El fútbol es capaz de emocionar, de desesperar e incluso de enamorar, pero también puedo provocar dolor, tristeza y preocupación. El pasado 1 de diciembre el mundo se paralizó al ver caer desplomado a Edoardo Bove sobre el campo, de la misma forma que ocurrió cuando Christian Eriksen perdió la conciencia durante la Eurocopa 2020.
Tras el incidente, los servicios médicos tuvieron que trasladarlo de urgencia al Hospital Universitario Careggi. Allí tuvieron que sedarlo a la espera de los resultados. No obstante, su club confirmó el lunes 2 de diciembre que el jugador había recuperado el conocimiento. “La Fiorentina anuncia que Edoardo Bove, después de una noche tranquila, está despierto pero agotado. Actualmente, está consciente, alerta y orientado”, publicaron en las redes sociales del equipo de la Serie A.
Pese a la gravedad de la situación, Danilo Cataldi, uno de sus compañeros, actuó con rapidez y le desbloqueó las vías respiratorias al mover la lengua de Bove. Sin embargo, un experto aseguró, posteriormente, que esa maniobra no solo es inútil, sino que también podría haber sido peligrosa.
Oriano Mecarelli, presidente de la Fundación Lie (Liga Italiana Contra la Epilepsia) emitió una nota oficial para explicar cuáles son las maniobras adecuadas en este tipo de episodios. Además, aprovechó para desmentir los métodos que se utilizan en estos casos.
Por qué no se debe mover la lengua
Durante muchos años se expandió la idea de que, cuando alguien se caía desplomado, lo primero que se debía hacer es apartar la lengua e, incluso, sujetarla. Se creía que en estos casos, especialmente durante una crisis de epilepsia, la persona podía atragantarse con su propia lengua y morir por asfixia. No obstante, con el paso del tiempo se demostró que esta técnica no era necesaria.
En realidad, la lengua es un músculo y no puede caer hacia atrás, pero puede moverse hacia un lado, y en este caso el riesgo es que la persona pueda lesionarse si la lengua acaba entre los dientes, pero no que se asfixie. Mientras que el afectado no corre riesgos, la persona que interviene sí podría verse afectada. Al introducir la mano en la boca de la persona, pueden producirse heridas con los dientes, especialmente “en el caso de un ataque epiléptico con rigidez y shock clínico intenso, es importante no intentar abrir con fuerza la boca de la persona afectada por el ataque”, explicó Macarelli.
“Cuando, debido a problemas cardíacos (paro del ritmo, fibrilación ventricular), la sangre ya no llega al cerebro, se pierde conocimiento y también pueden tener pequeños shocks clónicos en los miembros, como los que se dan en las crisis epilépticas”, apuntó.
Qué se debe hacer
En estos casos la mejor opción es dejar actuar a los servicios de emergencia. No obstante, mientras que los profesionales acuden, se pueden realizar ciertas maniobras para evitar que la situación empeore. Desde el SAMU recogen algunos pasos que se pueden aplicar:
- Observación: en caso de que un jugador haya sufrido un golpe, lo recomendado es no mover al afectado para no producirle daños cervicales. En caso de desvanecimiento, lo mejor es colocar a la persona en posición lateral de seguridad.
- Comprobar la respiración: una vez en la posición correcta y, tras comprobar que no corre peligro en el lugar en el que se encuentra, se debe inspeccionar si respira.
- Levantar el montón: con las manos, pero sin introducirlas en la boca, se puede levantar el mentón de la víctima realizando lo que se denomina tracción mandibular, esto permitirá abrir la vía por la que el aire entre en su cuerpo.