Aguas cristalinas, costas exóticas, ríos caudalosos, pueblos preciosos, castillos de cuento, rutas de senderismo… Disfrutar de esta maravillosa combinación en un mismo lugar es posible. Aunque, para ello, habrá que trasladarse hasta Grecia, en concreto, al famoso complejo insular de las Cícladas. Y es que ahí se esconden magníficas playas poco conocidas por los turistas, tranquilas y discretas. De todas ellas, hay una isla que merece la pena descubrir ya que cuenta, además, con uno de los faros más mágicos del mundo, que se sitúa junto a un palacio.
En pleno corazón del mar Egeo, está el archipiélago griego de las Cícladas, que alberga islas espectaculares y tan famosas como Santorini o Mykonos. Pasar unas vacaciones en alguna de ellas es un sueño para muchos, pero solo unos pocos pueden hacerlo realidad. Sin embargo, en la costa griega también se esconden otras ínsulas que pasan más desapercibidas, pero con grandes atractivos artísticos, naturales y culturales.
A tan solo dos horas en ferry de la capital de Grecia, Atenas, se encuentra una de las islas Cícladas más grandes, bonitas y rodeadas de naturaleza: Andros. Su buena ubicación, la relajación que ofrecen sus playas, las amplias llanuras de frondosa vegetación y su esencia marinera hacen de este un lugar de visita obligada. Todo ello, sin olvidar una arquitectura increíble.
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Andros, una pintoresca isla griega de aguas cristalinas
Chora, capital de la isla griega Andros, destaca como un destino cultural y arquitectónico excepcional, que ofrece a los visitantes un recorrido histórico desde la Edad Media hasta el neoclasicismo. Los turistas pueden explorar las calles que serpentean entre casas de piedra y torres venecianas, sumergiéndose así en una atmósfera que trasciende el tiempo.
Entre los principales atractivos de Chora, se encuentran espacios culturales como el Museo de Arte Moderno, la Biblioteca Kairios, el Museo Arqueológico y el Museo Naval. Estos sitios no solo ofrecen una inmersión en el arte y la historia, sino también en las tradiciones marítimas que han moldeado la identidad de la isla. Un elemento arquitectónico singular del pueblo es su imponente castillo medieval, situado en un islote y conectado a la isla principal mediante un puente de piedra en forma de arco del siglo XIII, que da muestra de su riqueza histórica y estratégica a lo largo de los siglos.
Este enclave, rodeado de una naturaleza exuberante y bañado por las aguas del mar Egeo, es un refugio para los amantes de la historia y la arquitectura, y para aquellos apasionados de los misterios que las civilizaciones pasadas dejaron atrás. La sinergia de paisajes naturales con monumentos históricos hace de Chora un lugar incomparable, invitando a explorar cada rincón y descubrir los secretos que se esconden en sus museos y calles empedradas.
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Guía para los barcos y parte esencial de su identidad: así es el faro de Tourlitis
El faro de Tourlitis, en la isla de Andros, Grecia, es una emblemática edificación que ha servido de guía a los navegantes desde su inauguración el 1 de enero de 1897. Situado en un pequeño islote frente a la costa, cerca del castillo de Chora, tiene una historia de 127 años, marcada por su importancia en la navegación y su resistencia en el tiempo.
Construido originalmente en 1887, el faro de Tourlitis tiene una altura de 7 metros y su luz es capaz de alcanzar más de 20 kilómetros. Sin embargo, su estructura fue gravemente dañada durante la Segunda Guerra Mundial por los bombardeos, lo que llevó a su restauración en 1950. Esto marcó un hito importante al convertirlo en el primer faro automático de Grecia, modernizando así su funcionalidad y asegurando su operación continua. En 1994, la financiación por parte de una familia anónima posibilitó su reconstrucción, respetando su diseño original y preservando su valor histórico y cultural.
El faro no solo es un punto de referencia para los barcos que se aproximan a Andros, sino que también se ha convertido en uno de los símbolos icónicos de la isla, atractivo tanto para locales como para turistas gracias a su singular ubicación y su historia de resiliencia y renovación. Su capacidad para guiar a los navegantes a lo largo de más de un siglo, así como su adaptación a la tecnología moderna sin perder su esencia histórica, reflejan la importancia de estas edificaciones en la historia marítima de Grecia.