El secreto del río Tormes reconocido por su papel en el descubrimiento de América

Es indispensable conocer los restos de su antigua muralla para introducirse por completo en su historia

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Entre la Sierra de Gredos y el Valle del Jerte se sitúa el Barco de Ávila, uno de los pueblos más importantes y distinguidos de la provincia. El símbolo que lo distingue es una barca de oro con una cruz dorada como mástil surcando un mar de azul y plata. A orillas del río Tormes y caracterizado por su enorme belleza arquitectónica y paisajística, esta villa castellana es la mejor alternativa para aquellos que quieran disfrutar de una escapada en la que la historia se combine con la cultura y la naturaleza.

En este sentido, un recorrido por este Conjunto Histórico ofrece la oportunidad de explorar sus pintorescas calles de inspiración medieval y disfrutar de su oferta gastronómica, que incluye especialidades locales como los renombrados judiones del Barco.

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Historia de El Barco de Ávila

La historia de la localidad se remonta a los tiempos de los vetones. Fueron ellos quienes comenzaron la construcción del Castro en la colina dominante, cerca del paso del río. Durante la época romana, se erigió un puente para conectar esta área con la calzada que venía del norte hacia Extremadura. Con el paso de los siglos, el Castro evolucionó hasta convertirse en el Castillo de Valdecorneja, una residencia del duque Fernando Álvarez de Toledo, alrededor del cual se desarrolló la población, que fue alimentada por varias culturas.

El pueblo también es conocido por su conexión con el Descubrimiento de América, ha sido testigo de importantes eventos históricos, como la estancia del emperador Carlos I de España y V de Alemania en 1556, durante su viaje al Monasterio de Yuste. Se dice que El Barco recibió un Fuero otorgado por el rey Alfonso VIII, un documento que establecía los derechos y deberes de las autoridades y los vecinos, aunque desafortunadamente, se perdió durante la retirada de las tropas de Napoleón.

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Qué ver en El Barco de Ávila

El Barco de Ávila es un viaje histórico. Por tanto, es indispensable conocer los restos de su antigua muralla, que fue testigo de la repoblación que siguió a la conquista de las tropas cristianas. La repoblación de esta área fue liderada por Ramón de Borgoña, quien también estuvo al frente de iniciativas similares en Segovia y Salamanca, impulsando la construcción de una muralla para proteger y definir el espacio urbano. A pesar del deterioro sufrido a lo largo de los siglos y las guerras, varios tramos de la muralla han sido restaurados en las últimas décadas.

Uno de los aspectos más destacados de estas murallas es la impresionante Puerta del Ahorcado o Puerta de Ávila, ubicada al sureste del pueblo. Su nombre se remonta a un incidente ocurrido a finales del siglo XVI, cuando los residentes del área presentaron una denuncia contra el alcaide del Castillo ante Fernando Álvarez de Toledo, Duque de Alba. Sin embargo, El Barco tiene mucho más que ofrecer. Estos son algunos de los puntos de visita obligada en la localidad:

  • El Castillo de Valdecorneja: Se trata de un imponente castillo gótico construido en el siglo XIV bajo el mecenazgo de los señores de Valdecorneja de la Casa del Alba. Este castillo ocupa un lugar privilegiado en la región, protegido por un foso perimetral y cuatro imponentes torres esquineras de planta circular, su interior había sufrido el deterioro del paso de los años hasta que en 1985 se llevó a cabo una extensa restauración.
  • El puente Romano: Fueron los romanos quienes se encargaron de su construcción.
  • La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción: Esta última destaca dentro del patrimonio eclesiástico. Es una joya gótica cuyo trazado recuerda a la catedral de Ávila.

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