El ajedrez es un deporte que se asocia con la inteligencia, el respeto, el honor. Sin embargo, la realidad es muy diferente: las trampas son constantes en una competición en la que cualquier ordenador o cualquier teléfono móvil puede ganarle al número uno del mundo, una ‘ayuda’ que en los últimos tiempos se ha descubierto cada vez con mayor eficacia. El último escándalo se produjo hace unas semanas en el Campeonato de España, cuando Kirill Shevchenko, un jugador ucraniano de 22 años, fue descalificado del torneo. La organización detectó que hacía varias ‘visitas’ al baño, en las que consultaba en el móvil su próximo movimiento.
Fruto de ese aumento en los casos que se han detectado, Infobae España ha hablado con Yuri Garrett, presidente de la Comisión de Fair Play de la Federación Internacional del Ajedrez (FIDE), para saber más sobre las trampas y la forma que en la que se afrontan en el máximo organismo competente del ajedrez.
En relación con el reciente caso de España, el directivo no puede dar detalles de qué sucederá, pero sí anticipa que la investigación dará conclusiones interesantes para ellos. Además, también deja ver por qué pudo ocurrir la situación: “En España no había prevención contra las trampas”, explica. “Y el jugador creía que podía hacerlo sin ser detectado”, añade.
Más allá del hecho en sí de hacer trampas, otro elemento importante, según el directivo, es analizar cuáles fueron las motivaciones del tramposo. En un torneo de gran relevancia mundial, se entiende fácilmente. Sin embargo, en este caso en España es un tanto extraño: “Aquí no había un gran premio, ni prestigio, pero es un top player”, destaca Garrett.
La Federación Internacional del Ajedrez es el máximo organismo encargado de la regulación de este deporte de tablero y de las competiciones internacionales. Constituida como una organización no gubernamental, pasó a ser reconocida por el Comité Olímpico Internacional como una Organización Deportiva Global en el año 1999. Su sede está Suiza.
Dentro de la misma federación se pueden encontrar varios departamentos, en el que destaca el de Fair Play, es decir, el de juego limpio. Este comité es fundamental para garantizar el correcto desarrollo del deporte y evitar que se lleve a cabo un juego sucio, manchado por artimañas para sacar ventaja de forma ilegal. Su grupo de expertos hace que los jugadores vean condicionadas a casi cero sus opciones de intentar sus tretas.
Sin embargo, este comité no es el encargado de tomar la decisión sobre una posible sanción. “El juez es la Comisión de Ética”, explica el dirigente. Así, la función que tiene la Comisión de Fair Play es la de ser el hostigador de aquellos que buscan engañar a los demás. “El órgano de disciplina es el perseguidor”, explica Garrett.
La tecnología lo ha cambiado todo, para bien y para mal
Para una mayor eficacia de la detección de las trampas en el deporte del ajedrez, es importante hacer mención del uso de la tecnología. Aunque, eso sí, cabe resaltar que estos avances son mutuos: sirven a perseguidores y perseguidos. En la antigüedad, las trampas se podían hacer con varios métodos rudimentarios. Uno de ellos pasaba por la palabra, es decir, la comunicación verbal entre maestros.
Sin embargo, con la aparición de una inteligencia artificial que no tiene error posible al tener en su memoria todos los posibles movimientos, ese factor desaparece. El uso de teléfonos u ordenadores hace que ahora la trampa sea efectiva en un 100%, y eso es lo preocupante. El debate de hombre vs. máquina en el ajedrez está superado: siempre gana la segunda, por lo que es tentador recurrir a ella durante una partida.
El sistema de detección
El sistema de detección de tretas ha ido en crecimiento desde hace años. Todo comenzó como en los aeropuertos: con el registro físico de los jugadores. Al hilo de ello, el ajedrez registra una anécdota muy curiosa: la de Borislav Ivanov. El jugador Búlgaro fue obligado a desprenderse de varias prendas de ropa en Navalmoral de la Mata tras las sospechas de que estaba haciendo trampas. Durante ese torneo, se pudo ver al jugador huir de la organización hasta que “se le descubrió una cinta transparente que le rodeaba el pecho de lado a lado”, según comentaron los organizadores en el diario ABC.
Ahora el sistema es más sofisticado, con más herramientas y una precisión milimétrica. Según Yuri Garrett, su equipo y él son capaces de detectar y crear un patrón de detección. “Pueden hacer trampas una o dos veces, pero no tres”, afirma. “A la tercera ya tendremos un sistema que nos permite cazar estas prácticas”, añade.
Además, “no necesitan probar más allá de la duda (norma penal) sino una satisfacción confortable (norma deportiva)”. Aunque, eso sí, se abrirá una investigación en la que participan “los mejores en el trabajo de análisis de estas situaciones”, explica el experto.
Las sanciones y el proceso de vuelta
En el ámbito del ajedrez, existe una serie de regulaciones en las que se establecen las sanciones a tomar según cada hecho acontecido. Otro elemento relevante es el estatus de cada jugador. Según estas variables, la penalización puede ir de los 2 a los 6 años de incapacidad para volver a participar en un torneo oficial.
En el caso de Shevchenko la sanción aún se desconoce, pero lo que sí se tiene claro es que casi seguramente perderá su título de Gran Maestro de este deporte. Las normas de la FIDE lo prevén, ya que un jugador de este ejerce “como embajador del ajedrez en todo el mundo”.
Tras perder el título de Gran maestro, se deberá empezar de cero y volver buscar de nuevo ese título una vez se acabe el periodo de sanción establecido, aunque este proceso no será fácil. Acorde a la FIDE, el número total de Grandes Maestros desde 1951 no llega a los 2.100 jugadores.
Y está la vergüenza de que te hayan ‘pillado’. “Al principio la sociedad no te aceptará”, asegura el miembro del comité de Fair Play. En un primer momento, la gente te tachará por el hecho de trampear, como en todos los deportes. Sin embargo, el italiano cree que con una actitud de humildad puede ser posible volver a estar “reinstaurado” en la comunidad del ajedrez.