Teruel es una de las regiones en las que el turismo rural es uno de sus principales atractivos. Gracias a sus pintorescos pueblos y bellos paisajes, el viajero encuentra en esta región un paraíso donde desconectar y disfrutar de unos días alejado del estrés de las grandes ciudades. Además, Teruel cuenta con un rico patrimonio histórico y cultural que se traduce en impresionantes monumentos. Unos de ellos son las diferentes fortalezas que se pueden encontrar en su territorio, las cuales son solo un pellizco de todos los encantos que atesora la provincia.
De esta forma, en Alcañiz, uno de los pueblos más importantes de Teruel, de hecho, es el segundo más poblado de la provincia, se ubica el imponente castillo de la Orden de Calatrava. Enclavado sobre la cumbre del Cerro Pui Pinos, la fortaleza corona la villa y a lo largo de su historia ha sido utilizado para diversos fines. Actualmente, se ha reconvertido en Parador de Turismo.
De fortaleza a Parador
Conocido también como el castillo de los Calatravos, la construcción se inició en el siglo XII, bajo el dominio de la Orden de Calatrava y constituyó un punto estratégico fundamental durante la Reconquista. El edificio actual es el resultado de varias reformas y ampliaciones, lo que ha dado lugar a “una compleja planta en la que el palacio medieval y el palacio barroco comparten el gran claustro del siglo XIV”, indica Turismo de Aragón. Así, se pueden apreciar distintos estilos arquitectónicos que varían desde el románico hasta el gótico.
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De hecho, sus funciones han ido variando con el paso de los años, pues sus muros han sido utilizados como castillo, palacio, cárcel, cuartel, cementerio y residencia. Una de las características más destacadas es su torre del homenaje, la cual es visible desde varios puntos de la ciudad y no solo servía como punto de vigilancia y defensa, sino también como residencia señorial en ciertos periodos. A esto hay que sumar la capilla, que junto con la torre, datan de finales del siglo XII y principios del XIII. A esto se le suma su conjunto artístico, pues en su interior se localizan una serie de pinturas murales góticas que datan de la primera mitad del siglo XIV.
Qué ver en Alcañiz
Por su parte, a día de hoy, acoge entre sus muros el Parador de Alcañiz, un establecimiento que permite disfrutar de todos los encantos de la villa a la vez que se duerme en unas habitaciones provistas de todo tipo de servicios y comodidades a disposición del visitante. Así, incrustado en lo alto del cerro, el Parador es uno de los mejores puntos para recorrer Alcañiz. A sus pies, un entramado de callejuelas descubren rincones como la plaza de España, donde se localizan dos de los principales edificios de la localidad: el ayuntamiento, del siglo XVI, y la lonja, que constituía el mercado público durante la Edad Media.
Próxima a estas construcciones se localiza la oficina de turismo, bajo la cual se ubican unos pasadizos medievales. A su vez, otros monumentos de interés son la ex-colegiata de Santa María, de estilo barroco, con su monumental fachada, y las iglesias de los Escolapios, del Carmen y San Francisco. Tampoco hay que olvidarse de sus alrededores, pues permiten conocer la historia de antiguas civilizaciones de la mano de la ruta de los íberos del Bajo Aragón. Este sendero descubre yacimientos de gran valor como son los yacimientos del Cascarujo, el Palao y el Taratrato.
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Cómo llegar
Desde Teruel, el viaje hasta Alcañiz es de alrededor de 1 hora y 50 minutos por las carreteras N-420 y N-211. Por su parte, desde Zaragoza el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 25 minutos por la vía N-232.