10 pueblos de los Pirineos que tienes que visitar una vez en la vida: de la capital del Val d’Aran al balneario de Panticosa

Estas localidades son ideales para los amantes del senderismo y la naturaleza. Además, albergan un rico patrimonio que enamora a cualquier que las visite

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Pueblo de Alquézar en Huesca,
Pueblo de Alquézar en Huesca, España (Andrea Comi /Getty)

Gracias a sus imponentes montañas y extensos valles, los Pirineos son uno de los parajes naturales más impresionantes de España. En ellos se pueden encontrar rincones maravillosos que dejan con la boca abierta a cualquier viajero. Así, bonitas cascadas, frondosos bosques y largos ríos rodean preciosos pueblos que mantienen la tradición y la cultural desde tiempos inmemoriales. En este sentido, Civitatis se ha elaborado una selección de los 10 pueblos más bonitos de los Pirineos, tanto de la parte aragonesa como de la parte catalana.

Ansó, Huesca

Ansó, en Huesca (Shutterstock).
Ansó, en Huesca (Shutterstock).

Ansó, ubicado en el corazón del Pirineo aragonés, emerge como un espejo al pasado donde la naturaleza y la tradición se entrelazan de manera única. Este pintoresco pueblo, enmarcado dentro del Parque Natural de los Valles Occidentales y el paisaje protegido de las Foces de Fago y Biníes, se presenta como un destino imprescindible para los amantes de la naturaleza y la historia.

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Con su arquitectura tradicional bien conservada, las calles de Ansó son un viaje en el tiempo, donde cada rincón cuenta una historia de siglos. La localidad no solo es reconocida por su belleza paisajística, sino también por ser custodia de un valioso legado cultural y arquitectónico. Entre sus tesoros se destacan la iglesia parroquial de San Pedro, de estilo gótico, y varias casas señoriales que reflejan la importancia histórica de Ansó a lo largo de los años.

Panticosa, Huesca

Panticosa, en Huesca (Shutterstock).
Panticosa, en Huesca (Shutterstock).

Otro de los tesoros del Pirineo es Panticosa, una localidad que se alza como un destino de ensueño para los amantes de la montaña y los deportes de invierno. Situada a una altitud de casi 1.200 metros sobre el nivel del mar, esta localidad se distingue por sus impresionantes paisajes naturales y su rico patrimonio cultural.

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Así, de todos sus atractivos destaca el balneario de Panticosa, unos baños de aguas termales conocidos desde tiempos romanos. Este espacio ofrece una experiencia única de relajación y bienestar en medio del imponente escenario montañoso. A esto se le suma la estación de esquí de Panticosa, la cual forma parte del dominio esquiable de Aramón, brindando amplias pistas que seducen tanto a esquiadores principiantes como avanzados.

Pero esto no es todo, pues este pueblo es un punto de partida excepcional para rutas de senderismo y montañismo que permiten explorar los vastos parajes naturales de la zona, incluyendo el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Estas actividades al aire libre se convierten en la excusa perfecta para descubrir la fauna y flora endémicas, así como para admirar la belleza de lagos glaciales y picos que sobrepasan los 3.000 metros de altura.

Torla-Ordesa, Huesca

Torla, Huesca.
Torla, Huesca.

Torla se ubica en pleno Pirineo Aragonés y constituye una de las puertas principales al impresionante Parque Natural de Ordesa y Monte Perdido. Este espectacular entorno ofrece multitud de rutas de senderismo dentro de un patrimonio natural único en España, que en otoño se viste de gala.

Gracias a las diferentes tonalidades, cascadas, ibones, altos picos o hayedos se despliegan en recorridos de notable variedad, que van de dificultades bajas a muy altas, brindando panorámicas que quitan el aliento. A su vez, la localidad cuenta con una iglesia de estilo románico que en su día se utilizó como fortaleza.

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Aínsa, Huesca

Pueblo oscense de Aínsa (Restaurante
Pueblo oscense de Aínsa (Restaurante Callizo)

Esta localidad oscense destaca por su patrimonio histórico y belleza natural, atrayendo a visitantes de diversas partes del mundo. Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1965, es un testimonio vivo de la arquitectura medieval, con calles empedradas, casas antiguas y monumentos significativos que cuentan la historia de la región. El elemento central del pueblo es la Plaza Mayor, un espacio amplio flanqueado por edificaciones medievales y renacentistas que han sido cuidadosamente restauradas.

En este lugar, la vida cotidiana de los lugareños se entremezcla con la de los turistas, en un ambiente que recuerda épocas pasadas. La iglesia parroquial de Santa María, construida entre los siglos XI y XII, es otro de los puntos de interés, destacando por su impresionante torre campanario y una portada románica de gran valor artístico. Asimismo, el castillo situado en la parte más alta del pueblo, ofrece vistas panorámicas del Pirineo Aragonés y del entorno natural que rodea la localidad.

Aunque de él solo se conservan la torre del homenaje y parte de los muros, sigue siendo un lugar digno de visitar para comprender la importancia estratégica de Aínsa en la Edad Media. Además, la villa es un punto de partida ideal para los amantes del senderismo, el ciclismo de montaña y otras actividades al aire libre. Los paisajes que combinan montañas, valles y ríos de aguas cristalinas, contribuyen a la singular belleza de esta zona del Pirineo aragonés.

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Alquézar, Huesca

El pueblo de Alquézar (Huesca),
El pueblo de Alquézar (Huesca), España (Getty Images).

