Se trata de uno de los símbolos más destacados de San Sebastián. Es un paraíso ubicado en el corazón de una imponente y señorial ciudad. Es también un lugar de pausa escondido entre el movimiento de lo urbano y la opción perfecta para quienes quieran prepararse una escapada única.
Santa Clara mantiene la magia y la esencia de todo rincón que no ha sido modificado por la acción humana. Tan sólo un bar, un puesto de socorro y algún que otro espacio de descanso rompen con la ausencia arquitectónica. Esta condición hace que la Isla de Santa Clara se mantenga como un auténtico refugio. Durante el verano, la temporada estival invita a los visitantes a disfrutar de su clima, mientras que en invierno, el paisaje adquiere una atmósfera enigmática.
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Explorar la Isla de Santa Clara es sumergirse en un día de tranquilidad y comunión con la naturaleza. Pasear pausadamente, contemplar la escena, deleitarse con la gastronomía local, darse un baño refrescante o simplemente aventurarse a explorar los alrededores, son las mejores ofertas de este enclave. Sus senderos y escalinatas facilitan el viaje a pie, permitiendo a los visitantes acceder fácilmente a cada rincón. Además, la isla cuenta con varios miradores estratégicamente ubicados para contemplar la Bahía de la Concha, así como de los montes Urgull e Igueldo.
Historia de la Isla de Santa Clara
Cada rincón de la isla alberga recuerdos de su historia. Designada como Centro Histórico de Interés Nacional, destaca por su papel durante la epidemia de peste que azotó la ciudad en 1597. En aquel tiempo, la isla acogió a los enfermos en una pequeña ermita, hoy en día ubicada en el mismo lugar donde se erige el faro en la cima de la isla.
Hay muchas teorías, pero la mayoría apuntan a que esta ermita fue erigida en 1362 como parte de la expansión de templos por los franciscanos. En el siglo XVII, pasó a ser administrada por las monjas del convento de San Bartolomé.
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Los expertos en geología sugieren que en el pasado, San Sebastián no contaba con la isla Santa Clara, sino que está se unió al plano tras un proceso de sedimentación. Durante la Guerra de la Independencia, San Sebastián solicitó armas a Eibar a cambio de la cesión de Santa Clara, una transacción que nunca se concretó. Sin embargo, no hay restos históricos que atestigüen este recuerdo.
Cómo llegar a la Isla de Santa Clara
La isla se encuentra a menos de 500 metros de la playa urbana de Ondarretako. De hecho, son muchos los nadadores experimentados que se aventuran a cruzar a nado a la isla. Sin embargo, este trayecto, aunque breve, implica adentrarse en aguas abiertas, lo que puede suponer un grave riesgo.
Por ello, la forma más habitual de llegar a Santa Clara es a través de las Motoras de la Isla, pequeñas embarcaciones que han estado operando durante más de medio siglo, transportando pasajeros entre San Sebastián y la isla. Durante la temporada alta, que va de junio a septiembre, estas embarcaciones operan con una frecuencia de salida cada media hora, desde las 10:00 hasta las 20:00, con un costo de 4 euros por persona, ida y vuelta. Fuera de esta temporada, la frecuencia de los viajes disminuye. Además, existe una opción de la “línea azul”, que incluye un paseo por la bahía y una visión submarina, el precio es de 6,50 euros por persona.