Hay lugares en la “España Vaciada” que están realmente vacíos: en el país existen alrededor de 3.000 pueblos abandonados, además de casi 2.000 que van camino del mismo destino, sobre todo en Galicia y Asturias, porque apenas cuentan hoy con una decena de habitantes. Sin embargo, a pesar del drama que representan estos sitios que van camino del olvido, algunos se están convirtiendo en un destino turístico inusual, por la belleza de los paisajes que los rodean, por el misterio de pasear entre casas y calles en las que hace décadas que no vive nadie... y por las leyendas que se han instalado entre sus ruinas.
Uno de estos destinos es Ochate, un pequeño pueblo situado dentro del Condado de Treviño de Burgos, a 33 kilómetros de Miranda de Ebro. Su propia historia ya indica que se ha tratado siempre de un lugar inestable, cuyo propio nombre ha ido cambiando con el tiempo: la primera referencia escrita conservada, del año 1025, habla de Gogate; en el siglo XII figura como Diablos de Ochate; luego como Chochat; y por último, a partir del siglo XVI, como Ochate.
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Nunca fue un sitio muy pujante. Así se le describe en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de Pascual Madoz, a mediados del siglo XIX: “Tiene siete casas, una iglesia parroquial (San Miguel), con un cementerio contiguo, y una ermita (La Asunción). El terreno es de tercera clase y poco productivo. Goza de una temperatura algo fría; reinan los vientos NO, E y SE, y las enfermedades más comunes son los constipados y humores”.
Sin embargo, el pueblo se benefició durante un tiempo de la Ruta del Vino y del Pescado que unía La Rioja Alavesa, y de la que era una parada habitual. Cuando se abrió el Camino Real Nuevo de Vitoria, que puso fin a esa ruta, llegó el declive: los comerciantes y los visitantes dejaron de llegar, los vecinos empezaron a emigrar y con el estallido de la Guerra Civil quedó definitivamente abandonado.
¿Fenómenos paranormales?
Y como sucede a menudo con los lugares abandonados, el vacío ha sido reemplazado por los mitos y las leyendas: epidemias que sólo afectaban a los habitantes del lugar, pero no a los pueblos vecinos; avistamientos de ovnis; psicofonías, apariciones...
Sin embargo, la mayoría de estos fenómenos paranormales tienen un origen bastante normal: el escritor y ufólogo Prudencio Muguruza, autor del libro La Verdad de Ochate: El pueblo maldito y del reportaje Luces en la puerta secreta en la revista Mundo desconocido, en los años 80. Según él, en este pueblo cuyo nombre vasco se traduciría como “puerta secreta” o “puerta del frío”, se produjo “una epidemia de viruela” en 1860, otra de tifus cuatro años después, y otra de cólera dos años más tarde.
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Muguruza también escribió sobre “la extraña desaparición del cura del pueblo”, y en su libro relata el avistamiento de un supuesto ovni. “¿Estaremos preparados para la gran oleada ovni que se avecina en el 2015? Ochate es la clave”, dijo en la promoción.
Todas estas afirmaciones han sido puestas en duda desde entonces: no hay documentos históricos sobre ninguna de esas epidemias, existen registros que prueban que el cura se fugó a Brasil, y el nombre no significa “puerta secreta” sino “pueblo de arriba”. Pese a todo, como siempre es mejor imprimir la leyenda que la realidad, en los últimos años Ochate ha recibido cada vez más visitas de los amantes de lo paranormal.
Y la zona no está exenta de atractivos: los vestigios de Ochate incluyen la torre de la iglesia de San Miguel, restos de casas, la ermita de Burgondo y una necrópolis medieval cercana. Con secretos o sin ellos, sigue siendo un sitio que merece la pena visitar.