominaron “escudo de Granada”. Durante las últimas décadas de dominación musulmana, fue la región fronteriza entre el reino de Granada y las tierras cristianas de Jaén. Con el fin de controlar esta línea divisoria se construyó una fortaleza. Tras la caída de Loja en 1486, Moclín pasó a ser de los Reyes Católicos y se convirtió en una de las Siete Villas obligad al mantenimiento de Granada.

El Castillo de Moclín se alzó en la cumbre más elevada de la localidad a mediados del siglo XIII y servía como bastión defensivo del entonces poderoso Reino Nazarí de Granada. Este imponente baluarte, conocido también por su denominación árabe Hins Al–Muqlin, que puede traducirse como ‘fortaleza de las dos pupilas’, jugó un papel crucial en la delimitación territorial y militar entre los dominios nazaríes y los reinos cristianos de Castilla. Finalmente, este enclave cayó bajo control de los Reyes Católicos en el año 1486, marcando un punto de inflexión en la conquista del reino andalusí.

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De planta irregular, esta fortificación se adapta al paisaje montañoso que la rodea, erigida a más de mil metros sobre el nivel del mar. Sus estructuras se funden con la naturaleza aprovechando la topografía para fines defensivos. Las murallas exteriores alcanzan su mayor esbeltez hacia el oeste y el sur, decreciendo conforme avanza hacia los Tajos de la Hoz.

En 1931 fue declarado monumento histórico-artístico y es Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento. La entrada con visita guiada para grupos a partir de ocho personas es de 2,50 euros. Para los menores de ocho años el acceso es gratuito.

Si hay algo por lo que también destaca Moclín es su ruta del Gollizno, un sendero que recorre todos los tesoros de la localidad, así como impresionantes joyas naturales como el Tajo de la Hoz y su presa. Un camino que avanza entre pasarelas colgantes y puentes de madera, miradores, ermitas y varias fuentes. Con ocho kilómetros de longitud, comunica este pueblo con Olivares, atravesando la garganta excavada por el río Velillos y los tajos de la Hoz. El tiempo estimado de la ruta es de tres horas y media o incluso cuatro. Está catalogada de mediana intensidad porque el desnivel de 621 metros.

Desde Granada, el viaje hasta Moclín es de alrededor de 40 minutos por la vía N-432. Por su parte, desde Jaén el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 5 minutos por la carretera A-44.