En el corazón de la Sierra de Francia, en la provincia de Salamanca, se alza un destino natural que cautiva a todo aquel que lo visita. Así, su carácter rural permite disfrutar de encantos únicos, de hecho su emplazamiento, en la falda meridional del cerro del Mariscal, le ha dado el sobrenombre de Mirador de la Sierra. Por ello, desde su más de 600 metros de altura, permite disfrutar de unas vistas maravillosas de los picos y valles que conforman este entorno.
Estamos hablando de Sequeros, una localidad llena de rincones mágicos que se ha convertido en una de las más especiales de la región. A esto hay que sumar un rico patrimonio, el cual se caracteriza por su bonita arquitectura tradicional bien conservada. Pero esto no es todo, pues la villa alberga una de las leyendas más singulares de nuestro país, pues en uno de sus santuarios, concretamente en el de Robledo, descansan los restos de Simón Roland y la Moza Santa.
La aparición de la Virgen
La protagonista de la historia es la Moza Santa, cuyo nombre real era Juana Hernández. Este personaje, en el año 1424, durante su propio funeral, se levantó para proclamar la aparición de una Virgen. Esta se refería a la Virgen de Nuestra Señora de la Peña de Francia, la cual fue encontrada 10 años después por el monje francés Simón Vela. Pero esto no es todo, pues Juana también anunció la fundación del convento de Gracia en el cercano pueblo de San martín del Castañar.
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De este modo, a día de hoy, la Virgen de la Peña de Francia es la patrona de la comarca. Leyendas aparte, el origen de Sequeros se remonta a la época de los vetones, pues se piensa que en el mismo lugar se estableció un asentamiento de esta comunidad. Sin embargo, apenas quedan restos de esta época. Ya en la época medieval, el pueblo ha presenciado el devenir histórico de la región, manteniendo su esencia a lo largo de los siglos.
La arquitectura del lugar es un claro reflejo de su larga historia, con edificaciones que conservan el estilo tradicional de la Sierra de Francia. Igualmente, en un paseo por sus calles se pueden apreciar pintorescas casas con trazados burgueses que evidencia la importancia que tuvo en la región. Tanto es así, que fue capital administrativa y judicial de la Sierra durante esa época.
Un paseo por Sequeros
Más allá de su carácter burgués, la villa también guarda la arquitectura típica de la sierra, donde se pueden apreciar sinuosas y empedradas calles que muestran casas balconadas y prolongados soportales. Un paseo por ellas es algo imprescindible para descubrir todos los secretos de la villa. Uno de ellos es la iglesia parroquial de San Sebastián, la cual fue construida en el siglo XVIII. Igualmente, el Teatro de Liceo, levantado en el siglo XIX, es uno de sus edificios más singulares, ya que muestra influencia burguesa que experimentó la localidad en esa época.
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A su vez, en la plaza de la iglesia se localiza la Torre del Concejo, y en la Plaza de Eloy Bullón, se enclava la Cruz con tallas, donde se sitúan los puestos ambulantes. En este espacio también se encuentra el pozo de la Plaza, que se sitúa junto a la fachada con arcos de medio punto. La Plaza Mayor, conocida también como la del Altozano, es otra de las paradas imprescindibles, pues atesora un conjunto arquitectónico maravilloso. En ella se pueden contemplar numerosos edificios de arquitectura burguesa que sorprenden al viajero.
Tampoco hay que olvidarse del santuario de Nuestra Señora del Robledo, donde descansan los restos de Simón Roland y la Moza Santa; la ermita del Humilladero, levantada en el siglo XVI; y el mirador de la Cruz de Cabezuela, el cual brinda unas magníficas vistas de toda la Sierra de Francia.
Cómo llegar
Desde Salamanca, el viaje es de alrededor de 1 hora por las vías CL-512 y SA-210. Por su parte, desde Ciudad Rodrigo el trayecto tiene una duración estimada de 45 minutos por la carretera SA-220.