Una de las rutas más desconocidas y bonitas de Europa: un castillo medieval, dos parques naturales y pueblos mágicos

Este recorrido muestra uno de los parajes naturales más singulares de Eslovaquia, a la vez que descubre rincones únicos en el mundo

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Castillo de Orava, en Eslovaquia (Shutterstock).
Castillo de Orava, en Eslovaquia (Shutterstock).

A lo largo del continente europeo, se pueden encontrar carreteras que son una maravilla. Estas llevan al viajero a través de paisajes donde la naturaleza es la única protagonista, permitiendo disfrutar desde bonitos paseos al borde del mar hasta atravesar montañas y extensos valles. A esto hay que sumar los diferentes pueblos que salpican el camino, pudiendo contemplar así verdaderas joyas históricas que descubre la tradición y las costumbres de la zona.

En este sentido, recorriendo Eslovaquia, se encuentra la famosa carretera 59 (E77), un camino que discurre por el corazón del país atravesando algunos de sus puntos más destacados. Tanto es así, que su punto de inicio se encuentra en Banská Bystrica, ciudad del Museo SNP (Insurrección Nacional Eslovaca, en sus siglas eslovacas) de la era espacial. Asimismo, tras una distancia de alrededor de 90 kilómetros, se llega al final de la travesía: el castillo de Orava. Todo ello atravesando parques nacionales y parajes que son de los más especiales del país.

A través de parques nacionales

El viajero no puede emprender la ruta sin visitar el mencionado museo, una construcción que destaca por ser uno de los edificios brutalistas más memorables del país. Igualmente, su interior conmemora la rebelión antifascista que tuvo lugar durante la II Guerra Mundial y la sangrienta represión subsiguiente. Entre las dos mitades de la cúpula, una evocadora escultura representa a los muertos, iluminada por un cobrizo rayo de sol.

Parque Natural de Velká Fatra, en Eslovaquia (Shutterstock).
Parque Natural de Velká Fatra, en Eslovaquia (Shutterstock).

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“Esta rebelión nacional cobró fuerza justo aquí, en Banská Bystrica, pero el centro de Eslovaquia ha albergado un espíritu revolucionario mucho más tiempo. Los revolucionarios de la guerra se inspiraron en Juraj Jánosik, bandolero del s. XVII que según la leyenda compartía con los pobres lo que robaba a los mercaderes ricos. Hasta hubo un grupo partisano con el nombre de Jánosik. Esta carretera va derecha al antiguo territorio de Jánosik”, señala el libro Las mejores rutas del mundo por carretera de Lonely Planet.

De este modo, tras dejar atrás Banská Bystrica, el camino se adentra en los montes eslovacos a través de dos parques nacionales. “Velká Fatra, al oeste de la carretera, abunda en fuentes termales y tiene localidades balnearias, mientras que al este de la carretera, Nizke Tatry (Bajos Tatras) es el parque más grande de país. Se trata una franja de 728 km de cañones calcáreos y ventosos llanos, con valles cubiertos de hayas y arces”, detallan.

Pueblos con encanto y un castillo

Siguiendo la carretera, el viajero se topa con uno los pueblos con más encanto de Eslovaquia. A más de 700 metros de altura, Vikolinec, un pueblo de leñadores, sorprende al viajero gracias a su conjunto de estatuas de madera. Con apenas 20 habitantes, las figuras superan en número a los vecinos de esta pequeña villa.

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Estas, además, son talladas a mano y casi todas representan personajes del pasado rural del país. La localidad fue fundada en el siglo XIV, y desde ese momento permanece prácticamente intacta. A su vez, son 45 casas las que componen su entramado urbano, el cual está coronado por el campanario de la iglesia católica de la Anunciación de la Virgen (1875). De vuelta a la carretera, el siguiente pueblo es Ruzomberok, el cual fue un importante cruce de rutas comerciales y que se incrusta entre tres cadenas montañosas: Bajos Tatras, Velká Fatra y Chocské Vrchy.

Castillo de Orava, en Eslovaquia (Shutterstock).
Castillo de Orava, en Eslovaquia (Shutterstock).

Seguidamente, el visitante se topa con Dolny Kubín, para acabar en uno de los castillos más singulares del país, la fortaleza de Orava. Esta se incrusta sobre un risco en el pueblo de Oravsky Podzómok y destaca por su imponente arquitectura y entorno natural. Construido en el siglo XIII, se erige como un testimonio viviente de la historia medieval europea.

A lo largo de los siglos, ha sido testigo de numerosos eventos históricos, incluyendo batallas, cambios de propiedad y renovaciones arquitectónicas que reflejan la evolución de los estilos a lo largo de los años. Igualmente, al estar situado entre frondosos bosques le otorga un aspecto un tanto tenebroso que le ha servido para convertirse en set de rodaje de un clásico de las películas de terror: vampiro Nosferatu.

Recomendaciones y consejos

La mejor época para recorrer la carretera 59 de Eslovaquia es de mayo a septiembre, pues es cuando hace mejor tiempo. A su vez, a pesar de que la ruta se puede hacer en un día, es recomendable parar a la mitad del recorrido y disfrutar de todos los encantos que acoge, por lo que un buen lugar para alojarse es Ruzomberok.

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