La historia vuelve a repetirse. Todos los clubes pasan por baches y esta vez le ha tocado al Real Madrid. Tras varias temporadas brillando como el que más en todas las competiciones, tanto nacionales como internacionales, el barco comienza a hundirse. La salida de jugadores como Toni Kroos o Nacho Fernández y la falta de sustitutos para ambos puestos están lastrando la campaña de los blancos, a pesar de que destellos de grandeza, como el partido ante el Borussia Dortmund, puedan maquillar la situación. El culmen fue el partido del AC Milan. Ese fue el punto de inflexión. Ya no se podía seguir ocultando lo evidente: el Real Madrid no pasa por su mejor momento. Una postura que no es ajena para los blancos, ya que vivieron una situación similar hace no tanto tiempo.
Desde que comenzara la temporada, el equipo liderado por Carlo Ancelotti no ha sido capaz de entonarse en ningún partido. A remolque y con una actuación gris tirado a negro fueron superando todos los retos ligueros, sacando los tres puntos en prácticamente todos ellos (a veces, o la mayoría, sin saber muy bien cómo). El Real Madrid siempre cae de pie, o eso al menos es lo que pensaban muchos, después de ver cómo los blancos se levantaban en plazas peores y situaciones difíciles. Pero, partido a partido, el equipo no mejora, Mbappé no acaba de coger ritmo, Vinicius está en otros derroteros, en el centro del campo no hay nadie al volante y la defensa presenta agujeros por donde se mire.
Echando la vista atrás, pero no mucho, algunos se acordarán de que esta situación no es ajena para el club liderado por Florentino Pérez, aunque cueste pensar en un Real Madrid más desestructurado que el actual. Fue durante la temporada 2018/19. El técnico francés, Zinedine Zidane, había anunciado ese verano que dejaba el club. “El equipo necesita un cambio para seguir ganando”, afirmó entonces. A su salida se sumó la de la estrella blanca. Cristiano Ronaldo, la pieza más importante del equipo, decía adiós al club blanco para poner rumbo a Italia y vestir la camiseta de la Juventus. La temporada echó a andar con Julen Lopetegui al frente del vestuario, que dejó in extremis la selección española para sumarse al club blanco; y con el club, desde la directiva al banquillo, totalmente desestructurado.
El Real Madrid comenzó a caer en un pozo de derrotas, con partidos grises tirando a negros y un juego que distaba mucho del que había evidenciado años atrás. El barco se estaba hundiendo y era necesario tomar medidas. La primera tan solo tardó dos meses en llegar. El primer señalado, como suele ser habitual, fue el entrenador. Perder ante el eterno rival (el FC Barcelona) por 5-1, fue la gota que colmó el vaso. Julen abandonó el banquillo blanco el 29 de octubre de 2018, tan solo 139 días después de su llegada. Solari fue el elegido para ocupar el puesto de forma provisional.
Para el partido siguiente viajaron a Melilla “a jugar con dos cojones” y eso hicieron. Los blancos se alzaron con la victoria por 0-4. Parecía que las cosas empezaban a cambiar. El entrenador argentino había logrado cuatro victorias seguidas y el Real Madrid empezaba a respirar. Si la situación mejoró en lo deportivo, no lo hizo en el vestuario. Sergio Ramos se convirtió en la diana de las críticas por propinarle un codazo a Milan Havel que le provocó una fractura de tabique. Tras ello, el de Camas volvió semanas más tarde a la polémica por un supuesto positivo en la final de la Champions de 2017 ante la Juventus y por haber violado presuntamente el protocolo antidopaje tras un duelo ante el Málaga. Isco se sumó a la polémica tras ser desterrado por Solari y posteriormente encararse a la grada madridista.
El hundimiento blanco
Si pensaban que los problemas futbolísticos habían sido solucionados, solo fue un espejismo. En diciembre de ese año, el Real Madrid protagonizó una aplastante derrota ante el CSKA Moscú por 0-3 en el Santiago Bernabéu. Ante el Rayo consiguieron salvar los trastos por 1-0, pero acabaron pidiendo la hora y con Courtois evitando el empate hasta el minuto 91. Tal fue la situación que los blancos llegaron a cosechar hasta 10 tropiezos en casa en todas las competiciones, convirtiendo el templo blanco en una suerte para los visitantes.
A pesar de todo, Solari conquistó el Mundial de Clubes. Sin embargo, una vez más, la situación se estaba tornando en insoportable después de caer eliminados de la Copa, la Champions y quedarse casi sin opciones de ganar LaLiga. Al igual que el vasco, el argentino tan solo duró en el cargo 133 días. En situaciones desesperadas, se necesitan medidas desesperadas, eso es lo que suele decirse y lo que debió pensar Florentino Pérez, que no dudó en llamar a Zidane para que volviera a ponerse al frente del banquillo blanco. 284 días después de anunciar su marcha, el francés regresaba al club blanco. Con pocos meses para que la temporada pusiera punto y final y con el equipo eliminado de todas las competiciones, solo quedaba tratar de remontar todo lo posible en la competición doméstica. Finalmente, tuvieron que conformarse con un tercer puesto, por detrás del FC Barcelona y el Atlético de Madrid.
Ahora la situación recuerda en gran medida a la de entonces. El equipo no es capaz de encontrar la sintonía, su ritmo, su estilo. La salida de Kroos ha dejado un hueco que nadie ha sido capaz de llenar. Mbappé está lejos de estar a su mejor nivel y la defensa, a cuadros, es un colador y el mejor escenario para los rivales. Las bajas no han hecho más que empeorar la situación mientras, la directiva blanca se niega a fichar, al menos, hasta que llegue el mercado de invierno. Entretanto, el equipo sigue hundiéndose sin que nadie haga nada.