Carlitos no falla. Después de que Rafa Nadal perdiera el primer duelo de la competición ante Van de Zandschulp por 0-2, Alcaraz estaba obligado a llevarse la victoria para dar paso al último cruce, los dobles, en el que se decidiría el pase a la siguiente ronda. Enfrente, Tallon Griekspoor, quien buscaba cerrar la fase para Países Bajos con una segunda victoria en individuales, pero el de Murcia tenía mucho que decir y poco a poco fue creciéndose en la pista, aunque necesitó el tie break para llevarse el primer asalto. Ya en el segundo no dio pie a la réplica. Un apoteósico Carlitos se hizo el dueño y señor de la pista de Málaga y acabó aplastando a su oponente con un sólido 3-6.
Con las emociones a flor de piel, las mismas con las que saltó a la pista de Shanghái para enfrentarse a Tomáš Macháč horas después de conocer la noticia de que Rafa se retiraba. La información, que acaparó toda la atención de España y del mundo entero, caía como un jarro de agua fría sobre Alcaraz a pesar de estar en China. El rey de la tierra batida, el héroe sin capa del tenis español. Ese que fue capaz de acabar con la hegemonía de Federer, para ponerse al nivel del que hasta en ese momento había sido el rey en solitario, y con quien fue capaz de superar la rivalidad para abrir paso a una gran amistad. El campeón de 22 ‘grandes’ tras 23 años de puro tenis, ponía fin a su carrera. Este martes esos sentimientos y esas emociones han vuelto a aparecer al ver cómo el mallorquín perdía su primer partido y cómo se incrementaban las posibilidades de que el punto y final a una carrera de 22 años llegara antes de lo previsto.
Era Alcaraz quien tenía en su mano, en su raqueta, la posibilidad de mantener vivo al conjunto español y atrasar, aunque solo fuera unos días, el momento del adiós. El primer paso estaba en el individual, debía superar a Tallon Griekspoor para dar paso a los dobles y que el pase a la siguiente ronda se decidiera allí. Toda la presión estaba en Carlitos, todos confiaban en él para dar esa primera victoria a los españoles, para darles alas y esperanzas. Querían seguir avanzando en el torneo, por Rafa y por todo lo que el de Manacor ha dado al tenis español. Se merecía una despedida por todo lo alto y el equipo español y, en especial, Carlitos querían dársela.
El de Murcia comenzó el duelo a trompicones, desconectado del duelo, reponiendo de la derrota de su ídolo. Todos esos sentimientos se esfumaron cuando, Rafa, tras pasar por rueda de prensa, volvió a entrar en la pista para disfrutar del partido de su compañero. A partir de ese momento, el tenis de Alcaraz dio un giro de 180 grados. Tenía en su banquillo a un espectador de categoría y no podía fallar. Y no lo hizo. Punto a punto, el murciano fue sintiéndose cada vez más cómodo, hasta convertirse en el dueño y señor de la pista, que certificó en el tie break con el que se llevó el primer set. El primer asalto estaba ganado, ya solo faltaba uno.
Un apoteósico Alcaraz se crece en la pista
Si en el primer set Carlitos estaba dejando muestras y detalles de su espectacular tenis, un juego que hacía tiempo que no mostraba, lo del segundo set fue de otro planeta. Las derechas salían, las subidas a la red eran impecables, pero que hubo un golpe desestabilizador, fueron las dejadas a la red. En esas Alcaraz no falló y el neerlandés desesperaba al ver cómo su oponente no le daba tregua en un solo punto. Rápidamente, la balanza del set comenzó a decantarse para el lado del español. Con 2-5 en el marcador, todo parecía indicar que Carlitos había cumplido, había sido capaz de rescatar a España y permitirle jugar un duelo más en el que intentar conseguir su billete a la semifinal.
El neerlandés le hiciera su servicio en blanco, Carlitos servía para intentar llevar el partido. Y ya ahí no falló, le devolvió el juego a cero para llevarse el duelo. Punto, set y partido para España, que iguala el marcador y deberá decidir su pase a la semifinal en los dobles. El grito de “Vamos” de Alcaraz y el puño al cielo renovaron las esperanzas de los españoles, que respiraban aliviados al ver que su murciano les daba alas.