En la frontera de España y Francia, los Pirineos emergen como uno de los paisajes más impresionantes de Europa. Gracias a sus imponentes montañas y extensos valles se ha convertido en uno de los mejores destinos para los amantes de la naturaleza. Así, se pueden descubrir de muchas maneras, pero ninguna es comparable a recorrerlos a bordo del Tren Amarillo.
Este viaje es sin duda una de las actividades más impresionantes que se pueden hacer en este enclave. Se trata de una línea de ferrocarril histórica que atraviesa los Pirineos Orientales, en Francia, ofreciendo una bonita travesía a través de uno de los paisajes más impresionantes del país. Este tren no solo es un medio de transporte, sino también una atracción turística que captura la esencia de la región con su rica historia, cultura y patrimonio natural.
Te puede interesar: El pueblo conocido como la ‘villa de las tres mentiras’ que tiene dos Paradores: es uno de los más bonitos de España
Un tren con más de 100 años
Bajo el nombre de ‘el canario’ por su característico color, el tren fue inaugurado en 1910 y diseñado originalmente para facilitar el acceso a las altas montañas de los Pirineos y promover el desarrollo económico y turístico de la región. Es operado por la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF, por sus siglas en francés) y además, posee características únicas, como la alimentación eléctrica mediante una tercera barra electrificada, una innovación técnica para su época.
Así, a día de hoy se extiende por aproximadamente 63 kilómetros, conectando Villefranche-de-Conflent, un pueblo fortificado que data del siglo XI y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, con Latour-de-Carol, un pequeño municipio conocido por su estación internacional de tren. A lo largo de su recorrido, el tren asciende hasta alcanzar los 1.592 metros sobre el nivel del mar en la estación de Bolquère, que es la más alta de Francia.
Te puede interesar: Uno de los castillos habitados más antiguo y grande del mundo: tiene mil años y ha acogido hasta 40 reyes
Por otro lado, esta línea de ferrocarril no solo es un testimonio vivo de la ingeniería y la historia ferroviaria, sino que también juega un papel crucial en la vida de las comunidades locales. Sirve como un enlace vital para los residentes de las pequeñas aldeas de montaña, proporcionando acceso a servicios y mercados más amplios. Además, impulsa el turismo local, atrayendo a visitantes de todo el mundo interesados en la belleza natural de los Pirineos y la cultura única de Cataluña.
Unas vistas impresionantes
El recorrido ofrece vistas espectaculares, incluyendo montañas escarpadas, valles profundos, bosques densos y ríos cristalinos. Los pasajeros pueden admirar estas panorámicas desde los vagones abiertos durante los meses más cálidos, lo que proporciona una experiencia inmersiva en la naturaleza. A lo largo del viaje, el tren cruza numerosos monumentos de ingeniería, como puentes y túneles.
En total, se cruzan 19 túneles y dos viaductos que son considerados monumentos históricos y donde destacan el de Séjourné y Gisclard. Este último es un puente colgante ferroviario que es monumento histórico de Francia y uno de los mayores atractivos de este viaje. Todo ello se puede disfrutar en cada una de las 14 paradas que conforman la travesía o desde los propios vagones. Para obtener las entradas tan solo hay que acercarse a alguna de las estaciones y comprar el billete. También se pueden adquirir de manera online a través de su página web.