Playas idílicas, más de 7.000 islas y una temperatura media que oscila entre los 21ºC y los 32ºC durante todo el año. Esta es la carta de presentación de Filipinas y cualquiera que lea estos datos lo añadirá, probablemente, a la lista de países a los que viajar al menos una vez en la vida.
Se trata de un destino moda, pero que todavía está lejos de la masificación turística de otras naciones cercanas como Tailandia (28 millones de turistas extranjeros viajaron a este país en 2023, por los 5,45 de Filipinas, según los datos de Statista). Un enclave barato y seguro que cambió la vida de los dos protagonistas de este artículo: Claudia Rodríguez y Jairo Gausachs, una pareja de españoles que unieron sus caminos en Bohol (centro de Filipinas) y cambiaron por completo su carrera profesional para enfocarla a la divulgación sobre este país asiático.
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Un encuentro fortuito en Filipinas que cambió sus vidas
“Nuestra historia de amor con Filipinas comenzó en 2010 cuando Claudia se mudó a vivir un año a Manila para trabajar como becaria en la Oficina Comercial del ICEX. Empezó, durante los fines de semana y vacaciones, a descubrir y a enamorarse perdidamente del país. Cinco años más tarde, Jairo viajó allí, donde nos encontramos y desde entonces nos dedicamos a explorarlo para compartirlo con otros viajeros”, explican los dos españoles en declaraciones a Infobae España.
Hasta entonces, sus vidas profesionales discurrieron por variados caminos (derecho, administración de empresas, medicina ayurveda, yoga…), pero su encuentro en Asia propició un cambio de tercio a nivel laboral, creando la web Viajar por Filipinas (www.viajarporfilipinas.com), site de referencia a nivel turístico para quien planifique un viaje al 12º país más poblado del mundo.
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“Los años anteriores a la web los dedicamos principalmente a la creación de contenido de viajes para diferentes páginas del sector y al posicionamiento online. En la actualidad, compaginamos ese tipo de colaboraciones con nuestro site, que es lo que realmente amamos”, cuentan.
Ambos se han pasado “dando vueltas al mundo los últimos 10 años”, pero su residencia habitual la tienen en Canarias, desde donde escriben y editan sus guías de viajes online. Eso sí, no hay prácticamente un año en sus vidas en el que no visiten Filipinas: “Desde que empezamos a recorrer el país juntos hemos ido cada año varias veces, salvo en 2021. Es difícil poner una cifra al número de visitas, pero docenas de veces seguro y en algunas hemos permanecido allí entre seis meses y un año”.
Los paraísos de Filipinas recomendados por Claudia y Jairo
A la hora de planificar un viaje es común preguntar a personas que han acudido previamente al destino. En este sentido, Claudia y Jairo tienen mucho que aportar, y a pesar de la dificultad de decidirse por un lugar u otro, se mojan sobre los enclaves imperdibles.
“Si tuviéramos que nombrar un lugar al que volvemos una y otra vez seguramente sería Malapascua. Tenemos muchos amigos y bonitos recuerdos en esta pequeña isla. Además, su ambiente relajado y el espectacular buceo con el tiburón zorro nos causa adicción”, señalan.
Para quien no conozca demasiado sobre Malapascua, cabe señalar que es uno de los mejores lugares de Filipinas para bucear, además de contar con playas increíbles y un acceso asequible: un trayecto aproximado de 35 minutos en barco desde el norte de Cebú.
Destinos sin turismo de masas
El gran número de islas comprendido dentro de las fronteras filipinas es uno de los factores que permite que todavía haya muchos enclaves que escapen al turismo de masas. “Algunos de ellos son Balabac, Caramoan, Dinagat… Todos con island hoppings (recorridos en barco saltando de isla en isla) increíbles y con apenas visitantes internacionales. Si en un futuro empiezan a ser más conocidos, al contar el país con más de 7.000 islas, siempre habrá nuevos lugares que descubrir lejos de la masificación”, indican, antes de hacer hincapié en que esta es una de las virtudes de Filipinas: “Al costar más días llegar a algunos lugares, es más fácil tenerlos para ti solo”.
Naturaleza exclusiva: playas y cascadas espectaculares
Pese a que es “complicado hacer un ranking” porque a medida que pasa el tiempo descubren más playas increíbles, estas son las cinco que recomiendan sí o sí a los visitantes:
- Cresta de Gallo en Romblon: una pequeña isla remota donde casi todo el territorio es playa.
- Long Beach de San Vicente en Palawan: la playa de arena blanca más larga de Filipinas.
- Black Island en la zona de Busuanga/Coron: enorme playa de arena blanca rodeada de enormes paredes de roca negra.
- White Beach de Boracay (sobre todo a mediodía, cuando hay poca gente): arenal de gran longitud con aguas tranquilas ideal para hacer esnórquel.