Enclavada en uno de los entornos naturales más hermosos de Huesca, la villa medieval de Alquézar transporta al viajero a la Edad Media. Un paseo por su casco histórico, permite conocer lugares como la espectacular colegiata de Santa María la Mayor. Se trata del monumento más representativo de la localidad y su origen se remonta al siglo IX. A esto se le suman lugares imprescindibles como la Plaza Mayor o el Museo Etnológico Casa Fabián, ubicado en una típica casa del Somontano del siglo XVII.

Igualmente, el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara brinda al pueblo unos alrededores privilegiados. Por ellos discurre una de las rutas más espectaculares de la provincia: la ruta de las pasarelas de Alquézar. Igualmente, es un enclave ideal para practicar deportes al aire libre como escalada.

Taül, Lleida

Taül, en Lleida (Shutterstock).
Taül, en Lleida (Shutterstock).

Taüll, situado en el vall de Boí, en la provincia de Lleida, destaca por ser un núcleo de gran valor histórico y cultural, dentro de un entorno natural de excepcional belleza. Este pequeño pueblo es reconocido, sobre todo, por albergar dos de las iglesias románicas más emblemáticas de la región: Sant Climent y Santa María de Taüll, inscritas en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco como parte del conjunto románico de la vall de Boí.

Sant Climent de Taüll, construida en el siglo XII, es famosa por su imponente campanario de seis pisos y por conservar en su interior réplicas de frescos románicos que originalmente adornaban sus paredes. Estas pinturas, trasladadas al Museo Nacional de Arte de Cataluña para su preservación, representan algunos de los ejemplos más significativos del arte románico en Europa. Por otro lado, la iglesia de Santa María de Taüll, ubicada a poca distancia de Sant Climent, destaca por su estructura arquitectónica y sus propias pinturas murales.

La iglesia era parte integral de la vida comunitaria en el medievo y sigue siendo centro de reunión para los residentes y visitantes. Más allá del arte románico, Taüll y sus alrededores ofrecen una amplia gama de actividades al aire libre, particularmente atractivas para los amantes de la naturaleza y el deporte. El Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio, cercano al pueblo, brinda oportunidades únicas para la práctica de senderismo, alpinismo y esquí, gracias a sus paisajes de alta montaña, lagos de origen glaciar y exuberante vegetación.

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Vielha, Lleida

Vielha, en Lleida (Shutterstock).
Vielha, en Lleida (Shutterstock).

La capital del Val d’Aran es un destino turístico que combina la riqueza cultural con un entorno natural impresionante. Ubicada en el corazón de los Pirineos, esta localidad se presenta como un punto de referencia para los amantes de la naturaleza, el deporte y la historia. Más allá de su atractivo natural, Vielha es también un lugar de gran interés histórico y cultural.

El casco antiguo de la ciudad, con sus calles estrechas y empedradas, conserva el encanto de la arquitectura aranesa, caracterizada por sus edificaciones de piedra, madera y pizarra. La iglesia de Sant Miquèu, con origen en el siglo XII y reconstruida en el siglo XVIII, destaca por su campanario octogonal y un interior que alberga un retablo mayor barroco de gran valor artístico.

Arties, Lleida

Arties, Lleida.
Arties, Lleida.

En pleno Vall d’Aran, el pueblo de Arties emerge como un rincón mágico en mitad de la montaña. Se incrusta a más de mil metros de altitud en la confluencia de los ríos Valarties y Garona. Su bello casco antiguo es una muestra perfecta la arquitectura típica de esta región y en él se pueden encontrar edificios como la iglesia de Santa María de Arties, una construcción románica del siglo XI.

Pero esto no acaba aquí, pues por si algo destaca esta villa es por el impresionante entorno que le rodea: el Pirineo catalán. Este brinda experiencias rurales increíbles gracias a la multitud de parajes impresionantes que alberga, los cuales se pueden disfrutar a través de los senderos que lo recorren.

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Bagergue, Lleida

Bagergue, Lleida (Shutterstock).
Bagergue, Lleida (Shutterstock).

Bagergue es uno de los pueblos más bonitos de España, de hecho, pertenece a la prestigiosa lista que otorga estas distinciones, lo que lo convierte en un destino ideal para una escapada. Ubicado a una altitud de casi 1.500 metros, la localidad es el núcleo habitado más elevado del valle del Alto Arán.

Conformando parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña, este pueblo se distingue por sus pequeñas casas de piedra caracterizadas por la tradicional arquitectura aranesa. Igualmente, se incrusta en plenos Pirineos, lo que hace que sus paisajes y vistas pintorescas sean un aliciente más para los visitantes que buscan una experiencia única durante sus vacaciones. La presencia de nieve añade un toque mágico a las ya de por sí montañas, creando un entorno que evoca cuentos y leyendas tradicionales de la cultura de los valles araneses.

Prulláns, Lleida

Por último, también en los Pirineos catalanes, Prulláns ofrece un bello paisaje enmarcado dentro de majestuosas montañas y profundos valles. Su situación geográfica lo convierte en un punto estratégico para explorar la belleza de los Pirineos. Situado a una altura que permite vistas panorámicas impresionantes, el pueblo es un punto de partida ideal para actividades al aire libre como el senderismo, el ciclismo de montaña y el esquí en invierno, aprovechando la cercanía de estaciones como La Molina y Masella.

El patrimonio cultural de Prulláns es otro de sus puntos fuertes. El pueblo conserva ejemplos de arquitectura tradicional pirenaica, con casas de piedra y tejados de pizarra que se integran armoniosamente en el paisaje. La iglesia parroquial, dedicada a San Esteban, es una muestra del legado histórico de la localidad, con elementos arquitectónicos de notable interés.

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