El Real Madrid vuelve a visitar Vallecas. Los blancos han conseguido registrar dos victorias consecutivas, de esas que suben la moral y la autoestima en una temporada gris, donde las cosas no están saliendo como se esperaban y poco se asemeja al curso pasado. Los cambios han puesto el equipo patas arriba y de momento son incapaces de encauzarlo. Este sábado se enfrentan a un club ante el que hace nueve años protagonizaron una remontada histórica, a pesar de que los blancos vivían una situación similar a la actual. El Real Madrid comenzó perdiendo el duelo por 1-2, pero gracias a la expulsión de dos jugadores del Rayo fue capaz de dar la vuelta al encuentro y cerrarlo con un 10-2, tras una atronadora pitada de la grada madridista.
Corría la temporada 2015-16, el Real Madrid, entonces liderado por Rafa Benítez, no atravesaba su mejor momento, que ya comenzó a torcerse desde la pretemporada cuando Iker Casillas confirmó su fichaje por el Oporto. La temporada comenzó a andar mientras en el equipo comenzaba a instaurarse un estilo de juego diferente (más defensivo) y con el que, a pesar de conseguir los tres puntos en los partidos, irritaba a la afición. El punto y aparte llegó entre noviembre y diciembre, tras la derrota ante el Sevilla, aunque la caída a los infiernos de Benítez y de todo el equipo fue ante el eterno rival. El Real Madrid perdió en el Santiago Bernabéu ante el Barcelona por 0-4. Con el técnico español pendiendo de un hilo y sin saber si llegaría al año siguiente, el Real Madrid encaraba los últimos partidos del año.
Durante la jornada 16, el 20 de diciembre, los blancos recibían al Rayo Vallecano en casa. Necesitaban los tres puntos, necesitaban una gran victoria. En el minuto 3, los de Rafa Benítez habían conseguido adelantarse en el marcador gracias a un gol del lateral brasileño Danilo, pero los vallecanos no tardaron en dar la vuelta al resultado. En minuto 9 de partido, Amaya hizo el tanto del empate y tan solo dos minutos más tarde aparecía Jozabed para adelantar a los suyos y desatar la locura en el templo blanco. En tan solo 11 minutos, el Real Madrid ya había encajado dos goles y se encontraba por debajo en el marcador.
La grada madridista, que llevaba toda la temporada soportando a un equipo que no era capaz de mostrar un gran juego sobre el verde, dijo basta. Una atronadora pitada retumbó por los cuatro costados del Santiago Bernabéu. Fue entonces cuando Cristiano recriminó a la grada por la pitada y se dirigió hacia ellos haciendo un gesto con el dedo a modo reproche por la bronca que estaba recibiendo el equipo por parte de su afición. Lejos de calmar el ambiente, los silbidos se redoblaron. La tensión se redujo tras la expulsión de Tito en el minuto 14, debido a una dura entrada contra Toni Kroos.
La remontada del Real Madrid
A partir de ese momento, el Real Madrid comenzó a dominar el encuentro y el tanto del empate no tardó en llegar. Fue de las botas de Gareth Bale en el minuto 25. Un gol y una expulsión que daban alas a los blancos para remontar el partido y conseguir los tres puntos. La expulsión de Baena por doble amarilla en el minuto 28 terminó por facilitar el camino para los blancos, quienes se adelantaron tan solo un minuto más tarde gracias a un tanto de Cristiano Ronaldo. Tras este, registraron muchos más, hasta sumar diez. Bale se echó el equipo a la espalda para convertirse en el gran protagonista de la velada junto a Karim Benzema. El galés vio portería en cuatro ocasiones y el francés en tres.
Fue todo un festín que no celebraron ni los jugadores ni la afición. Las cosas no estaban funcionando en el Real Madrid y todos lo sabían. Fue como un espejismo en medio del desierto. Una victoria que intentaba hacer olvidar lo que había sido el resto de la temporada. Los blancos no gustaban, no enamoraban a los madridistas, ni siquiera con los diez goles.
Ahora, la situación de los de Carlo Ancelotti no es tan límite como la que vivieron hace nueve años, pero no es buena. Desde que comenzó la temporada, han registrado una actuación gris tirando a negro en muchas ocasiones. La salida de Toni Kroos y Nacho de la plantilla, sumada a las lesiones que han inundado la enfermería del Real Madrid, han propiciado que el equipo vaya a remolque toda la temporada.
Ahora se miden al Rayo, ese mismo club que les permitió escribir su nombre en los libros de historia del fútbol español. Esta vez será en Vallecas, donde el Real Madrid busca su empujón, ese que les permita levantar la temporada durante la segunda vuelta, pintar de blanco su paso por la competición doméstica y la Champions y mantenerse en la puja por los títulos.