La Semana Santa está a la vuelta de la esquina y esto solo puede significar una cosa: vacaciones. Aunque habrá quienes tengan que trabajar en esta fecha, son muchos los que aprovecharán para pasar unos días de desconexión y disfrute alejados de su rutina. Aquellos que vayan a viajar a algún lugar de España y se decanten por un plan de naturaleza, tienen varias opciones. Pero si hay una Comunidad Autónoma ideal para el turismo rural es Aragón y, en concreto, la provincia de Huesca. Es precisamente aquí donde se esconde un maravilloso pueblo que está rodeado por aguas cristalinas y es perfecto por sus bonitos entornos naturales.
La principal seña de identidad de Huesca son, sin duda, los Pirineos, uno de los paisajes más bonitos del país. Pero hay infinidad de puntos en la provincia que merece la pena descubrir, por su patrimonio arquitectónico y cultural. Uno de ellos es El Grado, un pequeño pueblo que no solo llama la atención por su encanto, sino por los tesoros que esconde. Todo esto hace que sea un paraíso para disfrutar de la tranquilidad.
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Se localiza en Somontano de Barbastro. En esta comarca se encuentran multitud de destinos atractivos y curiosos que son un auténtico viaje en el tiempo y que parecen sacados de un cuento. Estos son, además, una invitación a adentrarse en el ambiente de relajación que los rodea, algo que no es de extrañar si se tienen en cuenta su entorno natural.
El embalse de El Grado, seña de identidad y atractivo turístico
Ubicado en la provincia de Aragón, El Grado destaca por su famoso embalse, que se ha convertido en un punto de atracción tanto para locales como para visitantes. Con una población aproximada de 391 habitantes, este enclave se compone de cuatro núcleos distintos: Artasona, El Grado, Coscojuela de Fantova y Enate. El embalse del Cinca, situado en la localidad, no solo realza la belleza natural de la zona, sino que también ofrece una variedad de actividades acuáticas y es un sitio predilecto para la pesca de diversas especies.
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El desarrollo del embalse del Cinca en el siglo XX marcó un antes y un después en la configuración paisajística y en el curso de la vida cotidiana de El Grado y sus alrededores. Esta construcción hidrográfica permite hoy día la práctica de deportes acuáticos y posibilita que aficionados y profesionales de la pesca se den cita en sus aguas, ricas en truchas, barbos, carpas, black-bass y luciopercas. Además, el embalse brinda la oportunidad única de conocer de cerca el funcionamiento de una de las presas más importantes de la región.
A las actividades relacionadas con el agua, se suma la espectacular vista que ofrece el embalse, donde en días claros es posible admirar el reflejo de las cumbres del Pirineo. Esta combinación de belleza natural y oferta recreativa hacen de El Grado un destino atractivo tanto para los aficionados a la pesca como para aquellos interesados en disfrutar de la naturaleza y los deportes acuáticos.
Qué puedes ver en esta villa enclavada en la naturaleza
El encantador pueblo de El Grado se distingue no solo por las hermosas aguas que lo rodean, sino también por la rica historia y cultura que alberga su casco antiguo. Entre los lugares más emblemáticos que se deben visitar se encuentra la Iglesia Parroquial de San Salvador, una majestuosa construcción de los siglos XVI y XVII que representa el estilo gótico aragonés en su máxima expresión.
Además, la localidad ofrece puntos de interés como el Santuario de Torreciudad en Secastilla, reconocido por contener una valiosa imagen románica de la Virgen de Nuestra Señora de los Ángeles, un centro de peregrinación mariana. Asimismo, su importancia se extiende más allá de su valor religioso: diseñado por Heliodoro Dols, se ha consolidado como uno de los atractivos más peculiares de la región, atrayendo visitantes interesados en la espiritualidad y la arquitectura.
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El Grado también ofrece una forma única de explorar su pasado a través de las fortificaciones de la Guerra Civil, que forman parte de la Línea del Cinca, incluyendo trincheras y nidos de ametralladoras, accesibles mediante visitas guiadas que parten desde el antiguo molino harinero, hoy convertido en la oficina de turismo.
Esta iniciativa turística es una ventana a la historia bélica del país y destaca por mostrar a los visitantes la cultura y las tradiciones de El Grado, lo que facilita la puesta en marcha de exposiciones que narran la trayectoria de este pueblo. Y es que la combinación de bellezas naturales, patrimonio histórico y riqueza cultural hacen de este un destino imperdible para aquellos que buscan explorar las maravillas de Huesca y descubrir los tesoros ocultos de Aragón.
Cómo se llega a El Grado, en Huesca
Para quienes deseen visitar El Grado saliendo de Huesca, la Autovía A-22 es la mejor ruta: el viaje dura aproximadamente una hora en coche. Por su parte, quienes inicien su travesía en Zaragoza deberán optar por la A-23: el recorrido será de unas dos horas en coche.