Las lecciones de vida de deportistas con cáncer terminal: “Quizá el cáncer me matará, lo que no va a hacer es matarme todos los días”

Pese a llevar una vida saludable, nadie se libra del cáncer, ni siquiera los deportistas como es el caso de Michael Robinson, Chris Hoy o Severiano Ballesteros

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Chris Hoy en los World
Chris Hoy en los World Sports Awards. (Johanna Geron/REUTERS)

El cáncer es una enfermedad que no entiende de clases sociales ni de profesiones. Nadie está exento de sufrirlo, pese al nivel de vida o la actividad física que se realice y los deportistas de élite no son ninguna excepción. En algunos casos, como en el de Virginia Tordesillas, la historia tuvo un final feliz. Sin embargo, casos como el de Michael Robinson o Severiano Ballesteros, pudo más el cáncer.

No obstante, durante su diagnóstico compartieron no solo su experiencia, sino también el proceso de aprendizaje y aceptación que llevaron a cabo. Chris Hoy, Loida Zabala o Sven-Göran Erikssonson solo otros ejemplos de las numerosas historias que se ha llevado el cáncer.

Uno de los últimos en tener que hacer frente a un destino inminente es el exciclista británico Chris Hoy. El seis veces campeón olímpico y once veces campeón mundial anunció el martes 22 de octubre que el cáncer que le habían diagnosticado en 2023 ha pasado a ser terminal: “Me quedan entre dos y cuatro años de vida”.

“Por muy antinatural que parezca, así es la naturaleza. Todos nacemos y morimos, y esto es solo parte del proceso. Te recuerdas a ti mismo, ‘¿no tengo suerte de que haya medicinas que pueda tomar para evitar esto el mayor tiempo posible?’”, compartió con el medio The Sunday Times.

A sus 48 años, se le detectó un tumor en el hombro y, en un segundo escáner, se le detectó un cáncer primario en la próstata, que ha hecho metástasis en los huesos. También le han detectado más tumores en el hombro, la pelvis, la cadera, la columna vertebral y una costilla.

Una historia de superación

En agosto, la historia de Loida Zabala llegó al corazón de muchos. La joven atleta de Halterofilia afrontó los que sabía que iban a ser sus últimos Juegos Paralímpicos, no por falta de ganas, sino por su situación de salud. En diciembre, anunció a través de sus redes sociales: “Tengo cáncer de pulmón, es una neoplasia maligna que se ha diseminado al hígado, riñón y cerebro”.

Loida Zabala en los Juegos
Loida Zabala en los Juegos Olímpicos de París 2024. (Rula Rouhana/REUTERS)

Sin embargo, eso no la paró para volver a cumplir con la cita paralímpica. “El cáncer era mi motivación, porque tenía que sobrevivir hasta París”, afirmó Zabala. “He hecho tres válidos que no había hecho nunca en ninguna competición internacional”, declaró orgullosa.

“Los sueños siguen y hay que agarrarse. Cuando hay una noticia tan difícil de sobrellevar físicamente, hay que agarrarse a ello. A veces sonrío y ni siquiera sé por qué, porque soy feliz”, comentó en Radioestadio. “Me gustaría sobrevivir hasta Los Ángeles. Estadísticamente, por mi cáncer de pulmón con metástasis, es difícil, pero me gustaría sobrevivir y llegar a lo que serían mis sextos Juegos Paralímpicos”, sentenció.

La voz de todos

Michael Robinson, exfutbolista y narrador deportivo, también tuvo que hacer frente a comunicar que padecía un cáncer incurable. “Ha sido un año lleno de emociones, más positivas que negativas. En mis años anteriores, cuando tuve una entrañable amistad con Severiano Ballesteros, que murió de un cáncer, lo viví muy de cerca. A veces, cuando me puse en su piel (la de ‘Seve’) seguramente me pego un tiro. O me acuerdo los diez días esperando para el resultado de mi biopsia... Estaba en estado de pánico”, explicó Robinson a Antena 3.

“En un principio estás en shock, nos sabes cómo reaccionar. Luego tuve un alarde de filosofía con dos o tres cervezas y me dije ‘quizá el cáncer más tarde o más temprano me matará, pero lo que no va a hacer es matarme todos los días’. Supongo que es muy fácil decirlo y otra cosa es hacerlo. En el 99% de los casos es así. Es muy difícil evitar que en un momento dado a lo largo del año no visitar un rincón muy oscuro, pero luego te sacudes y sigues adelante”, confesó.

Michael Robinson en La SER.
Michael Robinson en La SER. (@michaelrobinson/X)

“Sigo haciendo una vida normal, hablando mal castellano, disfrutando del fútbol, haciendo mis programas y sí, estoy muy bien”, bromeó. “Yo lo he vivido. La gente está hablando y cuando llega el tema se frenan en mitad de la frase. Algo que está tan presente en nuestras vidas, me sorprende que se hable tan poco. Supongo que es porque está asociado con la muerte. Pero hoy día hay más casos de supervivencia de cáncer que nunca”, reflexionó.

El Nadal de los ochenta

Como mencionaba Michael, Severiano Ballesteros también tuvo que enfrentarse al cáncer. El exgolfista comentó a Marca que ese era “el golpe más importante” de su vida. “Estoy luchando para poder ganar mi sexto grande. La vida me ha dado una segunda oportunidad”, indicó. Pese a la gravedad de su enfermedad, se permitió bromear: “Ya no me llamo Seve Ballesteros, me llamo Seve Mulligan, porque he tenido la suerte de tener un Mulligan, que en golf es una segunda oportunidad. Yo he tenido un Mulligan en la vida”.

Severiano Ballesteros junto a Maurice
Severiano Ballesteros junto a Maurice Flitcroft

“Fueron claros conmigo, me dijeron: ´Es un tumor, la suerte es que está en el lado derecho, haremos una biopsia para ver qué es. En ese momento tuve un shock. Estás bien y de repente te dicen esto, ¿te lo puedes imaginar? Es tremendo, yo iba a comer con mi hijo”, explicó.

“Durante toda mi carrera he sido uno de los mejores salvando obstáculos en los campos de golf. Y ahora quiero ser el mejor, afrontando el partido más difícil de mi vida, con todas mis fuerzas, contando además con quienes me estáis haciendo llegar mensajes de aliento”, sentenció.

Un adiós anunciado

Homenaje a Sven-Göran Eriksson. (Fredrik
Homenaje a Sven-Göran Eriksson. (Fredrik Sandberg/REUTERS)

El 11 de enero de 2024, el mundo del fútbol quedó conmovido por la confesión de Sven-Göran Eriksson, entrenador con pasado en las selecciones de Inglaterra y México, sumado a un tránsito por el Manchester City, entre otros trabajos a lo largo de su extensa trayectoria en el banquillo. El sueco, de 76 años, reveló que padecía un cáncer terminal en medio de una entrevista con Radio de Suecia y admitió que solo le quedaba un año de vida como máximo.

“Tuve una buena vida. Creo que todos tenemos miedo del día en que muramos, pero la vida también se trata de la muerte. Tienes que aprender a aceptarla como es. Con suerte, al final la gente dirá: ‘sí, era un buen hombre’. Pero no todo el mundo dirá eso”, confesó en su documental. “Espero que me recuerden como una persona positiva que intentaba hacer todo lo que podía. No se arrepientan, sonrían. Gracias por todo, entrenadores, jugadores, público, ha sido fantástico. Cuídense y cuiden su vida. Y vívanla. Adiós”, añadió.

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