El derbi catalán disputado entre el Girona y el Espanyol este fin de semana en el estadio Montilivi quedará en la memoria no solo por el contundente 4-1 a favor del equipo local, sino también por una polémica que involucra a un niño de cinco años. Durante este partido crucial, con relevantes implicaciones en la tabla, un incidente fuera del ámbito deportivo agitó las redes sociales y generó un amplio debate sobre la intolerancia en el fútbol.
El contexto del encuentro era tenso; el Espanyol, en una posición delicada, buscaba salir de la zona de descenso, mientras que el Girona, que había tenido un inicio complicado en LaLiga, aspiraba a acercarse a los puestos europeos. Sin embargo, un hecho inesperado desvió la atención futbolista: un niño, hincha del Espanyol, fue obligado a quitarse su camiseta antes de entrar al estadio por no encontrarse en la grada visitante.
La situación, que fue documentada en video por el padre del menor, se hizo viral rápidamente en la plataforma X, desencadenando una ola de críticas. En el video se escucha al padre, claramente molesto, narrar la escena: “El bebé se ha tenido que quitar la camiseta del Espanyol porque dicen que con ella no puede entrar. Un niño de cinco años”. Con un evidente tono sarcástico, añadió: “Terriblemente peligroso, pueden morir todos porque el bebé lleva la camiseta del Espanyol”.
La justificación del Girona FC
El Girona justificó estas acciones aludiendo a que el partido había sido catalogado como de alto riesgo por la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte. Las medidas, según el club, eran parte de las normativas de seguridad implementadas por la policía para este tipo de eventos deportivos. Sin embargo, las imágenes y los testimonios propiciaron un aluvión de reacciones en las redes sociales, donde muchos usuarios criticaron lo que perciben como una aplicación excesiva de las normas de seguridad. Comentarios como “esto es lo que se fomenta desde la mejor liga del mundo” o “qué asco de fútbol” reflejan la indignación y el descontento general ante un incidente que pone en entredicho el ambiente acogedor que debería caracterizar al deporte.
Este incidente no solo genera dudas sobre cómo se gestionan las políticas de seguridad en los eventos deportivos, sino que también plantea una reflexión más amplia sobre la relación entre seguridad, diversidad y tolerancia en el mundo del fútbol. En un contexto donde el fútbol se promociona como un espacio de inclusión y unidad, las acciones como las vividas en Montilivi llevan a repensar las medidas y criterios aplicados en los estadios para garantizar la seguridad sin comprometer la experiencia de los aficionados. Lo que está claro es que el protocolo activado para el partido no ha sido bien recibido por parte de los aficionados de los partidos que iban a disputar el encuentro, así como por ninguno en general. Un hecho que enturbió el duelo y, en especial, la victoria del Girona, que era quien jugaba de local.