La ruta por carretera que recorre campos de lava, cascadas y casquetes glaciares: así es el Círculo Dorado de Islandia

El Parque Nacional de Thingvellir, la zona geotérmica conocida como Geysir y la catarata Gullfoss dan forma a un itinerario que ofrece increíbles paisajes y espectáculos naturales

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La ruta turística del Círculo
La ruta turística del Círculo Dorado es la más famosa de Islandia. (Shutterstock)

Viajar a Islandia es de esas experiencias que nunca se olvidan. Esto no es de extrañar, si se tiene en cuenta el sinfín de paisajes espectaculares que alberga y todo lo que ofrece la naturaleza, independientemente de la época del año que sea, que se puede considerar un auténtico regalo. Quienes quieran adentrarse a fondo en este territorio, pueden realizar la ruta turística del Círculo Dorado, la más famosa del país y una de las más bonitas: recorre campos de lava, cascadas y casquetes glaciares.

Se trata de una ruta que permite descubrir algunos de los lugares más increíbles de Islandia, como el Parque Nacional de Thingvellir, la zona geotérmica conocida como Geysir y la cascada Gullfoss. Por si esto fuera poco, cuenta con una ventaja que la hace aún más atractiva: es completamente accesible desde Reikiavik, del que se sitúa a menos de dos horas de distancia. Todo ello, sin olvidar que basta con un día para visitarlos.

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El Círculo Dorado de Islandia se compone de cerca de 300 kilómetros que no solo permiten darse un paseo por los increíbles espectáculos de la naturaleza, sino también disfrutar de la tranquilidad y la paz más absoluta, propia de este tipo de entornos alejados del bullicio de las ciudades. Es por ello que, aquellos que se decanten por este país para pasar sus próximas vacaciones, no pueden dejar escapar la oportunidad de conocer esta verdadera maravilla.

El Parque Nacional Thingvellir, uno de los principales atractivos de la ruta

Paisaje en el Parque Nacional
Paisaje en el Parque Nacional Thingvellir en Islandia. (Shutterstock)

El Parque Nacional Thingvellir, el primero de los tres parques nacionales de Islandia y el único reconocido como Patrimonio Mundial por la UNESCO, destaca por su riqueza histórica y por ser un fenómeno geológico único. Situado a solo 47 kilómetros de Reikiavik, este enclave es la primera parada obligatoria para los visitantes del conocido Círculo Dorado y ofrece una ventana a la formación geológica de la isla y a los albores de la comunidad islandesa.

La singularidad de Thingvellir es su posición, ubicada entre las placas tectónicas de Norteamérica y Eurasia, un hecho que ha dado lugar al valle tectónico visible a través del parque y en toda Islandia. Esta región es testigo de la única dorsal mesoatlántica del mundo que puede apreciarse sobre el nivel del mar, ofreciendo una incomparable lección viviente de geología. La continua separación tectónica es la causante tanto de la actividad volcánica de la isla como de su característica de ser una tierra en constante evolución y formación.

El acceso al parque desde la capital islandesa implica un encuentro directo con un acantilado que marca el borde de Norteamérica, mientras que el límite de la placa de Eurasia se sitúa a la vista pero a varios kilómetros de distancia, delineando así un paisaje de espectacularidad única. Los visitantes de Thingvellir tienen el privilegio de observar el proceso mediante el cual, gracias a una bolsa de magma situada entre estas dos gigantes tectónicas, Islandia emergió del mar hace millones de años y continúa reinventándose gracias a su activa geología.

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La segunda parada del Círculo Dorado de Islandia: el Área Geotérmica de Geysir

Barros hirviendo en el Área
Barros hirviendo en el Área Geotérmica de Geysir. (Shutterstock)

El Área Geotérmica de Geysir, situada en el valle de Haukadalur, es uno de los puntos más destacados del Círculo Dorado de Islandia. Dicho enclave, separado por unos 60 kilómetros de Thingvellir por carretera, es un espectáculo natural donde los fenómenos geotérmicos cobran protagonismo, ofreciendo a sus visitantes la visión única de géiseres, piscinas de agua caliente y fumarolas que dotan al paisaje de una gran belleza.

Durante el trayecto desde Thingvellir hacia el Área Geotérmica de Geysir, los viajeros pueden apreciar distintas manifestaciones de actividad geotérmica, especialmente notable en el pueblo de Laugarvatn. En esta localidad se encuentra un spa geotérmico cuyas instalaciones aprovechan el calor subterráneo para calentar tanto sus aguas como las estancias de vapor, proporcionando una experiencia única.

Las aguas de estas instalaciones alcanzan temperaturas que pueden oscilar hasta los 60 ºC, gracias a las corrientes de agua caliente que fluyen bajo la superficie. No obstante, es en el valle de Haukadalur donde la actividad geotérmica se intensifica, ofreciendo un paisaje puntualizado por colores vivos gracias a los minerales presentes en la tierra, así como por las características piscinas y pozas de barro caliente.

El verdadero reclamo turístico de esta área geotérmica son sus dos géiseres, elementos naturales que han catapultado a la región a la fama mundial. Estas columnas de agua y vapor que se elevan desde la tierra ofrecen un espectáculo natural de gran belleza y poder, representando un testimonio viviente de la fuerza geológica que subyace en Islandia. A su vez, Geysir, el géiser que da nombre a la región, junto con Strokkur, otro géiser activo que erupciona con frecuencia, se convierten en el centro de atención para quienes visitan el área.

Cascada Gullfoss, una de las más espectaculares de Islandia

Cascada Gullfoss, la última parada
Cascada Gullfoss, la última parada en el Círculo Dorado de Islandia. (Shutterstock)

Gullfoss, la última parada en el Círculo Dorado de Islandia, deslumbra a sus visitantes con su imponente belleza natural. Ubicada a escasos diez minutos en coche desde Geysir, esta cascada destaca por sus dos caídas de agua que suman 32 metros de altura, y su sorprendente caudal, que en época estival alcanza los 140 metros cúbicos de agua por segundo.

La singularidad de Gullfoss radica en su capacidad de combinar la fuerza de la naturaleza con el espectáculo visual que ofrece. En días soleados, los visitantes pueden deleitarse con un arcoíris que corona la cascada, añadiendo un elemento mágico a la ya majestuosa vista del valle y el impresionante glaciar Langjokull. Los campos ondulados que rodean la cascada completan el paisaje, ofreciendo una experiencia inolvidable para aquellos que buscan admirar las maravillas naturales de Islandia.

Importante por su significado y su contribución a la belleza natural del país, Gullfoss no solo atrae a turistas de todo el mundo, sino que también se ha convertido en un símbolo de la preservación del ambiente en Islandia. La historia de su conservación es un testimonio del compromiso de la nación con la protección de sus joyas naturales, garantizando que futuras generaciones puedan continuar disfrutando de este espectáculo natural.

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