Muy cerca del Parque Natural de Redes, al sureste de Asturias y lindando con León, se localiza el concejo de Ponga. Este enclave se caracteriza por su belleza natural y por sus pequeños pueblos, los cuales mantienen la tradición y las costumbres del pasado. Así, se pueden encontrar entre sus bosques y valles verdaderas joyas arquitectónicas, como es el caso de Valle Moru. Este pueblo se encuentra deshabitado, pero es el reflejo perfecto para descubrir la historia y la cultural asturiana.
Además, el entorno que le rodea es ideal para los amantes de la naturaleza y el senderismo, pues ofrece múltiples rutas a través de sus montañas. Una de las más especiales es la que conduce a esta aldea abandonada, pues transita a través de pistas ganaderas entre bosques y prados, dando lugar a una imagen única. No obstante, entraña cierta dificultad, pues cuenta con una longitud de alrededor de 20 kilómetros, en sentido ida y vuelta, y un desnivel positivo de unos mil metros. A su vez, el tiempo estimado en completar el sendero es de ocho horas.
Bonitas vistas y un pueblo abandonado
El punto de partida se encuentra en la localidad de Taranes, más concretamente en la iglesia del pueblo, donde se puede dejar el vehículo aparcado. Desde este punto, el viajero tiene que atravesar sus barrios y siguiendo las señales llega hasta la pista forestal que sale de la villa. La primera parada la encontramos en el collau (pequeña llanura en la cima de una montaña) Taranes, ubicado unos 200 metros más arriba que el pueblo homónimo y desde donde se pueden disfrutar de unas vistas impresionantes de los Picos de Europa.
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A continuación, y tras pasar los paredones de peña La Llambria y multitud de árboles, se llega hasta el collau Llués, desde donde poder observar a la perfección la mencionada peña y admirar así su majestuosidad. Pasado este punto y tras caminar un tiempo, el sendero ya muestra las primeras vistas de Valle Moru, el cual se encuentra cobijado por el entorno y la piedra de la montaña. Pero antes de llegar hasta él, hay que cruzar el puente sobre un río que lleva su nombre y subir una pequeña pendiente.
Tras esta cuesta, las casas desnudas y vacías de la aldea dan la bienvenida al viajero en mitad de un entorno de singular belleza. Estas construcciones muestran como era la vida de antaño en la región y a pesar de estar deshabitadas, todavía mantienen viva la esencia y la tradición asturiana.
En lo alto del pueblo se localiza El Collau, un punto que en el pasado era un lugar de tránsito para cruzar a la vecina Piloña y hoy ofrece una panorámica del pueblo y su entorno que quita el aliento. Desde este punto, ya solo queda emprender el camino de vuelta por el mismo sendero y disfrutar de los paisajes a la inversa.
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Cómo llegar
Desde Cangas de Onís, el viaje hasta Taranes es de alrededor de 35 minutos por las vías N-625 y AS-261. Por su parte, desde Oviedo el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 30 minutos por la carretera N-634.