Entre serpenteantes canales, edificios históricos y una belleza sin igual, emerge una de las localidades más singulares de Francia. A pesar de todos sus encantos, este pueblo es todavía un diamante por descubrir, pues no son muchos los viajeros que se acercan hasta él. A pesar de ello, cuenta con un casco antiguo que deja con la boca abierta a quien lo visita gracias a su rico patrimonio arquitectónico y cultural. Tanto es así, que todo este conjunto le ha valido para ser apodado como la ‘Venecia de los Alpes’.
Estamos hablando de Annecy, una joya oculta en los Alpes franceses que constituye uno de los rincones más mágicos de Europa. La ciudad se sitúa en la región de Auvernia-Ródano-Alpes, en el sureste de Francia y destaca por su amplio abanico cultural e histórico, así como por su belleza natural. El lago de Annecy, el lago más limpio de Europa gracias a los esfuerzos de conservación que datan de los años sesenta, es el corazón latente de la ciudad, un espejo azul que refleja las montañas y el cielo y atrae tanto a locales como a visitantes en busca de actividades al aire libre.
Los canales de Annecy
La historia de Annecy se remonta a la época romana, pero fue en la Edad Media cuando la ciudad comenzó a tomar forma e importancia, pues constituía la principal vía de comunicación entre la Francia septentrional e Italia. Así, a día de hoy, se puede apreciar esa gran importancia comercial y estratégica que adoptó la ciudad en su pintoresco casco histórico, el cual se asienta a orillas del río Thiou. En él se puede apreciar una arquitectura que alberga una gran influencia italiana en sus fachadas, lo que otorga a la ciudad una imagen de lo más particular.
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Así, el viajero, mientras pasea por sus tranquilas calles adoquinadas, puede contemplar como las casas se suspenden sobre la orilla del río o quedan sobre la ladera de la montaña. Sobre esta también se localiza uno de los principales monumentos de la ciudad: el castillo. La fortaleza de Annecy permite contemplar desde sus murallas una de las mejores vistas de la comarca.
Igualmente, en su interior, el museo L’Observatoire regional des lacs alpins descubre la riqueza natural del lago como la historia de sus habitantes. Todo ello por medio de impresionantes salones medievales, a lo que hay que sumar un bello museo de arte popular alpino que merece la pena visitar. Otros de los monumentos imprescindibles de la ciudad es Palais de l’Isle o Palacio de la Isla, una fortaleza del siglo XII enclavada en un pequeño islote en mitad del río. Este monumento narra la rica historia de la ciudad, desde sus raíces medievales hasta su papel en la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial.
Un lago rodeado de montañas
Junto a estas dos construcciones, el entramado de canales de Annecy invita al viajero a perderse por sus calles. Así, el puente Perrière y el puente Morens son dos espacios imprescindibles para disfrutar de las pintorescas vistas de la ‘Venecia de los Alpes’. Estas dos pasarelas ofrecen una panorámica increíble donde apreciar la arquitectura típica de la zona, la cual se refleja en la claridad del río Thiou. Pero esto no es todo, pues cuenta con un rico patrimonio monumental que se traduce en edificios tan singulares como el casino.
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Este destaca por su preciosa arquitectura al más puro estilo Belle Époque y por sus inmensos jardines. A su vez, edificios como la catedral de San Pedro, la basílica de la Visitación, la iglesia de Notre Dame de Liesse, la iglesia de San Francisco o la iglesia de San Mauricio, son otros de los edificios a destacar.
Por otro lado, el lago de Annecy constituye uno de los principales destinos naturales de la región. Este se encuentra cobijado bajo las altas cumbres de los macizos de Bornes y Bauges, los cuales superan los 2.000 metros de altitud. Así, su orilla permite disfrutar de una imagen única, a la vez que permite practicar deportes acuáticos como piragüismo o windsurf.