A menos de dos horas de la frontera con Francia, en la provincia de Huesca, se ubica uno de los pueblos más singulares de Aragón. Este destaca no solo por ser una joya de la arquitectura medieval española, sino también por albergar la que fue la catedral más pequeña de España, honor que conservó durante un siglo antes de convertirse en excatedral.
Estamos hablando de Roda de Isábena, capital del Condado de Ribagorza y sede episcopal en el siglo X que fue originariamente una fortaleza defensiva romana. Su estratégica posición en lo alto de una colina, dominando el valle, le confería un papel crucial en términos militares. A la luz de este propósito, en el año 907 se demolió el primer castillo para erigir en su lugar otro, junto con torres defensivas, una muralla y la catedral. Sin embargo, si por algo destaca la villa es por la mencionada catedral.
Se la conoce como la catedral de San Vicente y es el más emblemático de la villa. Esto no es para menos, pues además, es el templo más antiguo de Aragón. Este evidencia la gran importancia histórica y cultural que alberga tanto para la región como para nuestro país en general.
Te puede interesar: El pueblo medieval de Álava que está amurallado y tiene una ermita del siglo XII: se enclava en un bonito entorno natural
El tesoro del pueblo
La catedral de San Vicente tiene sus orígenes en el año 957, fruto del patrocinio del conde de Ribagorza. No obstante, su existencia inicial fue efímera, ya que en el año 1006, Abd-al Malik, hijo de Almanzor, la destruyó. Fue en el periodo del reinado de Sancho III El Mayor cuando se llevó a cabo la reconstrucción de la estructura que hoy conocemos. La reconstrucción, iniciada en el siglo XI, se realizó siguiendo las pautas del románico lombardo. Con el paso de los siglos, el edificio experimentó diversas modificaciones y ampliaciones, las cuales dieron como resultado la diferenciación clara entre dos partes fundamentales: la iglesia y el claustro.
Igualmente, el interior del templo se caracteriza por su sencillez, destacando sus tres naves que siguen el estilo románico. Además, la cabecera alberga una cripta, subdividida en tres espacios. Por otro lado, el claustro destaca por su buen estado de conservación y las inscripciones necrológicas presentes en varios de sus capiteles, como indica Turismo de Aragón. Todos estos atributos han conferido a la catedral el estatus de Monumento Nacional.
Enfrente de la catedral, se encuentra la Hospedería de Aragón, un establecimiento hotelero cuyo restaurante tiene lugar en lo que fue el refectorio de la catedral, área destinada antiguamente para los momentos de comida. Este conjunto de elementos culturales y arquitectónicos posiciona a Roda de Isábena no solo como un enclave histórico, sino también como un punto de interés turístico relevante.
Te puede interesar: El pueblo de Valencia con un castillo del siglo XII y una de las piscinas naturales más impresionantes de España
Un paseo por Roda de Isábena
Más allá de la catedral, la villa acoge un conjunto monumental que es digno de visitar. De este modo, el palacio del Prior se erige como un punto de interés ineludible para quienes visitan Roda de Isábena. Este notable edificio, situado tras el templo, ofrece una perspectiva única de la localidad. La razón de sus espectaculares vistas reside en su torre de tres niveles de planta rectangular. Fue construido en el siglo XVI, por mandato del prior Pedro Agustín, y hoy en día sigue cautivando a los visitantes con su impresionante arquitectura.
Asimismo, es imprescindible realizar un recorrido por las diversas ermitas que salpican el entorno: la del Pilar, San Salvador, San Mamés y San Martín del Bois, cada una con su propia historia y particularidades que las hacen dignas de visita. Asimismo, se destaca la importancia de explorar los puentes románicos de la localidad, entre los cuales se encuentran el Puente de Roda, el Puente de la Puebla y el Puente de Serraduy. Estas estructuras no solo son muestra de la rica herencia histórica de Roda de Isábena, sino también de la habilidad y el ingenio arquitectónico de épocas pasadas.
Cómo llegar
Desde Huesca el viaje es de alrededor de 1 hora y 25 minutos por la vía A-22. Por su parte, desde Lleida el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 20 minutos por la carretera N-230.