Sol, casas blancas, callejuelas estrechas y llenas de color, miradores al mar, una rica gastronomía y extensas y bellas playas son los atractivos que hacen de la Costa Blanca uno de los destinos más visitados durante el verano. Son muchos pueblos los que sorprenden al viajero en este bello litoral, pero es quizá Altea el que guarda toda la esencia mediterránea. Situada en la comarca de la Marina Baja, a 51 kilómetros de Alicante, ha enamorado a miles de turistas gracias a todos sus encantos.
De hecho, uno de sus visitantes más habituales era el actual presidente de Rusia, Vladímir Putin, el cual veraneaba en Altea cada verano, tal y como indica el medio local Levante-EMV. Y es que Putin podía rodearse por completo de sus paisanos, ya que en Altea hay alrededor de 700 residentes rusos empadronados.
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Una iglesia única en España
El complejo residencial Altea Hills ha sido elegido durante años como el lugar de residencia de Vladimir Putin y diversos oligarcas y multimillonarios, conformando un refugio de lujo y seguridad en la sierra de Bernia, ofertando impresionantes vistas al mar. Este exclusivo enclave, cuyas residencias alcanzan precios de hasta 3 millones de euros, alberga una joya cultural y religiosa sin precedentes en España: la primera iglesia ortodoxa del país, dedicada a San Miguel Arcángel, reflejo del profundo vínculo ruso con la zona.
Iniciada en 2002, la edificación de este templo se inspiró en la tradicional iglesia de madera situada en Arkhangelsk, en la región septentrional rusa. El proyecto contó con materiales importados directamente del país y el talento de artistas rusos que plasmaron su arte en las pinturas que adornan su interior. Tras cinco años de labor, en 2007 se culminó la construcción con la celebración de la Gran Consagración, evento que marcó el inicio de una rica actividad religiosa que ha incluido más de 2.000 bautizos y 300 enlaces matrimoniales hasta la fecha.
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Distinguida por su arquitectura de madera del siglo XVII, la iglesia se presenta con una planta en forma de cruz, rematada por cinco cúpulas y un campanario de forma octogonal. Internamente, destaca su impresionante decoración, centrada en una cúpula majestuosa y el iconosanto, mural que, repleto de imágenes sacras, se sitúa frente al altar, constituyendo un elemento de gran valor espiritual y artístico.
Playas y un bonito casco histórico
Más allá de haber sido residencia habitual del presidente ruso, Altea destaca por ser una villa marinera y su paisaje cautivador, situado entre el mar y la montaña en la Costa Blanca. Tanto es así, que todos sus encantos la han valido para adoptar el sobrenombre del ‘Santorini español’. La localidad se divide en una zona costera y un casco antiguo, donde se pueden apreciar estrechas y coloridas calles que exhiben la arquitectura típica de la región.
Uno de sus puntos más emblemáticos es la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, situada en la Plaza de la Iglesia. Este templo, de gran importancia para Altea, fue construido entre 1900 y 1910, presentando un estilo neobarroco. Su cúpula, adornada con tejas azules, es uno de los íconos de la localidad. Por si fuera poco, la localidad cuenta con un rico patrimonio natural, destacando especialmente sus playas a lo largo de más de seis kilómetros de costa.
Entre ellas se encuentran L’Olla, Solsida, Cap Negret, Albir, Cala del Mascarat y La Roda, conocidas por sus cantos rodados y algunas escondidas entre grandes acantilados. La sierra de Bèrnia, por otro lado, es hogar de restos de castillos y ofrece diversas rutas de senderismo, entre ellas la Ruta de los Arcos y la ruta del Forat de Bèrnia, convirtiendo a Altea en un destino de interés tanto cultural como natural.
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Cómo llegar
Desde Alicante, el viaje es de alrededor de 50 minutos por la carretera AP-7. Por su parte, desde Valencia el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 30 minutos por la misma vía.