Hace unos años, el motociclismo español elevado a tres grandes pilotos, esos que prometían hacerse los reyes de la competición. Uno de ellos fue Héctor Barberá, considerado durante sus primeros años de carrera en el motociclismo como uno de los grandes talentos de su generación. Sin embargo, los líos extradeportivos, la polémica y los escándalos hundieron las esperanzas de Barberá y su sueño de convertirse en un gran piloto se fue desvaneciendo.
En los 2000, Barberá se situaba al mismo nivel que Dani Pedrosa y Jorge Lorenzo, dos gigantes del motociclismo que hicieron historia en el deporte. Sin embargo, mientras que Pedrosa y Lorenzo lograron concretar su potencial con títulos y múltiples victorias, Barberá nunca consiguió cristalizar sus aspiraciones debido, en gran medida, a numerosos problemas personales que lo alejaron de su foco: las carreras. Héctor Barberá, nacido en Valencia, se destacó desde joven en las categorías de 125 cc y 250 cc. En 2004, finalizó tercero en el campeonato de 125 cc, muy cerca de obtener el subcampeonato, y dejando atrás a grandes talentos como Jorge Lorenzo y Andrea Dovizioso. Al año siguiente, Barberá quedó el subcampeón en 250 cc, consolidando su posición como una promesa del motociclismo español.
Estos logros le permitieron dar el gran salto a la categoría reina: MotoGP, en 2010. Ingresó al circuito de MotoGP con Ducati, un hito que, para muchos, marcaba el inicio de una prometedora carrera. Sin embargo, ese futuro brillante se fue oscureciendo por incidentes fuera de la pista. En 2012, Barberá enfrentó una fuerte sanción tras ser sorprendido conduciendo en estado de ebriedad, lo que supuso la pérdida de su licencia por más de dos años y una condena de cárcel. Al año siguiente, la situación empeoró cuando tanto él como su entonces pareja fueron condenados por un altercado en la Feria del Caballo de Jerez, después de que un hospital le denunciara por malos tratos a su pareja. Unos meses más tarde, la Guardia Civil le pilló conduciendo sin carnet.
En lo deportivo, Héctor Barberá nunca logró brillar en la misma medida que sus contemporáneos en MotoGP. Años de transición entre varios equipos satélites de Ducati, como Aspar y Pramac, llenaron sus temporadas sin éxitos destacados. En 2016, tuvo la oportunidad de reemplazar al lesionado Andrea Iannone en el equipo oficial de Ducati, pero no pudo sacar provecho de esta oportunidad, y las expectativas se transformaron en decepciones. Al finalizar su etapa de ocho años en MotoGP sin un solo podio, Barberá regresó a Moto2 con el equipo de Sito Pons en 2018. Sin embargo, su regreso duró poco. Una nueva infracción de conducción en estado de ebriedad le costó el contrato y marcó el fin de su presencia en el campeonato mundial de motociclismo.
Acusado de robar su propia moto
Después de MotoGP, Barberá incursionó en el campeonato de Supersport en 2019, donde enfrentó otra tormenta mediática tras ser acusado de robar su propia motocicleta en Motorland. Este peculiar incidente no tuvo un desenlace claro, pero reforzó su imagen de piloto conflictivo. La travesía de Barberá continuó en competiciones como el campeonato británico de Superbike (BSB) y el MotoAmerica en Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de sus intentos por destacarse en nuevos escenarios, las complicaciones personales parecían seguirle. En 2023, las autoridades de Andorra emitieron una orden de búsqueda por presunta estafa y falsificación documental, marcando así un desafortunado final para quien fuera una promesa del motociclismo
A pesar de los momentos prometedores en sus inicios, la carrera de Barberá se define más por sus episodios extradeportivos que por logros en la pista. Su historia es un recordatorio de cómo las decisiones personales pueden impactar en carreras deportivas prometedoras, y de cómo un talento notable puede perderse en medio de la controversia.