A las puertas del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y bañado por las aguas del río Ara, se encuentra Broto, uno de los pueblos más destacados de los Pirineos por su belleza y su riqueza natural. Este enclave, famoso por su tranquila atmósfera y su impresionante paisaje, se erige como un destino rural de referencia en la región, ofreciendo a sus visitantes una experiencia única donde la naturaleza juega un papel fundamental.
La majestuosa naturaleza de Broto presenta una combinación perfecta de paisajes e imágenes memorables, enriquecida por la cultura y tradición local de esta pintoresca villa de montaña. Las maravillas naturales de la zona son incontables, incluyendo rincones mágicos y vistas que asombran a todos los que las descubren. Entre las atracciones naturales más notables de Broto se encuentra la impresionante cascada de Sorrosal, considerada una de las más bellas de los alrededores, ofreciendo a los visitantes un adelanto de la majestuosidad que espera en el corazón de los Pirineos.
Una pintoresca ruta
Este salto de agua brinda una de las rutas más pintorescas de la zona. Además, dada su sencillez, es ideal para hacer en compañía de los más pequeños de la casa. Con tan solo 3 kilómetros en sentido ida y vuelta, tan solo se necesitan 30 minutos para realizarla. Tiene su punto de partida en la misma villa de Broto y su impresionante caída de agua, especialmente durante la época de lluvias, permite disfrutar de un paisaje maravilloso. Igualmente, la cascada del Sorrosal es uno de los lugares favoritos por los barranquistas gracias a sus dos saltos de 50 metros de caída.
Te puede interesar: El restaurante de carretera donde cenaron los Reyes y Leonor que está a solo 50 kilómetros de Zaragoza
Además, desde la cascada parte la conocida como Vía Ferrata de Sorrosal, un sendero de apenas dos kilómetros que discurre por puentes, zonas verticales, un túnel y una pequeña cueva, además de estar jalonada por cascadas. Igualmente, a las afueras de la localidad se localizan otros atractivos de interés que termina por completar su rico conjunto monumental. Estos la ermita de la Virgen de Morillo y la ermita de San Blas, la cual albergaba un retablo de gran relevancia que a día de hoy se puede contemplar en el museo de Zaragoza.
Broto, un paraíso en la montaña
El río Ara fluye a través de Broto, separando al pueblo en dos barrios conectados entre sí por un puente gótico que atraviesa sus aguas. Este pintoresco escenario se ve complementado por un entramado urbano que alberga una valiosa colección de edificios históricos, testimonio vivo del rico patrimonio del lugar. Entre estos destaca la Casa del Valle, con su torre defensiva del siglo XVI que, a lo largo de los siglos, ha servido como cárcel, conservando en sus oscurecidas paredes los grabados realizados por los prisioneros como escape al tedio de su encierro.
La iglesia de San Pedro Apóstol llama también poderosamente la atención. Este templo, erigido en el siglo XVI, destaca por su imponente torre almenada y una bellísima portada esculpida, coronada por un arco de medio punto. Situada en lo alto de una ladera, la iglesia ofrece unas vistas panorámicas sin igual del valle, constituyendo uno de los muchos atractivos de esta localidad. Sin embargo, es el monumento natural que resguarda esta villa lo que verdaderamente la distingue, sumando un atractivo más a su ya rica oferta cultural y patrimonial.
Te puede interesar: Las tres playas españolas que están entre las 100 mejores del mundo
Cómo llegar
Desde Huesca, el viaje hasta Broto es de alrededor de 1 hora y 10 minutos por las carreteras A-23 y N-260. Por su parte, desde Pamplona el trayecto tiene una duración estimada de 2 horas y 20 minutos por la vía A-21.