- Playa de Onok Island en Balabac: un arenal espectacular al que se llega en alguno de los island hoppings de la zona de Balabac. En los alrededors de la playa es común ver tortugas y mantas mientras se hace esnórquel. Es, sin duda alguna, una de las áreas con menos turistas.
Por otro lado, las cascadas o elementos increíbles creados al 100% por la naturaleza como las famosas Colinas de Chocolate de Bohol (Chocolate Hills), se distribuyen a lo largo y ancho del país.
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Las cascadas que más impactaron a estos dos españoles fueron las Can-Umantad Falls, cerca de la zona de Anda (isla de Bohol). “Tienen una caída espectacular, son de fácil acceso y te puedes bañar en ellas cómodamente”, indican. Eso sí, puntualizan que también les robó el corazón la cascada de Tappiyah en Batad (isla de Luzón): “Caminar por arrozales de más de 2.000 años de historia para llegar hasta ellas fue algo especial”.
¿Qué isla visitar en Filipinas en función de tus gustos y del tipo de viaje?
Naturaleza, buceo, playas, tranquilidad, fiesta… Elegir el itinerario correcto para unos días concretos en Filipinas no es fácil. Estas son las respuestas de Claudia y Jairo para elegir islas en función del tipo de viaje que buscas:
- Siargao: para fiesta, cantidad y variedad de restaurantes y surf.
- Busuanga (Coron): para island hopping y buceo.
- Camiguín: para volcanes y cascadas y para quienes prefieran una isla con poco turismo y encanto local.
- Bohol: para planes casi sin límites (lo que también se traduce que es ideal para familias).
- Siquijor: para algo más místico, poco turismo y un “poquito de todo”.
- Malapascua: para un buceo memorable y ambiente relajado.
“Como muchos viajeros se decantan por viajar en los meses de nuestro verano (julio-septiembre), es bueno saber que en islas como Siargao y Camiguín reina la temporada seca en ese momento”, añaden.
Asimismo, sugieren hacer los “famosos” islands hopping y las expediciones entre islas. En los primeros, “te subes a una bangka (la embarcación tradicional filipina) y te llevan a islas/playas paradisíacas cercanas. Es una actividad que suele durar unas 8 horas y estás de vuelta en el puerto a media tarde. Los de El Nido, Coron, Balabac o Dinagat son los que creemos más impresionantes”.
Por su parte, sobre todo en la zona de El Nido y Palawan, existen las llamadas expediciones. “En lugar de volver a puerto el mismo, pasas 3 o 4 noches explorando zonas más remotas y duermes en diferentes islas o playas deshabitadas en cabañitas junto al mar. Esa es quizá nuestra favorita. Hemos hecho un par por la zona de Coron y El Nido y es de los recuerdos más bonitos que tenemos en el país. El tiempo va a otro ritmo y descubres sitios maravillosos, haces migas con la tripulación y otros viajeros, degustas comida tradicional y, en definitiva, vives una experiencia isleña que podríamos considerar más real”, afirman.
Otros datos interesantes de Filipinas
- La amabilidad de los habitantes: “La primera vez choca lo abiertos y familiares que son los filipinos en comparación con el resto de Asia. Les encanta compartir tiempo con los visitantes, la fiesta, la broma y son supercariñosos y serviciales”.
- La mejor época del año para viajar: “Meses como febrero y marzo son los que nosotros preferimos porque ofrecen una buena conjunción de clima más estable en general y precios más contenidos”.
- Cuántos días son recomendables: “Un viaje de dos semanas es el ideal mínimo y el que suelen hacer la mayoría de viajeros. Eso sí, la cifra redonda es la de los 20 días”.
- Mejor forma desplazarse por el país: “Ferris y barcos para conectar islas, tricycles (una especie de motocarro o sidecar), los habal-habal (motos con conductor) y los jeepneys. Estos últimos conforman un icono del país. Son unos antiguos 4x4 que dejó el ejercito estadounidense y que los filipinos han transformado en una especie de coloridos minibuses que llegan a todas partes. Para moverte por libre lo mejor es alquilar una moto”.
- Documentos obligatorios: “El pasaporte (que tenga siempre una validez mínima de 6 meses), un vuelo de salida (es obligatorio para entrar al país y debe tener fecha dentro de los 30 días posteriores a la llegada), la eTravel (un documento online que se completa en 5 minutos) y un buen seguro de viaje (a nosotros nos ahorrado miles de euros tras varios ingresos)”.
- Mejores zonas para esnórquel y buceo: “Para nosotros, el curso de buceo hay que hacerlo en Panglao o en Malapascua, Esnórquel alucinante en Filipinas tienes en infinidad de sitios. En Panglao y en Moalboal te esperan bancos de miles de sardinas, en Balicasag y Apo Island suele haber un montón de tortugas, en Siquijor y Coron un coral precioso y, por ejemplo, en Malapascua hasta pequeñas crías de tiburones a metros de la orilla”.
