Corría el año 1989, el 28 de enero, y el Real Madrid viajó a Pamplona para enfrentarse al Osasuna en El Sadar. Un partido en el que la tensión y la polémica estaban aseguradas antes incluso de que el árbitro señalara el inicio del encuentro y el balón comenzara a rodar sobre el césped. La Quinta del Buitre visitaba Navarra con el objetivo de sacar los tres puntos y consolidar el liderato de la Liga. Como locales, un Osasuna que disfrutaba de un momento dulce. Y como escenario, El Sadar, todo un hervidero que fue subiendo la temperatura a medida que avanzaron los minutos en el marcador y que se convirtió en misión imposible para todos los visitantes hasta ese momento. Tan solo Barcelona, Elche y Sporting consiguieron sumar con un empate.
Desde antes de que comenzara a rodar el balón, el ambiente ya se respiraba tenso, con la peña ultra Indar Gorri elevando la temperatura en el fondo sur. El resto del estadio y lo que se estaba viviendo sobre el césped era completamente diferente. La grada animaba, pero sin sobrepasarse. En el campo, dos equipos batiéndose en un noble duelo. Sin embargo, la calma acabó pronto. A los dos minutos, el ambiente de El Sadar comenzó a crisparse. El portero blanco, Paco Buyo, se dirigió al fondo sur para coger un balón y sacar de portería, cuando una lluvia de objetos comenzó a caer desde las gradas. Ni la malla que separaba el terreno de juego de los espectadores impidió que los objetos llegaran al césped.
El partido siguió desarrollándose con dominio del Real Madrid frente a un Osasuna férreo atrás. En el minuto 26, Martín González disparó con la portería blanca, pero acabó saliendo de fondo. Buyo fue a recoger el balón para volver a ponerlo en juego cuando una naranja y un objeto cilíndrico de hierro le dieron en la cabeza y en el hombro. La locura se desató y los ultras de Indar Gorri comenzaron a atacar al guardameta del Real Madrid. “Buyo al paredón” fueron los gritos que el fondo sur de los rojillos lanzaron con el jugador blanco, caldeando todavía más el ambiente y dejando El Sadar a punto de ebullición.
A pesar de que el portero le entregó los objetos al colegiado, el encuentro siguió su curso. En el 33 de partido, una impecable jugada de Míchel y Butragueño acabó dando en el larguero y saliendo fuera después de que el guardameta del Osasuna la rozara. Esa fue la mejor ocasión de todo el partido, un hecho que provocó que los ultras rojillos se ensañaran todavía más contra Buyo, convirtiendo su pequeña parcela de campo en un infierno con el lanzamiento de petardos y todo tipo de objetos.
Tan solo faltaban diez minutos para que terminara la primera mitad. Y ahí, justo en los minutos que duelen y desmoralizan, Pizo Gómez mandó el balón al fondo de la red para adelantar a los locales. El Sadar terminó por estallar. Una espesa nube blanca de humo inundó todo el estadio. Los ultras redoblaron el lanzamiento de petardos y cohetes que hacían retumbar todo el campo. Uno de los petardos explotó justo en la pierna de Buyo. Esa fue la gota que colmó el vaso. El delegado de campo de Osasuna, Daniel Zariquiegui, fue hablar con el colegiado Socorro González, mientras los aficionados continuaron elevando la voz con gritos de “así, así, así gana el Madrid”.
En el 46 de partido, el duelo volvió a reanudarse, pero las cámaras de televisión captaron cómo el fondo sur volvía a lanzar objetos contra el portero blanco y uno de ellos pasaba rozando la cabeza de este. Fue un nuevo petardo contra la pierna de Buyo lo que obligó al árbitro a decir basta y poner fin a esa batalla campal en la que los ultras Indar Gorri habían convertido El Sadar.
El Real Madrid reclama la victoria y el Comité emite su fallo
La polémica estaba servida y los medios estuvieron una semana haciéndose eco de ella, mientras ambos conjuntos esperaban el fallo del Comité de Competición. Los rojillos aseguraron entonces que los incidentes habrían acabado nada más terminar la primera mitad, con Buyo cambiando de portería, mientras los blancos se negaban a volver al Sadar, a la par que reclamaban la victoria. Tal fue la situación que el capitán del Osasuna llegó a acusar a Buyo de saltar al campo con la bola de hierro. El entrenador del Real Madrid de entonces, Leo Beenhakker, no daba crédito a lo ocurrido: “Es intolerable. No sé a dónde vamos a llegar. Lo normal sería que a Osasuna se le diese el partido por perdido, es lo normal en otros países”.
Y entonces llegó el fallo del Comité de Competición el día 1 de febrero: El Sadar sería clausurado durante tres partidos y el encuentro se reanudaría en La Romareda (Zaragoza), desde el minuto 43 de la primera parte. No solo eso, sino que Osasuna debía pagar una multa de 200.000 pesetas. El miércoles 3 de mayo, a las 19:15 horas, se llevaría a cabo el encuentro. Exactamente 96 días más tarde.
El gol fantasma de Hugo Sánchez
Con 1-0 en el marcador para Osasuna, el Real Madrid tenía que salir a darlo todo. Todavía restaban 45 minutos para darle la vuelta al encuentro. El problema fue que los blancos llegaron al encuentro con la moral por los suelos tras caer en Champions (antes Copa de Europa) ante el Milán y perder en Liga ante el Celta. Tras reanudarse el encuentro, la polémica volvió a protagonizar el encuentro, con un penalti no pitado de Buyo a Bustingorri.
Fue en el minuto 86 cuando todo cambió. Pepín hizo una falta al borde del área a Butragueño. Hugo Sánchez fue directo a por el balón, quería ser él quien intentara batir al portero. Y lo hizo. La pelota dio al larguero y rebotó dentro de la portería, para después salir fuera. El colegiado dio por bueno el gol a pesar de las quejas de los rojillos y el duelo concluyó en tablas. A falta de ocho jornadas para concluir la liga, el Real Madrid sumaba otro punto que le acercaba aún más al título. Fue durante la jornada 36, tras ganar al Espanyol por 3-0 en el Bernabéu, cuando certificó la victoria liguera.
Este sábado, el Osasuna vuelve a recibir al Real Madrid. El Sadar volverá a acoger a los blancos y probablemente volverá a convertirse en un hervidero con las gradas animando a los rojillos. Esta vez la situación se torna diferente a la de hace 35 años. Los blancos no atraviesan su mejor momento, tras una temporada gris y a remolque y con las derrotas ante el FC Barcelona y el AC Milan todavía supurando; mientras el Osasuna atraviesa un momento dulce, es quinto en la competición doméstica y ha cosechado tres recientes victorias.