Tras los hechos ocurridos durante el derbi madrileño, donde los ultras del Frente Atlético lanzaron mecheros y botellas contra la portería del guardameta blanco y el árbitro decidió detener el encuentro durante 15 minutos, Antiviolencia se puso seria con el club rojiblanco. La idea, no solo de cerrar el estadio de forma parcial, sino por completo, empezó a ganar fuerza. Finalmente, fue el propio Atlético de Madrid quien aseguró que no vendería entradas a esa parte del estadio durante cinco partidos, aunque quedó en uno solo. Tras la ausencia del Frente en el partido del Leganés, el Frente ha vuelto al campo en el partido ante el Lille, pero con condiciones.
Después de que se quedaran un partido fuera del estadio, los ultras del Frente Atlético han emitido un comunicado. “Con motivo del partido que se disputa esta noche en el Metropolitano, y en vista de los constantes ataques sufridos desde todo el Nacionalmadridismo (...) pero sobre todo solidarizándonos con esos atléticos que sin ser ultras, comparten y entienden esta forma de vida igual que nosotros, y que han sido perjudicados sin motivo. Informamos que para poder reflexionar detenidamente, y tener tiempo para pulsar a esas peñas, colectivos y aficionados que buscan como nosotros una unión inquebrantable, esta noche NO ANIMAREMOS”.
Un hecho sin precedentes, dado que los ultras rojiblancos son los encargados de animar sin descanso a su equipo en todos y cada uno de los partidos que disputa el Atlético de Madrid. Su presencia en el campo juega un papel fundamental y más aún en el Metropolitano, donde la presión que ejercen desde las gradas convierten el estadio en todo un hervidero y la peor pesadilla para los rivales. Son ellos los que están ahí cuando su equipo les necesita, cuando Simeone levanta los brazos mirándoles para que los cánticos no cesen.
Y cumplieron su promesa
Lo cierto es que, a pesar de que muchos eran los que tenían recelos sobre si finalmente cumplirían la promesa que habían hecho de no animar, finalmente lo cumplieron. Ni saltos, ni cánticos, ni nada más allá de unos aplausos y unos botes cuando la grada acusaba: “Madridista, el que no bote”. Solo en esas ocasiones de fuerza mayor se vio algún tipo de intento de unirse al resto del estadio cuando animaban a su equipo. Probablemente, les hayan echado de menos, pero lo cierto es que se ha encargado el resto de los aficionados presentes en el estadio de dejarse la voz para que los jugadores fueran conscientes de que ahí estaba la grada colchonera.
Un partido de Champions es lo que tiene y jugar en casa todavía más. Es la afición lo que hace que jugar como locales se un plus al duelo, es la grada la que pone esa presión en los rivales para desmoralizarles. Son ellos los que tiran del equipo en las ocasiones más complicadas. Pero durante el partido ante el Lille ha sido el resto del estadio quien se ha encargado de apoyar al Atlético de Madrid.