- Animales que se pueden ver en su hábitat: “Nuestros favoritos quizá sean el tiburón zorro y el tiburón ballena. Dos animales bellísimos y espectaculares que son relativamente fáciles de ver si se va al lugar concreto y, en caso del segundo, en temporada. Si nos ponemos ya en la superficie, el más curioso es el tarsero. Un primate diminuto, del tamaño de un puño, que pasa la mayor parte del día durmiendo y que tiene los ojos más grandes que el cerebro. Se encuentran con facilidad en la isla de Bohol, donde hay un centro de conservación”.
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El pasado español de Filipinas y sus vestigios
En 1521, la expedición de Fernando de Magallanes, culminada por Juan Sebastián Elcano, marcó el inicio de la presencia española en Filipinas, con la toma de posesión del archipiélago en nombre del rey Carlos I. La llegada de los españoles fue motivada por la búsqueda de una ruta alternativa hacia las islas de las especias y Asia, evitando el dominio portugués establecido por el Tratado de Tordesillas. En ese contexto, Miguel López de Legazpi formalizó el asentamiento español en 1565, y Andrés de Urdaneta descubrió la ruta transpacífica de regreso a América. Este período inicial sienta las bases para un proceso colonizador que se extendería durante 333 años, finalizando en 1898 cuando España pierde Filipinas en favor de Estados Unidos tras una guerra.
Durante el periodo colonial, la administración española implementó una política de respeto hacia las lenguas autóctonas filipinas, con el objetivo de facilitar la evangelización y evitar el rechazo de la población. Esta decisión permitió la preservación de las lenguas indígenas, aunque limitó la difusión del español entre la población general más allá de Manila y algunas ciudades principales. Sin embargo, la situación cambió con la llegada de la dinastía borbónica y sus reformas ilustradas, que impulsaron la enseñanza obligatoria del español y su uso en la administración pública, buscando una mayor hispanización de las islas y un control directo del poder colonial.
A pesar de los esfuerzos por extender el uso del español, este nunca se generalizó completamente en el archipiélago. La intervención estadounidense en 1898 y la subsiguiente administración colonial norteamericana privilegiaron el inglés, relegando el español a una posición marginal. Aunque en 1898 se vislumbraba la posibilidad de que el español desempeñara un papel clave en la nación filipina independiente, la realidad política y lingüística cambió drásticamente tras la colonización estadounidense, marcando el inicio de la dominancia del inglés. Finalmente, en 1946, Filipinas se independizó.
En la actualidad, quedan vestigios del pasasado español, tanto a nivel arquitectónico como cultural y gastronómico. “Arquitectónicamente hay lugares superinteresantes que visitar como la zona de Intramuros en Manila o las casas coloniales de Vigan. La gastronomía también es muy parecida. Muchos viajeros llegan al país pensando que encontrarán platos exóticos como el clásico pad thai tailandés y aquí hay adobo, caldereta… En general, se pueden encontrar muchísimos guisos con raíces claramente españolas”, señalan.
Asimismo, “hay cientos de palabras iguales o parecidas y esto siempre es una forma de entablar una divertida conversación con ellos”. Algunos de estos vocablos son “lamesa, tinidor, kutsara, fiesta, uno, dos, tres, cuatro…”.
Los lugares que no debes visitar en Filipinas, según el Gobierno de España
En general, el viaje por Filipinas es seguro, pero hay zonas consideradas de alto riesgo, tal y como señala el Ministerio de Asuntos de Exteriores de España. Se desaconseja el viaje a ellas “bajo cualquier circunstancia” por riesgo de atentado terrorista.
Hay actividad significativa de grupos extremistas, tanto comunistas como islamistas, especialmente concentrada en la región de Mindanao. Estos grupos no discriminan en sus ataques, poniendo en riesgo tanto a ciudadanos locales como a extranjeros. Entre las áreas más afectadas se encuentran el Centro y Suroeste de Mindanao, incluyendo Maguindanao, Lanao del Sur, así como las islas de Basilan, Sulu, y Tawi-Tawi, junto a Cotabato City y otras provincias cercanas debido a los elevados índices de violencia y secuestros. Además, se han registrado enfrentamientos frecuentes entre las Fuerzas Armadas de Filipinas y grupos armados como Abu Sayyaf, en el archipiélago de Sulu.
Fuera de las zonas de alto riesgo, el país presenta áreas de riesgo medio donde también se recomienda viajar con precaución. Estas incluyen partes de la isla de Mindanao, zonas montañosas de la isla de Luzón, así como las regiones interiores de Negros, Mindoro, Leyte, Masbate y Samar. En estas áreas, predomina la actividad del Nuevo Ejército del Pueblo (NPA), brazo armado del partido comunista filipino. Se aconseja a los viajeros mantenerse alejados de eventos masivos y ejercer precaución en lugares públicos concurridos como centros comerciales y religiosos, así como utilizar medios de transporte seguros e informarse debidamente antes de desplazarse.